La forma más
sencilla de comenzar a hacer surgir la creatividad, está basada en el poder de
nuestro subconsciente, y sería "tomar una caminata".
De hecho… ¿Cuántas ideas suelen surgir mientras se camina, corre, cultiva,
lava los platos o maneja?
Esto es así porqué nuestro subconsciente procesa constantemente ideas y estímulos
recibidos conscientemente.
Una técnica útil es trabajar activamente un problema en la relajación, antes
de ir a dormir, permitiendo que el subconsciente tome el mando de la situación.
Luego, se debe revisar cualquier idea elucubrada, cuando uno se despierta, y
asegurarse de tener a mano papel y lápiz, en su cama para registrar las ideas.
No existe ninguna manera infalible de garantizar algún éxito para crear
grandes ideas. La estructura citada puede ser buena, pero es posible que se
experimenten problemas y tropiezos durante el proceso. De hecho, la verdadera
inspiración no es físicamente mensurable, ni palpable de ninguna forma
concreta.
En busca del aprendizaje
Existe una gran
polémica sobre si existen métodos específicos para generar ideas, ya que
todos sabemos que estas cuestiones tienen relación con cosas que no se pueden
medir, aunque sí se puede saber hechos relativos a una mente lúcida.
Por ejemplo, casi todos concuerdan en que la creatividad no se puede limitar, y
por lo tanto nada que limite puede contener en sí mismo creatividad.
Para muchos artistas y creativos, nuestra sociedad occidental concibe la
creatividad como “algo por hacer”.
Existe también la percepción de que se requiere de un duro trabajo para crear
los mejores trabajos.
Y si bien es cierto que existen algunos grandes artistas que no necesitan
trabajar demasiado para triunfar, no menos real es que la gran mayoría sí
necesitan trabajar muy duro.
Lo cierto es que se sabe que la creatividad de una persona, a menudo está
influida por su punto de vista en la creatividad.
Una manera de aumentar la creatividad, sería entendiendo cómo se concibe la
creatividad para uno mismo y especialmente cómo se trabaja para uno.
Nadie puede enseñar la creatividad y esperar sentado que los receptores se
manejen de forma semejante.
Esto podrá verse muy obvio, pero lo cierto es que la creatividad debe provenir
desde uno mismo, a creatividad se enseña raramente en esa manera. Aprender a
ser creativos no es lo mismo que aprender a cocinar empanadas.
Las filosofías orientales tienen varios anclajes referentes a la
creatividad en si misma, especialmente el Budismo (incluyendo el Budismo Zen) y
el Taoísmo.
Se cree que nosotros no podemos crear adecuadamente desde el control y la ilusión
de la mente. En efecto, se debe ir más allá, más allá de su poder, y
permitir simplemente que la mente sea libre de expresar lo que quiere.
Tan pronto como tratamos de crear, es decir "hacerlo", empezamos a
intentar tomar el control. Sin embargo, tenemos que aprender a aflojar este
control, para permitir que la mente sea más libre.
En vez de forzar algo, debemos permitir que ese algo venga, o más
apropiadamente, que le demos la oportunidad de venir.
La creatividad es un fuerte vínculo hacia la genuina comprensión del
cosmos y la vida, elementos que van mucho más allá de lo que podemos ver día
a día.
Tiene mucho para ofrecernos, y significa estar abierto a la verdad, tanto
respecto a nosotros mismos como acerca de los otros.
La creatividad florece cuando uno comienza a confesarse la verdad de las cosas,
tanto interiores como exteriores.
Por ejemplo, una gran verdad es que todos los seres humanos son únicos y muy
importantes, con lo que si se trata de lograr los objetivos descuidando los
derechos o sentimientos de los demás, se estará gestando un auto-engaño, la
percepción de la realidad se nublará, y todo ello atentará contra la
creatividad, pues ella depende de la información exacta acerca del ambiente, así
como de la percepción de los demás seres humanos.
Otras visiones de la creatividad
Pero como señalamos,
nadie puede tener la respuesta de los que es la creatividad. Por eso, todo esto
se debe tomar tan sólo como una concepción de la misma, entre infinitas otras.
Para conocer algunas más, hemos consultado vía mail y seleccionado algunas
definiciones que nos han hecho llegar los lectores de En Plenitud.
“La honestidad conmigo mismo me permite ser más creativo en mis objetivos y
sueños personales, pues cuando me pongo en el rol de otra persona, y concibo
ideas más objetivas y menos influencias por prejuicios, he encontrado que más
cerca estoy de estos objetivos. Lo importante es saber que se quiere, antes que
lo que no se quiere”.
Luis Nieva, 52 años, Puerto Rico
"Los medios y las noticias acentúan los aspectos violentos de las
noticias, y presentan cruelmente escenas de las que mi mente no puede olvidarse.
Si supiera que esta crudeza me estimulara a hacer algo bueno, la soportaría,
pero con demasiada frecuencia se tratan de situaciones sobre las que no tengo
control, y solo me distraen y desvían mis habilidades creativas. Por eso,
intento sólo estimular mi mente con cuestiones que sé que tendrán como
respuesta algo productivo”.
Martha Ghise, 47 años, Santiago de Chile
“Esforzarse por ser originalidad es contraproducente. La originalidad llega
exactamente de la forma opuesta, es decir cuando no se la fuerza. Yo simplemente
sigo mi intuición natural, y llego a conclusiones originales. Pero por
supuesto, la intuición natural incluye la disciplina, pues el propósito de la
disciplina es canalizar la energía evitando la distracción. Concebida así, el
trabajo mismo es una experiencia gozosa, pues los beneficios son obvios”.
Héctor Gutierrez, 56 años, Miami, Estados Unidos
“La mejor forma de llegar a la creatividad, es alejarse de los viejos y tontos
prejuicios que nos han inculcado desde chicos, tanto en nuestra casa como en la
escuela”.
Ernesto Seid, 42 años, Buenos Aires, Argentina
“Intenté utilizando técnicas que me permitieran integrar mi propio estilo de
pensamiento a la ruptura del mismo, y afortunadamente, luego de un tiempo deje
de aplicar conscientemente esas técnicas”.
Laura López, 38 años, Málaga, España