3. De Lograda a Imperfecta
Cuando trabajo con profesionales del
mundo de la empresa, me doy cuenta que
tienen algo que les diferencia de un emprendedor.
Su actitud es de espera y muchos tienen miedo a equivocarse.
Siempre están esperando hacerlo bien todo, o siguen siendo muy exigentes consigo
mismos, o incluso no mueven un dedo (cero en iniciativa) si su jefe no les
autoriza.
En los negocios, esperar convertirte en una profesional perfecta y hacerlo todo
de manual no te hará más rica, solo la acción lo hará. Incluso una acción
imperfecta.
Así que recuerda “La perfección no existe, comete errores y aprende de ellos”.
La siguiente vez lo harás mejor.
En una corporación, generalmente por cada acción que vas a poner en marcha
necesitas la aprobación de un supervisor, de un coordinador, de un manager, de
un jefe etc….y así subiendo hacia arriba, así que no estarás acostumbrada a
generar acciones rápidas en 24 horas.
Sin embargo, esto será lo normal al convertirte en una emprendedora con acciones
imperfectas pero rápidas (¡lo he experimentado varias veces y mis clientes
también!) para obtener resultados.
Para algunas ex-empleadas que empiezan a moverse por su cuenta, ésta es la parte
más chocante. No se dan cuenta de que sus habilidades para tomar decisiones
ágiles se convierten en algo tan indispensable como necesario.
¡Queridas emprendedoras! lanzarse en los negocios es un gran cambio personal y
profesional, es un poco como volar en el aire, lanzándose de un trapecio…
Mientras escribía este articulo, me vino a la memoria esta linda metáfora que
hace algunos años leí en un libro de crecimiento personal y que ilustra
perfectamente la sensación de vacío que se siente al empezar un gran cambio…
“El cambio es como balancearse hacia adelante y hacia atrás en un trapecio en la
oscuridad, hay que agarrarse bien.
Si uno coge confianza incluso puede hacer una
pirueta o colgarse por los tobillos. Entonces uno se siente muy bien y cómodo.
Pero en la oscuridad aparece otro trapecio que se acerca y otra vez y siente
este cosquilleo y ese temor.
Hay que dejar el trapecio antiguo, saltar por los aires y agarrarse fuerte al
que viene. Ya lo ha hecho antes y sabe que lo puede hacer pero siempre crea
ansiedad e incertidumbre, e incluso un sentido de pánico.
Así que uno se suelta y empieza a volar. Lo que tiene que recordar es que la
incomodidad que se siente al volar por el aire es la que favorece el crecimiento
personal.
Quizás no le guste, pero al menos tiene que reconocer que está
añadiendo valor a su vida. Cuando uno acaba cogiéndose al siguiente trapecio ya
acaba el crecimiento”
Bill Taylor (propietario de Lark in the morning)
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