Si existe algún ejemplo de una estafa absoluta, es este.
Miles de millones de
personas alrededor del mundo se han dejado lavar el cerebro y creen que los
nombres de las
marcas equivalen a una mayor calidad. Si bien esto puede ser
cierto en algunos casos, no es lo habitual.
Ya sean lentes de sol, relojes, sombreros, bolsos, pantalones, camperas, zapatos
o cualquier otro artículo material, mucha gente no se siente feliz, a menos que
tenga un artículo de su diseñador favorito.
El problema es que estos diseñadores
cobran cantidades demenciales por productos cuya elaboración suele costar
aproximadamente lo mismo que lo que le cuesta a Primark o a Zara fabricar sus productos.
La diferencia es que ellos afirman que su nombre y su trabajo valen los cientos
o a veces miles de diferencia.
El lavado de cerebro va aún más lejos cuando la gente insiste en que tienen que
comprar ropa nueva cada temporada para mantenerse al día con la
moda.
Las empresas de ropa de alta gama y los diseñadores tratan de hacernos creer que no
podemos estar a la moda, a menos que les paguemos cantidades exorbitantes cuatro
veces al año, para mantenernos actualizados. Qué ingeniosa forma de exprimir a
los consumidores.
Este lavado de cerebro proviene en gran parte de la publicidad, el culto a las
celebridades y las empresas/diseñadores apelando a sus inseguridades.
El costo de producción de estos productos no tiene nada que ver con
su precio, que depende de quiénes los usan, quién los diseñó y quién los vende.
No se trata del precio, sino de competir con todo el mundo que nos rodea. ¿Y
para qué? ¿Para tener un aspecto llamativo?
Estimado lector, tengo noticias
importantes: usted ya es grande y, por si no se ha dado cuenta de esto, no
importa lo que los demás piensan de usted.
El único momento en que importa es en
una entrevista de trabajo, y un trabajo tiene la ventaja de que usted cuenta con
su capacidad para dar una buena imagen.
Su jefe potencial no estará mirando todo
su guardarropa, sino unas pocas prendas. Pero incluso en ese caso, ¿sabe qué?
A menos que tenga el logo de Walmart en su camisa, su jefe no tendrá ni idea de
cuánto ha gastado en su ropa.
Siempre y cuando usted esté presentable, eso es lo
que importa y no hace falta gastar una fortuna en una camisa para que haga eso.
Los sobreprecios de las prendas son astronómicos, pero son especialmente
elevados en el caso de la ropa de diseñadores.
¿Sabía usted que se ha demostrado
que muchos negocios aumentan los precios de sus productos justo antes de
realizar grandes ofertas?
Es posible, que uno incluso esté pagando más por una
oferta que si hubiese pagado el precio normal de la mercancía.
Hay una razón por
la que todos sus diseñadores favoritos viven en mansiones y manejan autos que
cuestan más que todo el dinero que usted verá en su vida: lo están engañando.
Ellos tienen el mundo en sus manos, ¿y usted que tiene? Sus prendas.
Si usted no puede dejar el hábito de comprar productos de diseño y de moda, no
pierda la esperanza. Vaya a un negocio de segunda mano y compre ropa de
diseñador, pero a una fracción del precio.
Por supuesto, la ropa puede ser usada,
pero después de lavarla nadie podrá notar la diferencia.
Algunos negocios de
segunda mano tienen estándares de calidad increíblemente altos, e incluso ante
el más mínimo defecto se retira la prenda dañada.
Puede que esté usando ropa
usada, pero al menos no tendrás que trabajar 20 horas extra para pagar los
crecientes intereses de su tarjeta de crédito.
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