¿Para
qué?
Nuestro
organismo tiene la maravillosa cualidad de transformar energía química en
“movimiento”, y lo hace, básicamente, de dos maneras: en forma AERÓBICA
(en presencia de oxígeno) o ANAERÓBICA (sin oxígeno).
Para
el primero de los casos obtiene el “combustible” de algunos de los alimentos
con los que se nutre; carbohidratos (como la papa, el pan, las pastas, los
postres, etcétera) o grasas (como los aceites, la manteca, y las carnes). Si
realizamos actividad física suficiente, consumimos estos compuestos, pero si no
la efectuamos y la ingesta es excesiva, se depositan bajo la piel como tejido
adiposo y aumentamos de peso.
"> Una
persona adulta activa necesita unas 2000 calorías para sus necesidades básicas,
y unas 500 adicionales por cada “sesión” de actividad física. Si
incorporamos mayor cantidad que la necesaria, nuestro peso se incrementará. Una
buena forma de controlar esta situación es contando las calorías que
ingerimos:
Ejemplo
de varios alimentos y su contenido calórico
Alimentos |
Calorías |
h Barra h Vaso h Trozo h Manzana h Taza |
300 100 70 50 5 |
|
¿A
qué velocidad y cuánto tiempo?
La
forma en que se selecciona el mecanismo energético está determinada por la intensidad
(velocidad de ejecución del movimiento) y el volumen (cantidad de
trabajo). De tal manera que cuando la intensidad es baja y el volumen alto se
recurre al metabolismo aeróbico.
Pero,
¿qué es baja intensidad? En los esfuerzos aeróbicos la intensidad se
correlaciona con la frecuencia cardíaca (la cual es de unos 75 latidos por
minuto en estado de reposo).
Esto significa que a mayor velocidad de movimiento,
mayor será la cantidad de latidos por minutos llegando hasta el límite (estimado
en 220 menos la edad para los hombres y 200 menos la edad para las
mujeres).
Una
buena guía para sus esfuerzos, es la que se observa en el cuadro siguiente:
Latidos |
Efecto |
110 |
Umbral |
110 |
Para |
130 |
Intensidad |
150 |
Zona |
Respecto
del tiempo de trabajo, se puede partir del concepto de que se requieren unas 70
calorías por kilómetro de carrera (siempre en dependencia de la
intensidad), con lo que si efectúa su conteo de calorías, puede discernir cuánto
correr para eliminar el exceso.
Por ejemplo: si usted ha incorporado 2200 calorías
y ha corrido 7 kilómetros, ha utilizado 300 calorías de sus reservas; ya que
se requieren 2000 para el metabolismo basal y 500 para correr esa distancia.
¿Se
debe comenzar corriendo o hay que hacer otra actividad?
La
carrera, al tener una fase de vuelo, suele resultar traumática para el sistema
ósteo-articular y muscular, apareciendo, luego de algunas prácticas, molestos
dolores en la zona afectada.
Asimismo, no siempre los presupuestos de fuerza son
suficientes para la prestación requerida. Por lo expuesto es que el orden
recomendado debería ser realizar:
1. Trabajos
de acondicionamiento de resistencia de fuerza (carga baja – muchas
repeticiones). Comenzar utilizando el propio peso corporal para continuar con
sobrecarga en máquinas.
2. Actividades
sin sobrecarga corporal (ciclismo – natación – remo – bicicleta fija) que
permiten “acumular” para mejorar la capacidad aeróbica.
3. Cuando
se tienen suficientes recursos en: resistencia de fuerza y capacidad aeróbica
(que se miden con tests específicos), se puede comenzar a correr. Al principio
unos pocos kilómetros y a baja intensidad, respetando tres principios básicos:
CARGA
EFECTIVA: El volumen y la intensidad deben ser
suficientes para que nuestro organismo reaccione con una respuesta adaptativa,
teniendo en cuenta que: los estímulos muy bajos no provocan adaptaciones, mientras
que los estímulos muy elevados pueden provocar lesiones.
CONTINUIDAD:
Para generar adaptaciones funcionales es necesario tener una mínima
periodicidad de estimulación (es recomendable 3 veces por semana).
PROGRESIÓN:
La carga de entrenamiento debe progresar en su magnitud para evitar
estancamientos de la adaptación.
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