Cuando los padres se divorcian y sus
hijos adultos deben hacer frente a la
situación, muchas veces se transforman en verdaderos árbitros de una batalla. Los
hijos adultos son a menudo renuentes a intervenir en las peleas relacionadas con
el divorcio
de sus padres, aunque muchas veces, sus padres recién divorciados los
involucran agresivamente en la pelea entre ellos.
Los padres de los niños pequeños que atraviesan el divorcio, pueden también
arrastrarlos al conflicto, pero por lo menos muchas veces intentan
impedirlo todo lo posible. Sin embargo, los padres de los hijos más adultos
parecen no reconocer ningún tipo de límites en esta situación.
A menudo, una de
los miembros de la pareja se moverá rápidamente y tratará de reclutar como aliados a sus hijos adultos, hablándoles de todas las
transgresiones del otro padre a lo largo del matrimonio. ¿Piensan estas
personas sólo por un momento si sus hijos adultos realmente desean oír todo
esto? E incluso, de ser así ¿en qué les incumben esos conflictos de pareja?
Los hijos adultos de parejas recién divorciadas se encuentran en una situación
ambigua, ya que no pueden entrometerse totalmente en la vida de sus padres, pero
tampoco desentenderse de los problemas generados.
Es también un error creer que cuando los hijos crecen, se supone que el divorcio
será menos doloroso de que lo que sería si fueran niños pequeño.
De alguna
manera, podría ser incluso más devastador, ya que si una pareja de padres con
quien usted ha estado tanto tiempo conviviendo, decide repentinamente
interrumpir esa relación, sin dudas también modificará todos los lazos que usted
había establecido con ellos.
Muchas parejas de 50 años que se están divorciando
buscan ayuda y contención en personas de veinte o treinta años que no están
preparados y que responden con desconcierto, pues todos tendemos a creer que el matrimonio
de nuestros padres es la prueba de que una pareja puede durar para siempre.
Entonces, ¿qué hacer…?
Acuerde una línea de conducta
Reúnase con sus hermanos y hermanas y vea si pueden acordar una línea de
conducta común, en respuesta al divorcio entre sus padres. También acuerde quién
comunicará esa decisión a sus padres, o si cada uno de ustedes dirá simplemente
lo que necesite decir. Si están inquietos por lograr un mensaje apropiado,
podrían incluso acordarlo por escrito. Establezca un plan
Este mensaje será ineficaz, por supuesto, a menos que usted insista en
mantenerse fiel a él. A menudo, la determinación inicial de un hijo adulto de
permanecer fuera de una disputa pos divorcio entre sus padres, se derrumba ante la necesidad de un padre
de obtener ayuda.
Hay pocas necesidades más prioritarias que las de nuestros padres. Y los padres
que atraviesan un divorcio tienen las mismas características que cualquier
persona que atraviesa por un divorcio: son un manojo de necesidades con poco o
nada de respeto por los límites propios o ajenos. No es ninguna sorpresa,
después de todo, que los hijos adultos lleguen a menudo a
involucrarse en el conflicto.
Incluso si un hijo adulto ya está en el centro de una pelea entre la madre y
el padre, nunca es demasiado tarde para retirarse. Esto puede comenzar
simplemente clarificando a ambos padres su intención de permanecer fuera del
conflicto entre ellos, sin dejar de mantener un contacto regular con ambos. Actúe como mediador
Los hijos adultos pueden ayudar a sus padres a simplificar los
conflictos y acercar posiciones. Siempre que uno de sus padres comience a
hablarle sobre el comportamiento del otro, puede decir, "todo lo que tengas para
decir de mi (padre o madre), tienes que comunicárselo a el/ella, no a mí".
A los
padres no suele gustarles oír este tipo de respuestas, pero lo escucharán, y
podrán llegar a hacerle caso. Incluso es posible que, hablando entre ellos de
una manera seria, comiencen a lograr un nuevo afecto y respeto por sus hijos.
Un hijo adulto de padres divorciados, experimentará a menudo sensaciones
intensas de abandono por parte de uno o ambos de sus padres. Pueden también sentir que
no están actuando lo suficientemente bien como para mitigar el dolor de sus
padres, o bien que sus padres ya no lo tienen tan en cuenta.
A veces,
estas sensaciones adquieren un carácter muy personal, como por ejemplo "mi padre
presta más atención a los nietos de su nueva pareja que a mis propios hijos". No
es fácil manejar estas situaciones, pero trate de ser objetivo y ver la verdad
por sobre lo que sus sentimientos puedan llegar a distorsionar.
Una regla inmodificable: lo que todas especialistas acuerdan con respecto al
comportamiento de los hijos adultos de padres recién divorciados, es la
necesidad de cualquiera de ellos de interponerse contra la violencia y el abuso.
Si usted teme (o sabe) que uno de sus padres está abusando del otro, tiene el
derecho y la necesidad de intervenir; es más, usted puede incluso tener el deber
de intervenir. Los abusadores necesitan ser mantenidos alejados de la gente
vulnerable. Además, usted puede ser el único que puede hacer eso por alguno de
sus padres.
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