Para
comenzar
cualquier tipo de
microemprendimiento, es fundamental poseer una actitud
positiva hacia el mismo, puesto que será necesario afrontar obstáculos, desafíos,
nuevas situaciones, y barreras de forma constante.
Es
una posibilidad cierta y latente que algunas de las personas que rodeen al
microemprendedor, lo desalienten sobre sus proyectos, haciendo referencia al
actual contexto recesivo y las dificultades que este conlleva para cualquier
tipo de emprendimiento.
Estas personas tendrán la mejor de las intenciones, puesto que solo querrán
evitarle decepciones y frustraciones, pero muchas veces solo evitan un probable
éxito.
Por
eso, la persona que no posea una cierta dosis de energía, optimismo, y acción,
podrá desestimar fácilmente su proyecto, y abortarlo antes de comenzar a
estudiarlo.
De esta forma, la perseverancia se convierte en un
factor clave, pero además se necesitará estar plenamente convencido
de llevar a cabo su proyecto, y de haber elegido el camino correcto para
hacerlo.
Esto no debe confundirse con un capricho o una tozudez, ya que si todos
sus consultados afirman que el negocio no es viable, será bueno darle un rumbo
nuevo.
Otra característica altamente
necesaria, será lograr una fuerte autodisciplina y organización, para poder
desarrollar una actividad sin necesidad de un jefe.
La persona que desarrolle una actividad autónoma, debe saber que tiene la misión
de responsabilizarse por absolutamente todas las cuestiones que formen parte de
la actividad elegida.
De esta forma, será necesario marcar sus propios horarios
de trabajo, así como el lugar y la forma de llevar a cabo las diferentes tareas
que lo componen.
Pero
antes de comenzar, será muy útil que incorpore algunas herramientas para la gestión de negocios, lo cual puede ser realizado
adquiriendo material educativo en librerías o Internet, o bien concurriendo a
los cursos gratuitos que brindan las municipalidades u otras ONG.
Estos
cursos, incluyen nociones básicas de management
(liderazgo), marketing (técnicas
de mercadeo), ventas, publicidad, informática, business plan (plan de negocios), RR.PP. (relaciones públicas),
planificación estratégica, etc.
Además,
será muy bueno tener una charla con personas que ya hayan realizado sus propios
microemprendimientos, para que puedan darle una experiencia de “primera
mano”, menos teórica y más práctica.
La investigación sobre el negocio elegido: un paso fundamental
Tan
cierto como que no es bueno dedicarse a una actividad que uno no disfrute, es el
hecho de que es muy inconveniente abocarse a una actividad que sí guste, pero
no sea rentable.
Para
esto, debemos hacer una investigación previa sobre la viabilidad del producto,
cual es su mercado (poder adquisitivo, se éste está saturado, etc.) y todas
las diferentes alternativas que rodean a la actividad elegida.
En
esta búsqueda, uno deberá identificar quiénes
serán sus potenciales clientes, cómo
se les va a vender, y donde se
efectuara la transacción. Para esto, será menester estudiar al consumidor con
respecto a sus actitudes, hábitos, lugares que frecuenta, poder adquisitivo,
etc.
Incluso, puede ser necesario estudiar las diferentes zonas geográficas,
las vías de pago existentes, y las falencias de la competencia directa en el
rubro.
Por último, es fundamental fija objetivos
claros, a consumarse en etapas ya planificadas, dentro del corto, mediano, y
largo plazo. El primer pasó será una buena comprensión del lugar en el que
estamos, y que será necesario a partir de allí para llegar a los objetivos
propuestos.
Luego,
deberemos estipular metas, como por ejemplo sumar más clientes, tener una mayor
oferta de productos, realizar una determinada facturación, etc., y darles a
estos objetivos un respectivo lapso de tiempo, para tener una mayor idea de cuan
acertada era nuestra idea.
Y
si quieres conocer lo que los expertos tienen para
decirte, descarga ahora nuestro libro gratis Empresarios
y emprendedores y comienza tu camino hacia el éxito en los
negocios (haz clic en el nombre del libro para
descargarlo).