Este era un juego
utilizado por los chicos de las décadas del ´50 y ´60, mientras “hacían los
mandados”. Su práctica es sencilla y sólo demanda destreza para el salto y el
cálculo del lugar donde los participantes deben caer.
No es demasiado lo que
se sabe sobre el origen de este juego, aunque según se desprende de su nombre,
su origen sería europeo y por algunas épocas utilizado en entrenamientos de
prácticas deportivas o militares.
Lo podían jugar dos o más chicos. Cuantos más fueran, más divertido se
convertía y rara vez tenía ganadores. Más bien era utilizado como distracción y
por lo general, cuando las madres les pedían que les hicieran los mandados.
Obviamente el juego se practicaba en el viaje de ida “al almacén”,
porque el regreso, cargado con una bolsa con huevos u otras mercaderías, podría
significar la rotura de la carga
DESARROLLO
Los jugadores se ponían uno delante de otro, separados por una
distancia de aproximadamente dos a tres metros, espacio suficiente como para
tomar carrera. El primero doblaba su cintura hacia delante sin flexionar las
rodillas y el segundo tomaba carrera y apoyando sus manos en la espalda de su
compañero, lo saltaba por encima. Así los viajes eran mucho más entretenidos.
Nadie estaba librado de sufrir una caída sin más consecuencia que un
revolcón, porque las calles de los barrios eran de arena, por lo que no
significaban un riesgo mayor.
La práctica activa de este juego, mantenía el buen estado atlético de
los niños, a diferencia de los de hoy en día que pasan la mayor parte de sus
horas frente al monitor de una computadora o la pantalla de un televisor.
Esta
práctica es utilizada también en los entrenamientos de algunos equipos de
fútbol, pero en general, pasa desapercibido y no es tenido en cuenta en los
juegos de los recreos de las escuelas.