Es recién en aeropuertos, hoteles y casas de cambio de otros países cuando la
gente “juega” e intercambia dinero extranjero.
Mucha gente
ha operado alguna vez con bonos, acciones y hasta opciones, pero le tienen miedo
o no conocen el mercado de las monedas o tasas de interés.
Sin embargo
el mercado de divisas o también denominado cash es el mercado más grande del
mundo y allí se opera diariamente con billones de dólares. Es decir que
representa más de 100 veces lo operado diariamente por el principal mercado
bursátil de Wall Street.
Uno de los
mayores beneficios que ofrece es la liquidez, o sea la posibilidad de entrar y
salir del mercado fácil y de manera eficiente. Esto es muy importante en las
divisas ya que es un mercado que virtualmente nunca cierra. Al ser el commodity
más perfecto, las divisas se pueden operar en varios mercados alrededor del
mundo las 24 horas del día.
Antes
solamente los bancos, las instituciones y los grandes managers de monedas podían
operar en estos mercados. Pero con la democratización de los mismos y el poder
creciente de las telecomunicaciones este tipo de inversión se encuentra al
alcance de inversores individuales.
Pero ¿por qué
le puede interesar a un inversor individual?
Por varios
motivos. O bien porque quiere cubrir posibilidades de riesgo cambiario de la
moneda en la cual se encuentran sus activos, o bien por una cuestión de mercado
en donde se toma una posición a favor de una moneda por sobre otra/s, o bien por
el simple hecho de operar volatilidad, es decir, comprando y vendiendo en un
mercado donde la volatilidad es muy elevada por ser un commodity.
Todas las
posibilidades para operar con divisas:
Existen
distintas maneras de llevar a cabo operaciones de monedas, ya sea a través del
mercado de contado, mediante forwards (futuros) o con opciones sobre esos
futuros de monedas.
El mercado de
contado no tiene secretos: se opera al tipo de cambio en que se encuentren dos
monedas y el activo pasa de estar nominado en, por ejemplo, dólares
estadounidenses a estarlo en marcos alemanes o de yenes a euros. Acá pueden
operar tanto los inversores individuales como las grandes instituciones.
Los forwards
son contratos en donde las partes pactan mutuamente el plazo, la cantidad y el
precio a transar. O sea que están hechos a medida entre las dos partes
intervinientes. Esto está destinado a inversores institucionales o grandes
empresas, ya que el volumen por instrumento se encuentra entre uno y cinco
millones de dólares como mínimo.
Los futuros
son muy similares a los forwards, pero estandarizados en calidad y cantidad. Por
ejemplo, un contrato futuro sobre el marco alemán está estipulado sobre 125.000
yenes, con vencimientos cada trimestre (marzo, junio, septiembre y diciembre).
El precio de este contrato es 1/tipo de cambio (yen por dólar), por lo que la
interpretación es centavos de dólar por yen. En todos los futuros, el precio hay
que leerlo como dólares estadounidenses por la otra moneda.
Por último se
encuentran las opciones en divisas. El activo subyacente en los contratos de
opciones en divisas pueden ser una determinada divisa negociada en el mercado de
contado, o bien un contrato de futuros en divisas.
En el caso de
las opciones sobre futuros, si se opta por ejercer, el vendedor de la opción le
pagará al comprador la diferencia entre el precio corriente del contrato de
futuros y el precio de ejercicio. Esta liquidación se hace en efectivo. El
leverage que se puede llegar a tener con las opciones es muy alto.
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