Cómo conseguir que las comida de negocios sean todo un éxito
A lo largo de nuestra vida profesional, a menudo tenemos que organizar todo tipo
de comidas de negocios, ya sean desayunos con unos posibles proveedores, comidas
o cenas con clientes o un cóctel durante una feria de negocios, son situaciones
comunes en las que tenemos que saber cómo comportarnos.
Además, delante de un plato de comida, se crea un ambiente más relajado que
permite conocer mejor a nuestro interlocutor y aumentar la confianza mutua.
Es importante no olvidar que en las comidas de negocios, estamos representando
también a nuestra empresa y hay una serie de reglas a seguir para conseguir que
nuestro invitado se sienta cómodo y a gusto.
Consejos para una comida de
negocios
1. Vale la pena escoger un restaurante que conozcamos bien para estar seguros
de la calidad de la comida y del
servicio.
2. Si somos el anfitrión tenemos que acudir antes que el cliente o por lo menos haber reservado con antelación la mesa para que cuándo acuda el cliente le puedan indicar dónde sentarse e invitarle a tomar algo.
3. A la hora de pedir la comida es mejor no tardar demasiado tiempo mirando con lupa cada una de las hojas del menú, no tenemos que dar la impresión de que somos indecisos.
4. Tenemos que prestarle atención al cliente, estar pendiente de si le gusta su elección y si tiene todo aquello que pueda necesitar desde bebida a sal o cualquier detalle.
5. Si somos el anfitrión, seremos los últimos en pedir, dándole la preferencia al cliente.
6. A la hora de pedir , nos fijaremos en el cliente, si éste ha pedido un aperitivo o una sopa antes del plato principal, nosotros también pediremos algo similar para que el cliente no coma solo.
Si pide algún licor o similar, no hace falta que bebas alcohol si no es tu costumbre o no lo haces, simplemente pide también una bebida para acompañarle. Hay que tener cuidado al pedir platos que a lo mejor no sabemos comer con elegancia como espaguetis, hamburguesas gigantes o costillas.
7. Procura adaptar el ritmo de la comida al de las otras personas para procurar terminar al mismo tiempo, como siempre el objetivo es que el cliente no coma solo ni sienta que le estamos dando prisa para terminar.
Cuando sabemos cómo comportarnos, nos sentimos relajados, capaces de centrarnos en el bienestar de los demás y dejamos de pensar en si estamos o no haciendo el ridículo.