Así
como la mayor parte de las personas que empieza una dieta lo hace deseando
llegar a lucir como otra persona y en esto termina teniendo una gran
desilusión, mucha gente también se obsesiona con la balanza, con controlar su
peso y ver cómo los kilos se van yendo, sin preocuparse del aspecto muscular,
que muchas veces es mejor que la simple pérdida de peso.
A
lo que nos referimos es a un detalle estético pero para nada menor, a algo que
mucha gente no considera cuando simplemente trata de perder peso: la tonicidad
muscular, los músculos desarrollados, traen consigo una gran cantidad de peso.
Pero este es un peso que, con toda seguridad, nos gustaría tener.
¿A
quien no le gusta verse tonificado, con una presencia muscular importante?
Probablemente a todos.
Pero muchas personas nunca lo van a lograr, porque en sus
ansias de perder peso sólo bajan kilos y, a menos kilos, en general, menos masa
muscular.
Lo
mejor que podemos lograr es pesar un poco más de lo que deseamos pero que este
peso sea masa muscular, en vez de grasa.
Es mejor pesar setenta kilos y tener
una masa muscular importante, músculos marcados y tonificados; que pesar
sesenta y ser totalmente flojas y flácidas.
Con
un mayor peso pero un menor porcentaje de grasa corporal se consigue ser más pequeñas, pero mucho más fuertes,
tener mucha más energía y una imagen mucho mejor.
Por lo
tanto, no es bueno buscar siempre un número en la balanza, obsesionarse con que
tenemos que perder un determinado número de kilos para estar en nuestro peso
ideal.
Muchas veces el peso ideal puede ser
un poco mayor al pensado originalmente, si trabajamos la
musculación correctamente y prestamos especial atención a la composición de
nuestro cuerpo, al nivel de los porcentajes de grasa y músculo que en él hay.
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