Muchos
de nosotros aprendemos a permanecer en silencio. Después de varios intentos que
jamás fueron escuchados, nuestras ideas se resignan a habitar nuestra mente y
jamás salir. Y aún así, algunas ideas insisten en romper esa barrera. Ideas de
las que estamos convencidos, ideas que sabemos pueden ayudar al desarrollo de
la organización.
Todos sabemos que una buena idea que pueda llegar a las
personas que manejan los hilos no sólo puede ser algo bueno para la compañía,
sino que nos da mayor importancia y se reduce nuestro riesgo a ser
prescindibles, sin contar las posibilidades que se abren al ser reconocidas
nuestras habilidades.
Es
natural de los seres humanos resistirse a los cambios. A veces incluso en
contra de sus propios beneficios y de forma irracional. Ésta es la principal
barrera que tendrán que superar sus propuestas, una barrera que pese a ser
abstracta puede ser más sólida que una pared de cemento y ladrillos.
En la oficina no
Lo
primero que debe hacer es separar la generación de ideas del trabajo que
desempeña en la oficina. Si su jefe o sus colegas descubren que utiliza los
recursos de la organización para generar nuevas ideas, sus posibilidades de
éxito se reducirán a nada. El hecho de que use su propio tiempo para
desarrollar su propuesta le dará mayor credibilidad y le dará la ventaja de
mantener a los depredadores fuera de alcance.
Los aliados
Muchas
veces es una buena idea tener aliados que también se entusiasmen con sus
propuestas y con quien pueda trabajar para desarrollarlas. Puede ser alguien a
quien usted respete, un colega o un superior. Si sus ideas son bien recibidas,
un superior puede tomarse el asunto con mayor seriedad. De todas formas, no
importa quién sea, debe tener el mayor de los cuidados.
Asegúrese de conocer
bien a esta persona, tenga en cuenta que mucho dependerá en la buena relación
que se forme. Recuerde que puede haber celos e inseguridades flotando en el
aire.
Los enemigos
Ahora
que ya sabe quién puede ayudarlo es saber quiénes serán los que se sientan
dolidos, celosos o amenazados. Serán ellos los que podrán los obstáculos en su
camino. Es posible que a alguien le guste su propuesta, pero que de forma
indirecta sienta que si se aplica alguna de sus debilidades afloren para que
muchos la vean. Es así como desestimarán sus ideas, para no quedar al
descubierto.
El miedo a las cosas nuevas que no sabemos si podremos manejar nos
hacen despreciar cualquier cambio. Por eso, las primeras personas que debemos
considerar como obstáculos son aquellas que se verán afectadas de forma directa
o indirecta por nuestras propuestas, sin importar si tenemos o no una buena
relación con ellas.
Hacer la tarea
Asegúrese,
antes de hacer su presentación, haber hecho todas las cuentas de costo-beneficio.
Números detallados le darán un apoyo sólido a sus ideas. Recuerde que una idea
no es buena por ser renovadora sino por ser eficiente, rápida, más barata y
dinámica. Es necesario que le de peso a los conceptos con algunos hechos. En
especial, las cuentas que mencionan el dinero que la organización podrá ahorrar
serán las más importantes.
Anticiparse a los hechos
No
importa qué tan buena sea su idea, qué tan bien fundamentada con hechos la haya
construido, tampoco importan qué tan poderosos sean sus aliados, siempre
existirán las objeciones. Y usted debe estar preparado para enfrentarlas.
Una
de las principales objeciones sonarán como esto: Sí, en papel se ve bien pero
no creo que eso vaya a resultar en la realidad. Ahí es cuando usted deberá
sacar a la luz lo que ha investigado. Es preferible que muestre los datos de
alguna compañía que ya haya aplicado algo parecido, donde puedan verse los
números reales. Anticípese a las objeciones y prepare su contraataque.
Nadie es perfecto
Cuando
lluevan las críticas no se ponga a la defensiva. No trate de mostrar su
propuesta como algo perfecto porque es imposible que lo sea. Además, nada es
más molesto que alguien que insiste una y otra vez sobre la perfección de lo
que ha creado. Una presentación que también muestre las fallas y los riesgos
harán que su propuesta sea más creíble. Expresar las deficiencias demostrará
que usted ha pensado en todos los aspectos y las objeciones no sonarán tan
sólidas una vez que usted ya las ha mencionado.
Elegir las palabras
Una
buena idea es utilizar las mismas palabras que usan las personas que escucharán
sus propuestas. Esos términos que usted escucha en las reuniones, cuando son
mencionadas las deficiencias y los avances. Aproveche estas reuniones para
respaldar su propuesta.
“Como usted dijo la semana pasada, el problema es…”
De esta forma su propuesta también estará apoyada de forma indirecta en las
palabras de quienes toman las decisiones. El riesgo al actuar así es que estas
personas tomen su propuesta como suya y le quiten todo el crédito. Asegúrese de
tener documentado su responsabilidad en todo esto. Guardar el correo
electrónico es el primer paso para tener un buen recaudo.
Es su idea
No
es necesario ser soberbio pero debe asegurarse de que quede en claro que la
idea es suya. Muchas personas querrán apoderarse de todo su trabajo. Para
evitar esto mencione su idea en todas las reuniones que pueda, aunque debe
hacerlo con sutileza. “Cuando traje esta idea el viernes, tal persona me ayudó
mucho en desarrollar este aspecto.”
Al mismo tiempo que le da crédito a alguien
está estableciendo que la iniciativa y el trabajo fueron hechos por usted. No
es necesario hacerlo seguido, sólo con las personas indicadas. Con unas dos o
tres veces, nombrado en los lugares indicados, podrá plasmarlo en el
inconsciente colectivo de la organización. No trate de exhibirse ante todos
porque esto generará resentimientos.
Cubrirse las espaldas
Su
idea puede no funcionar. Después de esforzarse para que llegue a las personas
indicadas, después de convencer a estas personas, después de aplicar su
propuesta, los resultados no son los que esperaba. Hágase cargo del fracaso
pero debe dejar en claro que la decisión no fue solo suyo, que muchas personas
lo creyeron una buena idea.
Cuestión de actitud
El
coraje es el primer requisito para la gloria. Debe saber cuáles son los riesgos
que usted está tomando. A veces lanzarse al vacío da su recompensa. Si está en
condiciones de tomar esos riesgos sólo falta tomar la decisión. Muchas veces,
gran parte de la satisfacción nace de saber que ha sido valiente y que le ganó
a sus propios miedos.
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