caminos para mejorar la calidad de vida
Si los padres se ven agobiados por sus propias necesidades insatisfechas
y por la y la exigencia que representa vivir en una sociedad exigente como la
sociedad actual, no sabrán reconocer o satisfacer las necesidades del niño.
Pueden reaccionar en forma agresiva, en forma fría y ausente, o desoyendo los
pedidos del niño. El
niño sufre por el rechazo y el abandono que percibe, aunque
este no sea intencional.
Esta percepción se transforma en un modelo que desemboca en un circulo vicioso
cuando el niño, al convertirse adulto, y posteriormente en padre, actúe sin
haber adquirido de sus propios padres la capacidad de reconocer sus necesidades
insatisfechas.
Esta incapacidad lo llevara a no poder reconocer las demandas de sus hijos ni
probablemente las de su conjugue, que pueden ser vividas como imperativas, y no
como solicitudes de afecto o muestras de cariño.
Saber contemplar las necesidades ajenas, entre las cuales se encuentran las de
nuestros hijos es una meta que puede transformarse en una tarea ni ardua ni
compleja pero altamente gratificante para quienes se comprometan en esta
prioridad de la vida.
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