Pese a que muchos no lo saben, la piel es el órgano más extenso del cuerpo, y
uno de los más importantes ya que lo protege del daño que proviene del exterior
(rayos ultravioleta, agentes contaminantes, polución, etc.).
La piel puede compararse a un auto deportivo rojo: pintón, pero a la vez
funcional. Como un auto, debe ser cuidado amorosamente, lavado y “pulido”.
Con
la amplia variedad de productos de belleza disponibles en el mercado
actualmente, es fácil perderse en la marea de slogans.
Afortunadamente, ya no tenemos que depender exclusivamente de los típicos
productos del tipo “belleza enlatada”, ya que los nuevos descubrimientos
científicos han demostrado que la belleza del cutis puede ser alcanzada
incorporando una serie de nutrientes tanto de forma externa (mediante una crema,
por ejemplo) como interna (en los hábitos alimenticios).
Y
cada vez más gente toma nota de esto. Según la consultora AC Nielsen, durante
el año pasado se ha gastado la friolera de 7,2 miles de millones de dólares en
productos de belleza, sólo en los Estados Unidos.
Cuestiones
de piel
La
piel está formada fundamentalmente por dos capas: la epidermis y la dermis.
La
capa exterior es la epidermis, que contiene el pigmento que le da a la piel su
color característico, la melanina. A lo largo de su superficie interna, las
células jóvenes de la piel se multiplican continuamente y empujan a las células
más viejas hacia fuera, hasta que finalmente son expulsadas por completo.
La
capa interna de piel, la más extensa, es la dermis. Ésta consiste de tejido
conectivo en el que se encuentran los vasos sanguíneos, los poros y los
folículos capilares.
La dermis proporciona a su compañera, la epidermis, una
sangre rica en nutrientes, además de ser la responsable de albergar el ácido hialurónico y el colágeno, produciendo las células que le brindan a la piel su
elasticidad característica.
El
ácido hialurónico es un producto natural del cuerpo que otorga humedad,
elasticidad y flexibilidad a la piel, mientras que el colágeno brinda la
estructura conectiva para los tejidos de la piel.
Hay productos de belleza que
contienen tanto ácido hialurónico como colágeno, además de antioxidantes,
vitaminas, minerales y hierbas.
Tanto el ácido hialurónico como el colágeno
escasean a medida que envejecemos, por lo que ambos están asociados a una piel
joven y saludable. Y justamente en esta noción se basan los laboratorios para
promocionar sus productos de belleza.
Haciendo
la diferencia
Los productos de belleza pueden llegar a controlar, en el mejor de los casos, la
piel áspera, las impurezas y las arrugas.
Pero los minerales, las vitaminas y el resto de los nutrientes que ayudan a
mejorar la calidad de la piel internamente también son fundamentales para
prevenir o solucionar estos problemas.
A veces, a lo máximo que podemos aspirar con las cremas o otras productos de
aplicación tópica es a disimular el problema más que a solucionarlo.
Se
ha demostrado que los antioxidantes protegen a las células de la piel de los
efectos dañinos de la exposición a los rayos ultravioleta del sol.
La vitamina
C, por ejemplo, es un importante antioxidante que puede protegernos del stress oxidativo que es consecuencia de la exposición reiterada a rayos ultravioleta
(UV), y que causa un envejecimiento prematuro de la piel.
También la vitamina C es un componente integral que ayuda al cuerpo a producir
colágeno. Cuanto más colágeno tenga la piel, más elástica y joven lucirá.
Por
su parte, la vitamina E y la coenzima Q10 son dos antioxidantes lipofílicos
(que se hallan en los lípidos de la superficie de la piel) que actúan juntos
para inhibir el daño a la piel producido por los rayos UV.
Siguiendo con
los antioxidantes, los betacarotenos, el selenio, el alfatocoferol y el licopeno
también mejoran las defensas de la piel ante el ataque de los rayos UV.
Como
si esto fuera poco, el licopeno y al luteína (como parte de una combinación de
carotenoides que incluyen la betacarotina) también pueden actuar como barrera
contra el eritema –enrojecimiento de la
piel por inflamación, como el provocado por una quemadura– producido por los
rayos UV.
