Los accesorios deben combinar en
diseño, tamaño y color con el resto del atuendo e integrarse a su estilo
personal… Inclusive armonizar con su
maquillaje y peinado. No son
objetos para resaltar por contraste, por lo tanto deben ser discretos.
La armonía es esencial al elegir
los accesorios, si se es de estatura más bien corta, sería ilógico elegir un
bolso gigantesco. Si el tono predominante de la ropa que se ha elegido es el
rojo, evite los zapatos azules y un bolso verde.
Se debe tener presente la situación,
evitar la formalidad de las perlas y el brillo del cristal de roca en la mañana,
si recomendado para la noche. No obstante, se puede elegir un collar de cuentas
de colores que armonicen con otros tonos predominantes en el atuendo, y que al
mismo tiempo se convierta en el complemento perfecto del vestuario.
Los zapatos deben ser siempre de
diseños actuales, pero que no resten espontaneidad en los movimientos. Por
supuesto los zapatos, el bolso y el cinturón deben guardar cierta armonía.
En cuanto a las joyas, hay una regla
infalible: discreción al exceso. Y por supuesto, es fundamental el balance del
equilibrio de diseños, texturas y colores. Por ejemplo, un collar de piedras
legítimas no debe ser opacado con una profusión de brazaletes, anillos y
prendedores, porque le restaría impacto.
En el trabajo, proyecte una imagen
siempre elegante, pero conservadora, sobretodo si se trata de una mujer
ejecutiva. Rechazar todos aquellos diseños que puedan llamar excesivamente la
atención, aunque quizás sean los más apropiados para otras ocasiones.
Evite los escotes exagerados, las
telas demasiado reveladoras, así como el exceso de maquillaje, joyas, etc. La
oficina tampoco es un lugar apropiado para llevar zapatillas, jeans o modelos
muy deportivos o informales.