Lía Alcoba:
-Tradicionalmente, los regalos que se dirigen a empleados de la empresa suelen
ir desde la vieja costumbre del almanaque, la canasta con golosinas navideñas,
hasta la clásica agenda.
Si bien estas opciones no dejan de ser apreciadas por algunos de los
colaboradores, es importante considerar otras alternativas que hagan que los
destinatarios del obsequio sientan que son importantes y necesarios dentro de la
organización.
Hoy una tendencia es regalar algo más práctico: cubiertos para asado, jarros de
café, etc. No hay que descartar aquellas en las que se privilegia lo placentero
del regalo, más allá de su utilidad.
También es posible para las empresas agregar su marca al artículo que regalan, o
al packaging, generando presencia en el uso posterior del regalo.
Otra opción
que no incrementa los costos y que muchos colaboradores aprecian, es ofrecer un
presente que permita la elección personal de quien lo recibe, como por ejemplo
vouchers de compra, en librerías o negocios con amplia oferta de productos,
invitaciones a espectáculos, etc.
-¿A quien conviene dirigirlos? ¿y quiénes no deben dejar
de recibir una salutación dentro de una empresa?
L.A.
-El
universo de destinatarios de los presentes es amplio, por lo que resulta
conveniente hacer consideraciones diferentes, según se trate de colaboradores o
clientes y contactos relevantes.
-¿Cómo
elegir el regalo?
L.A.-En
cuanto los clientes o contactos clave, en especial en el caso de personas de
altos cargos o de especial importancia en la relación comercial, la posibilidad
de destacarse entre los múltiples regalos que reciban, se genera enviando un
presente basado en el perfil de destinatario.
Es necesario investigar un poco acerca de cuáles son sus gustos personales,
hobbies, deportes preferidos, libros, artículos que colecciona, temas de
interés. Luego el regalo surgirá en función de esas características.
-¿Cómo debe
ser la presentación del mismo?
L.A.
-Tan
significativo como el regalo en sí, es la forma de presentación y el modo en que
la persona lo recibe. Es fundamental chequear el envoltorio final del objeto,
que será la primera impresión que reciba el destinatario.
Además, cuando sea posible, y considerando el cargo o actividades de quién
recibirá el obsequio, es preferible entregarlo personalmente, llamando con
antelación para avisar.
Se trata de
estar presente, no del presente. En todos los casos, el paquete debe acompañarse
de una tarjeta personalizada, en la que quede reflejado el aprecio y
agradecimiento que la empresa siente por la persona y que, sin duda, aportará a
la consolidación del vínculo comercial.
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