TISANAS: comprende a los infusos, cocimientos y macerados, que pueden ser
bebidos en mayor cantidad y repetidas veces, pero la concentración es menor que
en los 3 anteriores (más diluidos porque llevan mucho más agua en la preparación).
LECHES:
en algunas plantas en particular, es preferible para posibilitar su actividad
como medicamento, preparar la tisana o el cocimiento utilizando leche en lugar
de agua.
JARABES MEDICINALES:
son preparaciones en las cuales se utiliza una tisana, un cocimiento o un
macerado vegetal, en lugar del agua, para disolver el azúcar. Puede incluso
usarse el zumo de los frutos con la misma finalidad.
ELECTUARIOS:
se denominan así las mezclas de
pulpas
de frutos con miel o con jarabe, en frío.
VINOS:
los vinos medicinales se preparan por maceración, es decir, dejando la planta
en cuestión, en contacto con el vino durante varios días. En algunos casos se
emplea el vino en lugar de agua para preparar y cocimientos.
ELIXIRES:
se denomina de esta manera a la mezcla de un vino medicinal con un jarabe o con
azúcar y agua.
TINTURAS ALCOHÓLICAS: es una maceración
con alcohol y agua, en la cual se utiliza la planta o partes de plantas secas,
las que se dejan reposar entre 10 a 30 días con el frasco tapado, y se agita el
contenido periódicamente. Se filtra y se vuelve a dejar en maceración varias veces durante ese
lapso.
EXTRACTOS FLUIDOS:
se efectúa el mismo procedimiento que con las tinturas, pero macerando únicamente
con alcohol puro (sin diluirlo con agua).
Todas
estas preparaciones, deben ser llevadas a cabo con un conocimiento profundo de
las acciones terapéuticas y de los efectos indeseados de las distintas plantas.
Es imprescindible asesorarse con un profesional que tenga experiencia
especial en la materia, quien es el que aportará los datos acerca de las
proporciones justas de los vegetales a usar en cada medicación.