En busca de respuestas
Sólo uno sabe, desde su interior, que es
lo más gratificante. Las palabras moralistas de nuestros parientes y amigos
pueden no ser tenidas en cuenta, pero si lo deben ser aquellas que nos hablan de
nuestra salud emocional.
En primer lugar, se debe saber que, quizás,
estas mismas necesidades provocadas por el enojo deberían ser reconocidas, para
tener una mejor visión de la realidad y poder así determinar, más sabiamente,
cómo debería ser manejado todo esto.
De hecho, tal vez, no se estén
manteniendo las relaciones por un placer propio, sino para mantener a la otra
persona atada e incapaz de independizarse. O bien, es el o la ex quienes pueden
estar haciendo esto, con el objetivo de mantener un control sobre la vida suya.
Si el divorcio o separación experimentada
no ha sido dramática, sino, por el contrario, en buenos términos y amistoso,
este sería un punto a considerar en el análisis global. Sin embargo, en el
caso específico del divorcio, es decir cuando dos personas mantienen una
disputa legal, el hecho de seguir manteniendo sexo parece difícil de entender.
Situaciones comunes
Claro que existen patrones típicos que
explican estas causas. En muchas oportunidades, la relación mantenida durante
el casamiento, se deteriora por varias razones, y el sexo que se mantiene allí
llega a ser un barómetro de la misma relación, pues se vuelve malo o
inexistente.
Por lo tanto, no es extraño que en estos
casos, en donde el hecho de vivir juntos provocaba irritaciones y forcejeos, una
vez acontecido el divorcio y la separación comiencen a desaparecer estas
disputas, y si se prueba juntarse para tener sexo nuevamente, es posible que el
mismo sea mucho mejor o por lo menos “buenos” otra vez.
Para ese punto, es posible que se comience
a pensar que la separación pudo sido un error. Pero si vuelven a estar juntos
nuevamente, las condiciones podrían repetirse, y el sexo nuevamente empeorará,
pues, en efecto, todas las otras razones que gestaron la separación original
llegarán a ser aparentes otra vez.
A veces, el miembro de la pareja que no
quiso el divorcio, esperará que el sexo sea el lazo que los vuelva a unir para
lograr que, de algún modo, vuelvan a estar juntos y en pareja nuevamente.
Otros, que siguen manteniendo un gran cariño
y efecto hacia la persona con la que tal vez compartieron toda una vida, y que
también separaron sin un trámite dramático, es decir en buenos términos, es
posible que no sepan cómo expresar esos sentimientos a menos que sea mediante
el sexo.
También están quienes siguen pensando
que la vieja magia se reavivará. De hecho, a veces esta magia es mejor incluso
que mientras estaban casados, y se experimentaban resentimientos, competencias,
injusticias, o compromisos.
Sucede que luego del divorcio ambos estarán
más relajados y podrán tener ámbitos que los ayuden a ser, verdaderamente,
grandes amantes (divorciados), especialmente si existen nuevos lugares de reunión,
y desparecen los viejos horarios de trabajo, parientes o amigos destructivos,
etc.
Pero nuevamente, al igual que en el caso
anterior, se juntarán dos factores, -esta nueva y gratificante relación, y el
hecho de que con el tiempo será evidente que es imposible mantenerla de este
modo-, y el resultado será que se volverá a estar juntos.
Y sin embargo, una vez que la vieja rutina
de casados vuelva a escena, el sexo volverá a arruinarse. Ante esta sensación,
la mayoría de las parejas se afirmarán a sí misma y ante los demás, que sólo
se trata de una etapa de transición, que requiere más tiempo, pues es lógico
que nada sea perfecto.
Pero casi siempre, todo esto sólo añadirá
dificultades al problema original, de por sí difícil y doloroso, que hará que
nuevamente la relación de deshaga.
Al margen de estos casos, los
especialistas consultados dieron otra explicación para las razones por las que
una pareja podría volver a convivir luego del divorcio. En este sentido señalaron
que habían llegado a sus consultorios personas que atravesaron este proceso
tres o cuatro veces, a menudo para convencerse a sí mismos que hicieron lo
correcto al elegir partir.
Pero la duda sigue estando, por que es
claro que cuando no funciona un casamiento, existe el recurso del divorcio. Pero
cuando un divorcio no funciona, y encime se está “muerto de hambre”
sexualmente hablando, entre otras necesidades… ¿Qué se puede hacer?
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