Para mantener un estilo propio, que nunca pase de moda, debería saber combinar
su forma de vestir con su personalidad, sabiendo cuándo hacer
caso a las “reglas” de la moda, y cuándo ignorarlas.
Si, por ejemplo, le gusta usar sombreros todo el tiempo, incluso para ir a cenar,
o si prefiere un short con sujetador en vez de una malla entera o bikini para ir
a la playa, es muy probable que no tenga muy en claro el sentido de la
elegancia, por lo que, para comenzar, debería asesorarse viendo alguna de las
muchas revistas especializadas en moda.
Pero una cosa totalmente distinta, es tener un estilo personal propio. A
semejanza del caso anterior, se optará por ropa o retoques que no estén de moda
o no se suelan utilizar en determinados lugares pero, a diferencia de ese mismo
caso, este vestuario no le dará una apariencia ridícula, sino una personal
propia.
En busca del límite
Pero… ¿dónde está el limite entre quedar como una ridícula o como una mujer
original, con mucha personalidad, y que no vive pendiente de la mirada de los
demás? La respuesta no es sencilla, ya que la frontera que separa estas dos
situaciones es muy fina y borrosa.
Por empezar, es necesario remarcar la importancia de que, lo que vaya ponerse,
haya sido usado en algún momento.
Por ejemplo, si usted sabe que en algún tiempo
el peinado con brushing, que tan bien le sienta a su rostro, era muy usado
por las mujeres que ahora tienen su edad, no debería importarle que en la actualidad eso haya
pasado de moda.
Pero si, por el contrario, a usted le encanta usar sombreros ya que le dan un
toque de sutileza a su rostro, pero este atuendo nunca fue usado en la playa,
ponerse uno para concurrir a ese lugar sí sería un acto ridículo.
En definitiva, se trata de usar lo que alguna vez fue aceptado.
Claro, no nos
estamos refiriendo a algo de más de veinte años atrás (¡Sino, veríamos mujeres
con inmensos vestidos y paraguas en los días de sol!), sino simplemente a un
atuendo o estilo que fue muy utilizado algún tiempo atrás.
De hecho, incluso se pueden ver mujeres que, siguiendo la moda, quedan
ridículas. Por ejemplo, están aquellas que eligen teñirse de rubio tan solo por
que todas lo están haciendo, aunque en el caso de ellas, y debido a su
color de piel, no lograrían más que desentonar fenomenalmente.
De lo que se trata, en definitiva, es de poner su propio estilo, tanto físico
como de personalidad, en un primer plano, para luego amoldar alguna moda
a su persona, y no al revés.
No se deben tomar las propuestas de los diseñadores como obligatorias, sino que
se debe pensar y ocuparse, sobre todo, de su propia personalidad, ya que no
todas las mujeres tienen el mismo look, ni se puede seguir siempre el
gusto de otras personas.
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