Una vez que hemos adquirido
nuestro teléfono celular, vemos con resignación cómo los gastos van en aumento,
mientras, a la vez, el mercado nos ofrece una amplia y atractiva variedad de
planes entre los cuales elegir.
Los planes varían según el
uso , y al principio puede que nos resulte difícil determinar qué clase de
usuarios somos y cuál es el plan adecuado.
Otra vez, lo que es bueno
para unos, no es tan conveniente para otros.
Es útil saber ciertas cosas antes de adquirir un teléfono. Algunos equipos, por
ejemplo, no funcionan igualmente bien en todos los lugares. Si por caso, Ud.
vive en la planta baja de un edificio, consulte con su vecino si la recepción
allí es buena.
Si ya hemos usado nuestro teléfono por algún tiempo, lo primero que debemos
conocer es el promedio de minutos que consumimos mensualmente, cosa sencilla de
determinar si revisamos nuestras facturas.
Veremos cómo parte del secreto está en la letra chica que, invariablemente,
aparece en todos los contratos y que, los vendedores, al modo de los
prestidigitadores, ocultan con un pase de manos.
Consulte con otros usuarios, y si son conocidos o amigos, pídales que le
permitan ver una factura y así tendrá una idea de lo que puede costar un plan y
establecer comparaciones con el suyo.
¿ De cuántos minutos disponemos para realizar llamados a cualquier hora y cuál
es el costo si los excedemos?.
Los planes que ofrecen
minutos libres los fines de semana y durante la noche, son muy parecidos entre
sí, excepto que algunas compañías empiezan a contar el horario nocturno desde
más temprano.
¿Cómo funcionan los planes
de telefonía celular pre-pagos?
Entre los prepagos hay
diferentes planes. Hay compañías a las que usted comprará minutos “por bulto”,
esto es, una determinada cantidad de minutos a un promedio $ X el minuto y
pagará según los vaya comprando.
Con este plan no se pierden
minutos ni se pagan tarifas especiales por llamados realizados fuera del plan,
pero la contraparte es que no tendrá forma de hacerse una idea de cuánto ahorra.
Algo más, con esta clase de
planes deberá consumir el total en noventa días y perderá los minutos que no
haya usado en ese período.
Los planes prepagos son ventajosos para quienes no usan el teléfono con mucha
frecuencia, ya que se trata de un abono y no de un contrato.
En el extremo opuesto están los contratos a largo plazo que, no siempre
significan una mala cosa porque las compañías ofrecen tasas reducidas o no
cobran los gastos iniciales a los usuarios que hagan contratos por más de dos
años.
Cuando hablamos de abonar, hay que hacer una diferencia necesaria entre gastos e
impuestos. El gasto es el valor que abonamos por un servicio y los impuestos son
instituidos por el Estado.
¿Y qué ha vuelto a los prestadores de telefonía celular tan famosos?
Los gastos adicionales que
aparecen luego de las arduas pesquisas del usuario.
A fin de reducir aún más los gastos, tenemos la posibilidad de cancelar aquellos
servicios que no usaremos y que están incluidos en el plan que hemos elegido.
Si la compañía le ofrece en
su plan el servicio de identificación de llamadas, por ejemplo, y no le
interesa, estaría ahorrando lo que el proveedor le cobra por ese concepto.
¿Qué hay de la hi-tech
aplicada al uso de la telefonía celular?
Si viajamos al exterior,
podemos usar nuestro teléfono celular, pero a un costo extra que puede llegar a
ser muy oneroso.
Por otro lado, hay compañías
que ofrecen planes especiales adicionales para enviar y recibir fotos, por
ejemplo.
El costo de este adicional parece bajo a primera vista,
pero si lo comparamos con lo que abonaríamos recibiendo y enviando fotos online,
tal vez lo pensemos un poco más. Pero también es cierto que lo que abonamos en
este caso es la portabilidad del servicio.
Entre los usuarios, existe la idea generalizada, de que no es posible cancelar
un contrato o, que la cancelación implica una situación engorrosa.
Un contrato no es
necesariamente una encerrona, pero si queremos cancelar el plan, ¿qué gastos
deberemos afrontar?
A medida que el tiempo pasa,
los nuevos planes que surgen son más ventajosos que los anteriores y esta es una
buena razón para no atarse a contratos con los que terminaremos perdiendo
dinero.
La situación en cada país es
diferente, pero en los Estados Unidos, por ejemplo, la cancelación del servicio
está para casi todas las compañías en alrededor de los $ 200, (el equivalente a
cuatro meses de un servicio promedio).
Esto podrá parecernos una
suma exagerada, pero que habrá que ponerla en la balanza, con el ahorro que
lograremos contratando un nuevo plan.
Finalmente, en algunos países ya existe la posibilidad de cambiar de compañía,
conservando el número de la línea, pero las compañías, anticipándose a las
nuevas leyes, establecieron con anterioridad el cobro de la propiedad del número
que otorgan.
La legalidad de esta práctica es discutible y es imposible librarse de ella por
el momento, aunque al saber que existe, podremos incluir este gasto en nuestro
presupuesto.
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