Todos sabemos que lo que usamos puede tener un impacto en la forma en que somos percibidos por los demás. Cuando lucimos como que estamos en control de nosotros mismos, las otras personas asumen que lo estamos y nos otorgan su respeto correspondiente. Siempre que no luzcamos de esta manera, los otros conseguirán interpretar nuestras falencias e inseguridades.
Pero, ¿acaso sabías que esta conducta comienza en la mismísima infancia? ¿Y que para la época en que una niña está en primer o segundo grado, ya ha aprendido a usar la ropa como medida de la posición de las personas?
No estamos hablando de estatus o jerarquía social entre sus compañeros de clase, aunque éstos estarán fuertemente establecidos para la edad de nueve o diez, sino que estamos hablando del respeto que ella muestra a sus maestros u otras personas de autoridad basándose en la forma en que éstos se visten.
Ahora bien, es posible que no reconozcamos esto hasta que lo vivamos en carne propia. Personalmente, cuando supe lo que estaba ocurriendo, quedé estupefacto; yo pude ver cómo estos patrones están arraigados en la conducta de los seres humanos, ya sean conscientes o no. Esto no es algo que reconocemos de pronto, cuando llegamos a la adolescencia o a la joven adultez, sino que comienza mucho antes. Esto es lo que me sucedió:
Mi hija y aproximadamente treinta compañeritos de clase de segundo grado se encontraban en una función nocturna en la escuela con sus padres. La persona que dirigía el programa estaba completamente arreglada –bellísima, debo decir- y vestía un traje negro.
Esta persona tenía a todos los niños a su alrededor, como engatusados por sus palabras –o algo más-, hasta que introdujo a una segunda anfitriona, vestida con jeans y una remera dos tallas más grandes, y nada de maquillaje y con un pelo un tanto bochornoso. Mientras que la primera mujer mantuvo por completo la atención de los niños, la segunda no podía captar en interés de ninguno. Tampoco de los padres presentes.
Fue una pena que esta mujer no pudiera mantener a las personas interesadas, ya que su parte de la presentación era crucial para el programa entero. Ella tenía el papel protagónico del espectáculo, y no sólo nadie se dio cuenta sino que todos rápidamente la olvidamos. Entonces, ¿es ésa la impresión que tu deseas plasmar en las otras personas, incluso en los niños pequeños?
Ciertamente, espero que no sea así. Si quieres que las personas escuchen tu mensaje, entonces primero tendrás que rebuscártelas para acaparar su atención. En este mundo de paso acelerado, en el que constantemente somos bombardeados por personas y medios que reclaman nuestro interés a gritos, una de las mejores formas de llamar la atención es “susurrar”.
Si usas una aparición pulida en forma de indicador de lo que yace detrás, no solo conseguirás capturar la atención de las personas, sino que lograrás sensiblemente reforzar tu posición y tu pericia. Después de todo, ser competente en el guardarropa refleja una personalidad competente en el resto de las cosas.
De modo que, ahora que es evidente la relación entre la vestimenta y la forma de llamar la atención, ¿qué elementos puedes agregar a tu guardarropa para lograr una imagen de mayor autoridad?
· Una chaqueta
Ya lo dije antes y lo repito ahora: una chaqueta es la forma más rápida y fácil de establecer autoridad. Es un elemento indispensable del poder por una buena razón: inspira respeto. Incluso si tu estilo de vida es muy casual y no te imaginas necesitando un saco, ve y compra uno (puede ser de segunda mano), y déjalo guardado en tu closet. ¿Por qué? Porque te sentirás complacido cuando debas encontrarte con una persona importante, cuando tengas una entrevista e incluso un funeral, y sepas que el saco está allí, listo para agregar un valor a tu persona. Opta por los estilos clásicos en colores oscuros, prefiriendo la tela de moda de la temporada.
· La importancia de un buen cuello
Éste es tan simple que me causa sorpresa –y extrañeza- que más gente no lo use. El cuello es un indicador poderoso de autoridad a raíz de su cercanía a la cara. Éste actúa como marco de la cabeza y arrastra la atención hacia la zona superior, dirigiendo la mirada de los otros hacia tu rostro. Y por esto ha sido usado por siglos y siglos. ¿Alguna vez viste fotos de esos enormes cuellos usados por Elizabeth I o los peregrinos?
Ahora, adelántate en el tiempo algunos siglos y piensa en qué tipo de camisa es necesaria con un saco y una corbata? ¿Qué hay de los cuellos de clérigo? ¿Tiene esto sentido? Mientras que una remera sin cuello te muestra como una persona amistosa y abordable, una camisa con cuello te transformará en un sinónimo de la palabra negocios. Por lo tanto, cuando estés inmersa en tus actividades laborales, siempre usa cuello.
· Telas de calidad
Mientras más aprendo de ropa y accesorios, más capacitado me siento para identificar los materiales de primera clase. Éstos capturan mi atención y me hacen conjeturar acerca de la persona. ¿Por qué? Simplemente porque cualquiera puede comprar ropas, vinos o chocolates baratos. Además, se requiere un buen ojo para encontrar la verdadera calidad. En cualquier caso, si tuvieras poca experiencia en estas cosas, podrías reconocer inmediatamente algo de mejor calidad a lo que estás acostumbrado. De modo que cuando veo ropas, zapatos o joyas de calidad, entiendo que esa persona tiene mucho dinero o que sabe donde encontrar buenas prendas y hacer rendir su presupuesto. De las dos formas, es persona estará evidenciando que conoce la importancia del buen vestir.
Esta corta lista de elementos poderosos no es, de ningún modo, exhaustiva. Se supone que debe ponerte a pensar. De hecho, te desafío a que experimentes un poco para comprobar todo lo que he dicho. Durante los próximos días, presta atención a las personas que se encuentran en posiciones de liderazgo y echa un vistazo a su vestimenta.
Ya sea que estés en una reunión de directorio, en una iglesia, restaurante o lo que sea, mira y ve quiénes son capaces de ganar tu atención y respeto. Si quieres lograr ese mismo efecto, imítalos.
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