Si
los daños a la piel por inflamación u otra condición (como el acné) ya ha
ocurrido, otros antioxidantes pueden ser de utilidad: la vitamina A puede
aminorar la inflamación y las proantocianidinas (que se encuentran en las
semillas de uva) pueden ayudar a aclarar el pigmento de la piel.
Los
suplementos orales también pueden ayudar con ciertos problemas de piel. Por
ejemplo, los retinoides son usados frecuentemente para tratar la psoriasis, el
zinc puede reducir o eliminar las llagas o excoriaciones y el extracto de pino
marítimo francés puede reducir la superficie de un melasma y atenuar la
intensidad del pigmento, además de servir también para la psoriasis.
Nutrientes
tópicos
Para mejorar la calidad de la piel, tanto al tacto como a la vista, y prevenir o
contrarrestar los síntomas de envejecimiento del cutis, mucha gente suele elegir
lociones tópicas, cremas, productos cosméticos y otras alternativas que prometen
ocuparse de la belleza de la piel.
Muchos de estos productos contienen vitaminas, minerales y extractos botánicos,
con la capacidad de proteger a la piel del daño causado por la oxidación, de
mejorar la síntesis del colágeno y evitar que éste se descomponga.
Otra
manera de alcanzar beneficios estéticos es apelando a extractos de plantas
medicinales, como el aloe vera.
De hecho, muchas plantas medicinales ayudan
verdaderamente a tratar trastornos y enfermedades de la piel, tanto por sus
efectos en heridas o quemaduras (el caso del aloe) como contra
los hongos, antivirales y antibacterianos (el caso de las infecciones
de la piel como el acné), y actividad contra los trastornos más graves de la
piel, como la ya mencionada psoriasis.
También
es común que los productos de aplicación tópica contengan antioxidantes que
ayudan a reparar el daño causado a la piel por el medio ambiente.
La vitamina C
es un ingrediente muy popular entre ellos, y puede ayudar a evitar el
envejecimiento prematuro de la piel. La coenzima Q10 y el zinc también poseen
un efecto antioxidante, especialmente contra los dañinos rayos UV, y se cree
que el zinc también reduce las tan molestas “patas de gallo” que se forman
alrededor de los ojos como consecuencia de una intensa exposición al sol.
Además,
el ácido alfa lipoico puede mejorar una piel envejecida, mientras que el dimetilaminoetanol (DMAE) ayuda a mantener la firmeza del cutis.
La
combinación adecuada
La
aplicación tópica de varios nutrientes y productos botánicos puede ser la
manera más rápida y efectiva de tratar varios trastornos de la piel,
especialmente el acné y la psoriasis.
Mientras que al ingerir algo de manera oral, se necesita una dosis mayor (ya que
el efecto se pierde al esparcirse por todo el cuerpo), para la aplicación tópica
se puede usar menos cantidad y no se desperdicia tanto esfuerzo.
El aloe vera es el mejor ejemplo de esto: su aplicación tópica sirve para tratar
los problemas más diversos (heridas, quemaduras, irregularidades de la piel o
arrugas) y de la forma más efectiva.
También
la vitamina D ha demostrado ser un nutriente a tener en cuenta si hablamos de
enfermedades de la piel. Se ha descubierto que la vitamina D3 estimula el
crecimiento del pelo en los ratones, además de ayudar a tratar algunos casos
de psoriasis.
Sumados
a todo esto, una nutrición y una dieta adecuadas son factores clave para
mantener una piel saludable. La “terapia dual”, una combinación de nutrientes
internos que brindan los alimentos con suplementos dietarios y/o nutrientes
externos aplicados de forma tópica, es el mejor camino que se puede tomar.
Y a
no desestimar la importancia del sueño. Cuando dormimos, la piel entra en una
especie de modo de “autoreparación”.
Así que si seguimos algunos de estos consejos y además nos aseguramos de dormir
por lo menos ocho horas, tendremos una piel que provocará la envidia de muchos.
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