En primer lugar, cuando vea lo que ha ocurrido, nunca ponga el suéter en la
secadora. Eso sellará su destino.
Llene una bañera o un recipiente grande con agua tibia (o fría) y agregue 2
cucharadas de
champú para bebés.
Suavemente, sumerja el suéter en el agua y muévalo para asegurarse de que todas
las fibras queden completamente mojadas.
Esto suele suavizar y aflojar las fibras lo suficiente para permitir la
reparación. Déjelo en remojo durante al menos 30 minutos. Retire el suéter del
agua sin enjuagar y déjelo escurrir.
Envuelva el suéter en una toalla gruesa para absorber la mayor cantidad de
humedad posible.
Usando una tabla de corcho y alfileres de acero inoxidable, comience a estirar
el suéter suavemente, para que recupere su forma original; fíjelo en su lugar
con los alfileres.
Deje que se seque, revisándolo cada unas pocas horas para darle formar de nuevo,
cuando sea necesario.
Si el suéter no puede ser recuperado, use la tela para hacer bolas de fieltro,
posavasos, billeteras o incluso pantuflas.
¿Qué es el fieltrado?
El fieltrado es un arte antiguo, que se está volviendo cada vez más popular
últimamente.
El fieltrado es el proceso de transformación de la lana en una tela densa,
reduciendo las fibras y uniéndolas entre sí.
Técnicamente, hay tres tipos de fieltrado: fieltrado húmedo, fieltrado de aguja
y fieltrado comercial.
El fieltrado comercial es el proceso utilizado para crear las hojas de fieltro
que se venden en negocios de arte y de telas.
Si bien son diferentes a los proyectos que usted puede hacer en su casa, si mira
bien estas hojas, podrá ver todas las fibras que se utilizaron para formar la
tela.
El fieltrado de aguja se realiza utilizando agujas especiales, para ayudar a
crear y embellecer la tela.