La sexualidad femenina no tiene por que atarse a los prejuicios

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La generalidad dice que las mujeres maduras deben seguir determinados conceptos básicos de comportamiento sexual. Mentira, cada individuo decide su comportamiento sin tener que seguir reglas absurdas.

 

 

La
sexualidad humana
y en particular la femenina no muere sino cuando desaparece un
buen estado de salud, aunque algunos prejuicios y valores equivocados la
aniquilen con anterioridad.

La
próxima generación se enfrentará a mujeres criadas con los valores de
independencia, trabajo fuera del hogar, permisos para el erotismo, cuidados físicos,
y deseos de la relación sexual. Mujeres solas y maduras, de entre sesenta y
ochenta años, saludables.

Y
ante el prejuicio de que una mujer debe olvidarse de su sexualidad y mirar las
fotos de cuando era joven y bella, no queda mas que hacer caso omiso a
generalidades que no norman la intimidad de nadie.

El
placer sexual
es independiente del
sexo procreativo y nunca viene mal una
consulta sexológica para aclara conceptos acerca de lo que quiere, lo que
rechaza sobre su sexualidad y cómo hacer para vivir mejor.

Nada
de distraer sus deseos sexuales cuidando a nietos, familiares enfermos,
visitando amigas o realizando funciones sociales solidarias. Una cosa no quita
la otra y cada persona es capaz de hacer lo que desee sin encarrilarse en las vías del enjuiciamiento social.

El
género distingue a la persona como masculina o femenina, dictamina según el
grupo social si la mujer sola madura tiene permiso para el amor.

En realidad,
conviene aclarar que quienes condenan el erotismo de las mujeres maduras
confunden sexo con género. Sexo es una condición biológica de una persona por
la cual puede ser varón o mujer y tener funciones acorde con su genitalidad,
que para las pautas sociales es, para la mujer, gestar hijos.

La mujer madura ya
no procrea pero puede sentir la pasión y el erotismo acorde con sus cambios
hormonales.

Visitar
a una ginecóloga sexóloga que le aconseje un buen tratamiento estrogénico de
reemplazo, si su salud lo permite, o una buena lubricación vaginal, pueden ser
las soluciones para seguir disfrutando del placer sexual.

No
hacer caso a los preferencias de genero: un hombre mayor que sale con una mujer
menor es históricamente mejor aceptado que una mujer mayor que salga con
alguien menor; y mas allá de las consideraciones estereotipadas establecidas,
nadie puede perderse una vida plena por pertenecer a una regla que nadie sabe
quien escribió.

El
tema de género termina siendo, como pasa con todos los temas sexuales, un tema
ético, de compromiso personal con nuestras propias necesidades, afectos y de
toma de decisiones en relación con los otros, y lo mejor que se puede hacer con
las reglas instaladas es considerarlas absurdas e injustas, para no entregar la
vida a los prejuicios que nadie sabe quien dio como ciertos.