A lo largo de más de siete años de ayudar a mujeres emprendedoras alrededor de
todo el mundo a establecer sus negocios online y offline, he visto un patrón de
conducta –buenas y no tan buenas- que es universal para todas ellas:
Por un lado son muy compasivas, tienen un gran espíritu de servicio y son
solidarias con sus clientes. Además son intuitivas y rápidamente pueden
reconocer donde les aprieta el zapato a sus seguidores.
Sin embargo, por otro lado, las mujeres emprendedoras tienen un talón de Aquiles
que siempre vuelve a asomarse, de múltiples maneras diferentes:
·
Son perfeccionistas y reacias a ofrecer algo antes de revisarlo y re-editarlo
múltiples veces, ¡hasta el cansancio!
·
Entregan demasiado de su tiempo y de sus recursos, muchas veces hasta el punto
de agobiar a sus clientes.
·
Transan sus precios de lista y rápidamente dan descuentos ante cualquier duda
por parte de un posible cliente.
·
No ponen límites claros cuando un cliente les pide más de lo que se acordó
inicialmente.
·
Trabajan demasiado a cambio de muy poco.
La raíz de estos males es siempre la misma: el no saber valorar sus servicios
adecuadamente. Debajo de todas estas actitudes se esconde el temor de “no ser
suficiente”: de no poder cumplir con lo que se espera de ellas.
Si tú te identificas con cualquiera de estos puntos, ¡es hora de que termines!
Le estás poniendo la soga al cuello a tu negocio si sigues entregando tanto de
ti y cobrando demasiado poco por ello.
Aquí tienes 3 datos poderosos que te van a ayudar a cobrar por lo que vales y a
liberarte de una vez por todas de la incertidumbre de que no eres lo
suficientemente buena:
1. Menos es más:
Tu maestría no se medirá por la cantidad de horas o los kilos de material
recibido, sino por los resultados obtenidos.
Por eso es tan importante NO
quitarle demasiado tiempo a tus clientes con largas horas de coaching y con
contenido bueno, pero que no es estrictamente necesario para logar los
resultados que tus clientes buscan.
2. Elabora una
lista de 30 beneficios:
Uno de los ejercicios más poderosos que puedes hacer es elaborar una lista de
los 30 beneficios –tangibles e intangibles- que tus clientes obtienen al
trabajar contigo.
Una vez que tengas esa lista elaborada, ¡no te costará colocar
el precio que realmente refleje el enorme valor que das a tus clientes!
3. Inspira, no
presiones:
No importa cuánto material amontones sobre la cabeza de tus clientes, al final
del día, los que van a tener que hacer el trabajo de implementar lo aprendido
son ellos, no tú.
Enfócate mejor en inspirarlos a tomar acción y en ayudarles a
solucionar lo que les está impidiendo alcanzar sus metas, en vez de agobiarlos
con un exceso de tareas y contenidos.
Por
Bettina Langerfeldt
www.TuSitioDeMembresia.com
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