Ellos son desde tiempos remotos los mejores amigos que puede tener la raza
humana. Pero también, estamos ante seres elegidos que nos sorprenden cada día
más con cualidades que van mucho más allá de lo humano.
El perro
Se conoce poco de los mecanismos internos de la mente de un perro. Pero
sabemos que pueden sentir emociones tales como la ira, el odio, la alegría, el
coraje y el heroísmo.
Se sabe de perros que reaccionan ante una injusticia,
manifestando indiferencia, resistiéndose fieramente o incluso dejándose morir.
Sólo observando sus emociones y estados de ánimo, cuesta diferenciar qué es
normal y qué no en el comportamiento, pero parece indudable que poseen
características supranormales.
Son cada vez más los científicos y veterinarios que afirman que los perros son
capaces de razonar. La lealtad de un perro hacia su dueño o hacia otro
congénere, dan una prueba de eso, en anécdotas que van desde la piedad ante otro
animal lastimado (incluso gatos) hasta complejos planes de venganza.
Son
numerosas las veces que los perros están ligados por una afinidad estrecha, que
se pone a prueba cuando uno de los dos está en dificultades y el otro tiene que
poner a prueba sus habilidades para sortear una situación complicada.
A lo largo de los siglos, siempre aparece la nueva historia de un perro que
demuestra valores increíbles. Situaciones extremas como la guerra, el hambre, el
desapego o el maltrato, parecen potenciar su astucia y sensibilidad y en más de
una ocasión sirven de guía y protección para sacar de apuros a sus amos.
Es que
el vínculo existente entre perro y hombre va más allá de la dependencia
implícita en la relación, que supone procurarse alimento, techo y compañía, para
avanzar hacia terrenos más profundos.
La percepción extrasensorial también tiene su capítulo de asombro y está
comprobado que es superior a la de otras especies: son muy frecuentes los casos
de perros que anticipan catástrofes (precognición) así como la facultad de
percibir algo que ha ocurrido (una muerte, una llegada por ejemplo), a pesar de
que ese acontecimiento ocurra a cientos o miles de kilómetros, en un fenómeno
análogo a la telepatía.
Lo mismo puede decirse de la percepción que tienen ante
la inminencia o peligro de un crimen. No en vano son los guardianes de casa por
excelencia, fieles compañeros de hombres, mujeres y niños.
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