Cómo controlar los celos con sabiduría

Los celos son un sentimiento bastante molesto que en general se origina en una sensación de inseguridad de la persona celosa, por miedo a perder al objeto de su amor. Suelen generar bastantes conflictos en las parejas si no se aprende a controlarlos...

Distintos grados de celos

Existen distintos grados de celos, que van desde un nivel mínimo, saludable, que de alguna manera indica que no existe indiferencia con respecto a la persona celada, pasando por un grado mediano, que genera un nivel de conflicto que puede llevar a situaciones incómodas y dolorosas para ambas personas (la celosa y la celada).

Los celos, en su expresión más patológica, pueden llegar a extremos criminales. La persona celosa entra en un estado de pánico que puede llevarle a cometer actos muy violentos. En estos casos, lógicamente, se necesita ayuda profesional.

La influencia de la cultura

Nuestra cultura nos ha enseñado que en nuestras relaciones de pareja, uno de los aspectos más importantes y no negociables es la exclusividad sexual.

Cuando este acuerdo implícito se rompe o corre ese riesgo, las personas comenzamos a sentir inseguridad con respecto al amor de nuestra pareja. Aprendemos a sentir que somos los “dueños” de nuestra pareja.

La realidad es que nadie es dueño de nadie más que de sí mismo. Si las dos personas podemos aprender a compartir un camino sabiendo que nos elegimos diariamente sobre una base sana, la relación será mucho más armónica que si actuamos desde el miedo

Sólo puedo actuar sobre mí, nunca sobre el otro

Como los celos se anclan en una inseguridad personal, que puede o no tener disparadores por parte de la otra persona, una de las formas de manejar esta sensación es trabajar internamente en la propia seguridad.

Claro que podemos compartir con nuestra pareja (obviamente no DURANTE un ataque de celos) las sensaciones que se nos disparan para pedirle colaboración en el sentido de que no proponga, intencionalmente, situaciones insegurizantes.

Sin embargo, es importante darse cuenta de que no hay mucho que podamos hacer para cambiar el comportamiento de nuestro compañero. Sólo podemos trabajar en las actitudes propias.

Es más, mientras más nos centremos en nuestra inseguridad, mayor es la sensación de inestabilidad que sentiremos y probablemente más desafiante será la conducta de la otra persona.

Esto, por supuesto, depende de la madurez emocional de ambos. Mientras más conscientes seamos del desequilibrio, más capaces seremos de modificarlo.

Profundizar nuestro atractivo

Nadie puede negar que una persona segura de sí misma es mucho más atractiva que alguien inseguro que está constantemente poniendo pruebas para demostrar(se) su poder.

Mientras más podamos dejar libre a nuestra pareja, confiando y sabiendo que nos elegirá por sobre otra persona, más lo(a) tendremos atraído.

Pensemos, si no, en qué desagradable es que nos estén constantemente celando o reclamando. En lugar de atraer, esto nos repele y puede llegar a empujarnos a buscar a alguien más sereno(a) o plantado (a).

Aquí podemos jugar con la conocida máxima que dice: “si amas algo, déjalo libre. Si vuelve a ti, es tuyo, si no, nunca lo fue” (o lo fue pero lo ahuyentaste con tus celos, agreguemos para ilustrar).

Transformar la energía

Otra de las claves para trabajar la desagradable sensación de celos es aprender a transformar o transmutar la energía.

Si en lugar de sentirnos víctimas de la situación, podemos cambiar esa actitud por la de protagonistas de la misma, muy probablemente cambiaremos la polaridad y podremos tomar la poderosa energía destructiva que tienen los celos y transformarla en, por ejemplo, estímulo erótico.

Demos un ejemplo. En la mayoría de los casos (no estamos hablando de situaciones poco saludables donde hay una intención provocativa de la persona celada) las situaciones que provocan celos están en la fantasía de la persona celosa y no en la realidad.

Si puedo entonces jugar con mi compañero a imaginarme (con él) la situación que en mi imaginación produce celos seguramente lograré que esa energía negativa (en la cual me siento víctima y fuera de un encuentro entre los otros) se convierta en una situación erotizante que yo comparto.

La energía está presente. Y tiene una polaridad, que en este caso es conflictiva. Podemos acompañar el flujo de esa energía hacia su otra polaridad, conectar con la plenitud en lugar del vacío y entonces lograremos trascender eso que nos hacía daño para conectarnos con algo que nos hace sentir en armonía con nuestra pareja.

Claro que para esto necesitamos la colaboración amorosa y consciente de nuestro compañero.

Nos paramos en nuestra seguridad, para que él o ella puedan sentir el placer de estar con alguien seguro/a y exploramos la sensación de erotizarnos (juntos) con una situación que en sí misma tiene una alta carga sexual.

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