Llegan las fiestas, época muy particular en que se mezclan la
nostalgia, el sentido de excepcionalidad de esos días con respecto al resto del año y el cansancio y tensiones acumuladas que nos hacen anhelar las vacaciones. El deseo de terminar con las obligaciones y las rutinas abarca todos los ámbitos de la vida, y la comida no es la excepción.
“Quiero gratificarme con algo”, “basta de obligaciones”, “a celebrar” son nuestros leit motiv en la temporada de las fiestas, que nos llevan a alivianar todas las restricciones que nos impusimos durante el año.
“A comer que se acaba el mundo” puede ser una buena definición de nuestra conducta, y no está mal, nada mal!. Salvo si pensamos que, con un poco de suerte, el mundo seguirá andando el 2 de enero.
Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine en marzo de 2000 muestra que la gente aumenta, en promedio, sólo medio kilo a lo largo de mes de diciembre, pese a que la mayoría piensa que aumentó 2 o más kilos.
Este es el vaso medio lleno, el vaso medio vacío es que luego cuesta mucho bajarlo y la acumulación a lo largo de los años sí tiene influencia sobre la salud.
Esto es especialmente cierto para quienes ya llegan con sobrepeso a la época de las fiestas. El mismo estudio muestra que estas personas tienden a engordar 2,5 kg. en lugar del medio kilo del resto de la gente, incrementando sobremanera los riesgos para su salud.
No viene mal, entonces, tratar de conciliar, la gratificación que tanto necesitamos con el cuidado de nuestra salud y nuestro aspecto.
Mantener una dieta saludable no implica que tenga que hacer grandes sacrificios durante las comidas en estas fiestas. Hay que focalizarse más en mantener el peso que en
bajar kilos.
Al contrario de lo que podría pensarse, el mayor enemigo no son las cenas festivas plenas de alimentos ricos en grasas, sino la larga serie de tentempiés, aperitivos y sobremesas, dulces o salados.
Una buena idea es reservarse para las cenas familiares o con amigos, y tratar de resistir a las tentaciones que nos acechan durante todo el mes de diciembre en el trabajo, nuestro hogar o el de nuestros familiares y amigos.
Es importante mantener el nivel de actividad física, porque no alcanza con sólo comer comida saludable. Luego de hacer ejercicio, aunque sea una caminata de compras, consuma alguna fruta o una tostada.
Para combatir su apetito consuma los alimentos en pequeñas porciones, aún permitiéndose pequeñas cantidades de su comida festiva favorita.
Privarse de las comidas especiales que le gustan o los sentimientos de culpa no son una buena estrategia. Y ciertamente tampoco son parte del espíritu festivo. Lo fundamental es mantener el equilibrio:
– Si come algún plato rico en grasas, dulces, frutas secas u otras comidas que engordan o son ricas en colesterol, coma UNA sola, no TODAS las que están disponibles. Por ejemplo, si va a comer pan dulce no compre medio kilo de chocolate en rama.
– No deje de hacer algún tipo de actividad física constante y regular, aunque sea caminar mirando vidrieras.
– Tenga bien en claro que estos permisos son excepcionales: Las fiestas son la excepción que confirma la regla, NO la regla. El calendario está lleno de fiestas y celebraciones, y es muy fácil caer el resto del año en excusas para seguir comiendo como si todo el tiempo fuera Navidad.
– Estas consideraciones sólo son válidas si usted no tiene enfermedades ni factores de riesgo cardiovasculares, y si respeta el principio de comer únicamente cantidades moderadas de alimentos. Recuerde que la probabilidad de sufrir ataques cardíacos es cuatro veces mayor en las dos horas que siguen a un gran atracón.
Por lo tanto para las fiestas lo mejor es no privarse de las comidas pero comer con moderación, sabiendo qué alimentos son los que realmente nos afectan.
Referencias
A prospective study of holiday weight gain
New England Journal of Medicine 342 (12):861 – Special Article
Yanovski JA, Yanovski SZ, Sovik KN, Nguyen TT, ONeil PM, Sebring NG
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