Angélica
vive en Lugano y su hija estudia hace dos años Ciencias de la Comunicación en
el estado de Florida, en Estados Unidos.
Le
costó acostumbrarse a que uno de sus tres hijos se haya ido por un tiempo
prolongado del país, y últimamente sus expectativas respecto al regreso de
Leticia son escasas, a medida que el noviazgo con Gonzalo adquiere perfiles de
formalidad.
De
igual modo, se alegraba que su hija estuviese muy enamorada además de estar
realizando una buena
carrera y
trabajar en la biblioteca de la Universidad de Tampa.
Gonzalo
es un puertorriqueño con
ciudadanía americana, dulce y querendón que como
cupido llegó al corazón de Leticia.
Se acababa de recibir de Técnico de
Sistema de Información y andaba en los últimos detalles de la ceremonia de
graduación a la cual asistiría su familia. Unos meses antes, le habían tomado
las medidas exactas para la toga que utilizaría ese día.
Conocía
nuestro país por que había viajado dos veces con Leticia. Como buen extranjero
que viene de paseo, conoció los mejores lugares de la Capital Federal, del gran
Buenos Aires y parte del norte y sur del país. Salvo el cordón marginal que se
cae del mapa y que cada vez es más extenso. Eso no se muestra: ¿por que será,
no? Lo cierto es que Gonzalo estaba
encantado con nuestro país.
Angélica
se escribía por e-mail con su hija y también él enviaba sus mensajes.
Un
día recibe correo de Gonzalo, le
comenta que estaba algo preocupado debido a que buscar trabajo no era tan
sencillo. Había presentado ocho currículums en distintas empresas que pedían
su especialidad. Estaba temeroso de la primer entrevista y de lo que pudiesen
preguntarle.
Angélica
le respondió que se quedara tranquilo, que seguramente de alguna de las
empresas lo iban a llamar, que tuviese paciencia ya que buscar un trabajo era
todo un trabajo.
A
los pocos días recibe otro e-mail. Gonzalo le comenta que ha sido
preseleccionado en cuatro empresas. Ahora su preocupación pasaba por los 40.000
o 50.000 pesos que ganaría al año:
¿era una buena remuneración?.
A
Angélica se le dificultaba contestar en argentino. Y pensando como una
americana, haciendo un esfuerzo le contesta: por ser tu primer trabajo ¡creo
que es una excelente remuneración, es fantástica!.
No
pudo dejar de pensar que aquí hubiesen hecho falta cuatro años y a veces más
para llegar a ese monto.
Un
próximo e-mail: ¡LO LOGRE!….Entré en una empresa de rayos láser, me pagarán 60.000 pesos al año, más
un plus por cada programa de base de datos, que realice con éxito.
Lo
que me preocupa ahora, es que queda a una hora de viaje en coche… me parece
demasiado lejos, son dos horas al día que resto a mi tiempo para realizar otras
cosas.
Por
ahora la empresa me entregará un carro hasta que me compre uno. Aquí uno
usado
y en buen estado están en 3.200 pesos. Posiblemente en unos meses pueda
comprarme uno.
Usted
tiene razón, con un poco de paciencia se encuentra un buen trabajo y remuneración.
Angélica
pensó que la ciencia de la paz, aquí… ya no existía. Redoblando esfuerzos para contestarle…le dijo:
–
Bueno Gonzalo, esas dos horas de viaje las puedes aprovechar relajándote,
escuchando música…- siguió escribiendo, además, acá viajamos la mayoría
mucho más tiempo y el viaje es indigno,…nos hacen quedar después de hora y
no nos pagan. Y ya no reconocemos
entre el trabajo, el viaje, la
cena, tu mujer, los hijos es
una…m… …y.
Comenzó
a borrar lo escrito y allá donde dejo en la música, agregó: pensá que te
encontrarás con Leticia, que a veces te irá a buscar y así, el trayecto no resultará tan prolongado. Además el camino de
Orlando a Tampa es maravilloso.
Sentía
que decía una pavada tras otra, pero su bocho estaba perplejo. Se acordaba que
por veinte años de trabajo le pagaban 1500 pesos y recientemente le habían
descontado o mejor dicho le quitaron parte de sus honorarios con el fin de
apoyar la gestión del pago de los intereses de la deuda, precisamente… con…
Otro
e-mail: – ¡COMIENZO EL LUNES!. Angélica, ya organicé mis horarios. También
lo hemos hecho con Leticia.
Además,
creo que no me supe ubicar con respecto a Argentina. Creo que el Estado tendría
que preocuparse por recompensar a la gente que trabaja, para que tengan buenas remuneraciones y disponibilidad de medios para que viajen. Aquí
el Estado se ocupa.
Angélica,
termino de leerlo y se preguntó: ¿ESTADO?…¿DE QUÉ ESTADO ME HABLA?