¿Qué hace falta para emprender?
Las raíces de un proyecto residen en dos aspectos: primero en lo que tú has podido aclarar a través de tu visión (el lugar hacia donde te diriges), definir tu misión (quién eres y qué ofreces) y definir tus objetivos.
En momentos de gran dificultad como los que estamos viviendo ahora, muchas
personas están empezando a pensar de esta forma: si me quedo sin trabajo me hago
emprendedor/a.
Palabras como estas nos dan esperanza a la hora de pensar que si perdemos el
trabajo no se acaba el mundo y que siempre tendremos salidas.
Pero, ¿y si eso pasara de verdad? ¿Seríamos capaces de seguir adelante como
emprendedores?
Por mi experiencia personal vivida, y por lo que he podido observar de otros, puedo decir con toda seguridad que no siempre es así.
Al perder el empleo muchas personas entran en estado de shock, desde el cual les cuesta salir. Al principio no se lo creen, luego llegan con fuerza la tristeza y el miedo, sin hablar de la orquestra de pensamientos negativos que se materializa en la mente. Y la verdad que todo esto es bastante paralizante y frustrante.
¿Qué hacer entonces? ¿Por donde empezar un negocio?
Primero empieza por ti, trata de conservar la calma y piensa con claridad,
confía y mantén la fe en un poder más alto que desea lo mejor para ti.
Aprende a crea palabras de aliento en tu interior sin engancharte en otras
palabras te hacen pequeña y te desaniman constantemente. Yo he tenido un arsenal
entero de palabras con las cuales me juzgaba muy duramente ¿Cuáles son las
tuyas?
Procura estar atenta a tus pensamientos, edúcate en pensar de otra forma. Al principio deberás tener mucha perseverancia en estar atenta a lo que te dices, luego, poco a poco, te será más fácil detectar tus pensamientos negativos.
Las emociones también pueden ser bastante traicioneras en periodos de transición, así que si tienes miedo a intentar algo nuevo, procura indagar cuál es la razón de este miedo.
Si realmente quieres emprender, prepárate para la desilusión, porque la
desilusión es una parte importante de tu aprendizaje como emprendedora.
He visto a personas con grandes y novedosas ideas de negocios. Su entusiasmo
dura cerca de un mes, luego la desilusión se apodera de ellas.
Pronto el entusiasmo disminuye y todo lo que les queda por decir es “Era una
buena idea, pero no funcionó”.
No fue la idea lo que no funcionó, sino que la desilusión funcionó mejor y más rápido. Estas personas permitieron que su impaciencia se convirtiera en desilusión y entonces dejaron que ésta les derrotara.
Muchas veces esa impaciencia es el resultado de no recibir una recompensa financiera inmediata.
Así que, procura que la perseverancia y la paciencia sean tus aliados. Una buena idea no es suficiente, hay que trabajar duro para que salga adelante y se convierta primero en un proyecto con cara y ojos, y luego se materialice en la realidad, y aún así, hay qué seguir adelante.
Cada proyecto necesita materializarse en algo físico y poner raíces profundas, esto da estabilidad al proyecto y le permite crecer.
Las raíces de un proyecto residen en dos aspectos: primero en lo que tú has podido aclarar a través de tu visión (el lugar hacia donde te diriges), definir tu misión (quién eres y qué ofreces) y definir tus objetivos a medio y corto plazo.
Segundo, la estabilidad de un negocio consiste en las acciones que tú has planificado poner en marcha para llegar a conseguir tu objetivo, a través del cual acercarte cada vez más a tu meta final (tu visión).
Luego, el trabajo de un emprendedor/a consiste en persistir en las acciones, tener confianza (fe) en que la cosa va a salir, y tener la humildad de observar lo que está saliendo bien (y celebrarlo) y lo que está saliendo mal para encontrar otra forma de hacer las cosas, otra opción, otra posibilidad.
Un antiguo dicho, afirma “si siempre haces lo mismo, siempre obtendrás los mismos resultados; si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes” así de simple, sin misterios, sin más.
Para mí, emprender (aunque no lo parezca) es un acto muy espiritual. Es como dar
un paso en el vacío, sin saber lo que nos espera al otro lado después de haber
dado el gran salto.
Solo una gran fe en ti, o en tu proyecto, o en algo más grande que tú, te puede
sostener en este vacío creativo.
No quiero ponerme demasiado mística J así que simplemente, quiero acabar este artículo inspirándote con tres palabras:
Fe para inspirarte a ti mismo/a
Trabajo para crear/materializar
Humildad para aprender y mejorar
Por
Paola Pozzi
emprendedorasbcn.com
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