¡Que linda está
la mañana, en que vengo a saludarte!… ¡Ajúa! ¡Felicidades Jefecita! En este
tu día de las Madres, que la pases de pelos (¿de pelos?, ¿Qué es eso de pelos?).
Estas palabras,
casi estoy seguro que son escuchadas cada año por muchas Madres en este País,
pronunciadas con voz aguardentosa por sus queridos vástagos, que para pena de
muchos, crecieron y por obra y gracia de la vida, acabaron tomando un rumbo muy
distinto a aquel que soñó esa cabecita blanca, al darlos a luz, hace ya muchos
años.
…¿A poco no nos
salió bien chida la rolita esa Jefita!…¡ No, si estuvimos practicando horas
enteras en la playa con los cuates, para traerte algo bien bonito en este día
tan lindo!.
Y ahí tienen a
la sufrida Madre, escuchando halagos desentonados y oliendo los vapores etílicos
del producto de sus entrañas, quién en evidente estado de embriaguez, pareciera
como si estuviera parado sobre un buque en plena tormenta en mar abierto.
Ay mijito, me
encantó tu serenata, gracias por acordarte de mi (Claro, el malandro del hijo,
solo se para a verla cada venida de Obispo o en su cumple o el día de las
Madres).
Ya sabes mi
Jefita, que yo te quiero con todo el corazón, con todo el corazón… ¡Hip!,
¡Burp!, perdón Jefita, estas chelas tienen harto gas.
Para todo eso,
ya son casi las 6 de la mañana, y la pobre mujer, tuvo que soplarse como 8
serenatas adicionales durante toda la noche, con la modalidad de que ahora
vienen en CD.
¡Qué cosas!,
serenatas en CD. De verdad que han cambiado los años (como dice la canción). Lo
que es peor, los serenateros, tratan a toda costa de igualar los tonos de la
música grabada, y no hay oído que resista.
¡Entonces qué,
mi jefita!, ¡No se me duerma!, si apenas comienza el reventón!, Además mis
cuates y yo no hemos probado bocado en toda la noche, de estar ensaye y ensaye,
¿Qué?, ¿nos preparas unos huevitos bien enchilocitos?, pá‘ la cruda, usted ya
sabe.
Hasta entonces
la Madre de la historia, que no sabe si está dormida, soñado alguna pesadilla, o
que se yo, reacciona y casi a punto de darles con la escoba, recuerda que este
día ¡es el día de las Madres!.
Sí
señores, el tan esperado, recordado, añorado ¡día de todas aquellas mujeres que
de pequeñas soñaban con traer hijos a este mundo!. Y que para su suerte (buena o
mala), se les cumplió.
Haciendo
esfuerzos sobrehumanos, y tratando de no caer al piso rendida de cansancio, se
dirige a la cocina a preparar el platillo solicitado por ese ser que de seguro y
muy en el fondo la adora hasta la devoción.
¡Ah Jefecita!,
se me olvidaba, te traje estas flores, espero te gusten.
La madre voltea
y con los ojos llorosos de emoción, estira la mano para tomar el ramo (bastante
marchito por cierto), y con horror descubre que son muy parecidas a las de su
jardín.
Pero como es
día de las Madres, no le queda mas remedio que suspirar con santa e infinita
paciencia y resignada continúa con sus labores.
Y así
transcurre este día, otro más en la vida de muchas Madres Mexicanas, a quienes a
decir verdad no siempre se les reconoce su labor como centro indiscutible de las
Familias, ya que los Padres pocas veces cargamos con la cantidad de cosas que
ellas hacen todos los días.
Que si bañar a
los chamacos, lavar, planchar, sacudir la casa, hacer de comer, atender al
marido, estar siempre linda y bella para él, hacer las tareas con sus hijos (si
porque los Maestros ya no quieren que los chamacos hagan trabajos en la escuela,
por eso de los traumas y cosas por el estilo).
Pero la cosa se
pone peor, si la cabecita blanca, tuvo la mala idea de traer más de dos o tres
hijitos al mundo.
Mami, en la
tarde tienes que ir al festival de mi escuela, te hice un regalo bien bonito con
mis propias manitas (de seguro algún perrito de yeso, un mantelito bordado con
un dibujo muy difícil de descifrar, o alguna artesanía que la Madre deberá
atesorar toda la vida como si fuera de oro).
Y ya en el
festival, junto con otras 200 madres igual de abnegadas, desveladas, agotadas
hasta lo indecible, con los ojos como tomates por no haber dormido, las Mamás,
intentan conservar la cordura escuchando, poemas, cantos y demás, pronunciados a
todo pulmón por sus queridos hijitos. (curiosamente son las mismas canciones,
poemas y bailables de todos los años).
¿No sería
mejor, si ese día tan memorable, les diéramos un viaje a Timbuctú, Nigeria o el
Congo, para que realmente descansen? ¿O tal vez, que los Papás e hijos (as), la
sentáramos frente al televisor y la atendiéramos a cuerpo de Rey?.
¿O qué tal si
mejor invitáramos a sus amigas (como hacemos nosotros cuando queremos juntarnos
con nuestros cuates)? Y les preparáramos una carnita asada, con sus chelas
heladas y dejarlas que hablen, se quejen y se acuerden cuando eran jóvenes y más
bellas con sus cuatachas. Sí, que platiquen hasta el cansancio si tener que
estar atendiendo al Marido o los Hijos.
Tal vez esa
sería una buena forma de tratar a nuestras Jefecitas, porque la neta, se la
rifan todo el año y muy pocas veces les damos el crédito que se merecen.
Obviamente,
mucho de lo que aquí escribo, se me ocurrió ahorita que casi es 10 de Mayo, así
que si alguien se identifica con todo este, es pura chiripada y no se aceptan
reclamaciones.
Me despido de
ustedes, no sin antes desearles a mi Mamá Graciela, a la Guera (si, la de los
artículos), mi Dulce y paciente Suegrita, mi abuela Helena, Tía Aurora, Lorena
mi Hermana, mi hermosa sobrina Cinthya, la Yolanda Tafoya, la Angélica y en fín,
todas aquellas Mujeres que por accidentes de la vida o de forma ordenada han
planeado ser Mamás, deseándoles que las Hadas de la fortuna, el amor, y las
bendiciones de Dios, se vuelquen sobre ellas, y se conserven así, lindas y
hermosas por muchos, muchos años.
¡¡Felíz dia de las Madres!!
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