Cuidado de la piel: Secretos para verse joven más tiempo

¿Por qué nuestra piel pierde su elasticidad y color a medida que pasan los años? Sepa cómo verse joven por mucho más tiempo.

Funciones y otros datos acerca de nuestra piel 

La
piel cumple funciones vitales para nuestro organismo: protección, eliminación
de dióxido de carbono y regulación de la temperatura. Para cumplir todas estas
funciones se divide en diferentes capas. De esta manera, las capas interiores
quedan protegidas por las exteriores, posibilitando así una labor permanente.

En
la epidermis, capa exterior, se encuentran los melanocitos, células que
contienen melanina (pigmentos dan color a nuestra piel), proteínas y otras
células epidérmicas. Esta capa, siendo la que se encuentra en permanente contacto
con el medio ambiente, es la más vulnerable al desgaste y lesiones por lo que
es reemplazada continuamente por capas que se encuentran debajo de ella. Si
tomamos en cuenta que la piel es el órgano de mayor tamaño de nuestro cuerpo,
sorprende pensar que su capa exterior es totalmente reemplazada en menos de un
mes. A lo largo de un año cambiamos doce veces la piel.

En
la dermis, o capa intermedia, se encuentran varias glándulas que secretan
nuestra transpiración (sudorípara)  y
aceites (sebácea); ellas son las que mantienen la humectación en la capa
exterior y las que nos protegen con una película que mantiene alejadas a las
bacterias y a las infecciones. En la dermis también podemos encontrar las raíces
del piel y agua. Puede pensarse a la dermis como el motor debajo de la
carrocería. Desde aquí, se mantiene con la producción de colágeno y otras
sustancias la elasticidad de la piel, se alimenta de nutrientes a la epidermis
y se da protección contra las bacterias a todo el cuerpo.

En
la hipodermis, o capa interior, se encuentran los vasos capilares (responsables
de la irrigación sanguínea) y una capa lipídica que ayuda a mantener la
temperatura del cuerpo y actúa como colchón ante golpes. Esta capa es la
responsable de dar forma y volumen al rostro y a partes del cuerpo.
 

Causas del envejecimiento de la piel 

Todos
sabemos que a lo largo de los años nuestra piel pierde elasticidad y
consistencia, empalidecemos, ganamos arrugas y nuestras manos comienzan a verse
quebradizas como un pergamino. Para saber cómo evitar esto, primero debemos
entender por qué ocurre. A lo largo del tiempo, el colágeno y otra sustancias
que nuestra piel produce para mantenerse joven van perdiendo su eficacia
inicial. Lo mismo sucede con el color, empalidecemos a medida que la pigmentación
disminuye. Al mismo tiempo, la capa lipídica de la hipodermis comienza a perder
tejido conectivo, lo que provoca que la piel se arrugue y comience a colgar en
pliegues. Todo esto hace que nuestra piel se vuelva más vulnerable, que las
lesiones sean más comunes.

Los
rayos UV(ultravioletas), principal causa de la pérdida de tejido conectivo, se
encuentran con menos capas protectoras. A lo largo de nuestra vida podemos
recibir una enorme cantidad de rayos UV sin ver ningún cambio en nuestra piel.
Los daños causados pueden aparecer luego de años: la piel se apergamina,
aparecen manchas, incluso una exposición excesiva puede ser causa de cáncer.

El
envejecimiento de nuestra piel es parte del envejecimiento de nuestro
organismo, sólo que al ser el órgano más vulnerable de nuestro cuerpo, también
es donde se presentan los primeros signos. La pérdida natural de antioxidantes
hace que las moléculas de oxígeno que interactúan permanentemente con otras
moléculas se vuelvan inestables. Esto quiere decir que pierden un electrón. La
reacción natural de toda molécula es recuperar el equilibrio. Por esto, para
compensar la carga positiva que ha dejado el electrón perdido, debe buscar un
electrón en una molécula vecina. Al igual que las piezas de dominó que se empujan
unas a otras, las moléculas que se encontraban en perfecto estado queden
dañadas. Este es un proceso natural de nuestro organismo, pero que puede ser
retardado. 

Cuidados para mantener una piel
joven y saludable
 

Para
mantener una piel saludable, lo mejor es llevar una vida saludable. Llevar una
dieta equilibrada, evitar fumar o hacerlo lo menos posible, no excederse con
las bebidas alcohólicas, ser consciente a la hora de tomar sol. Una dieta
equilibrada permitirá que su tejido adiposo (el que le da volumen y forma) se
mantenga en una proporción adecuada para su cuerpo. Puede ayudar a su piel
comprando productos especializados. Consulte a algún dermatólogo para que le
recete los mejores productos para su piel. Tenga en cuenta que cada persona
tiene características dérmicas particulares.

Existen
compuestos comprobados para la protección de nuestra piel. Las vitaminas C y E
ayudan a reparar la piel dañada; la vitamina A ayuda a desprender las células
de la epidermis que serán reemplazadas. Hay que tener en cuenta que estas
sustancias no sólo actúan por separado, su uso en conjunto hace que se
potencien unas a otras. La vitamina A también funciona como catalizador de las
vitaminas C y E, es decir, acelera la reacción química que hacen que las
vitaminas C y E  ayudan en la producción
de colágeno, el estiramiento de la piel y otros procesos rejuvenecedores.

La
melatonina y otras hormonas que ayudan a la reproducción células epidérmicas
son producidas por nuestro organismo durante la noche. Pero en una vida
estresante como la que se lleva hoy en día en cualquier ciudad, tal vez esa
producción sea insuficiente. Por esto, una incorporación adicional de estas
hormonas a la hora de dormir, puede ayudar a mantener una piel saludable.

Estas
sustancias no tendrían ningún efecto si no llegaran a las capas interiores
(dermis e hipodermis) de nuestra piel. Los liposomas son los encargados de
llevar las sustancias necesarias a las capas inferiores. Un nivel adecuado de
liposomas garantizará la eficacia del tratamiento. No sólo se encargará del
transporte sino también de una correcta disolución de las sustancias que se
necesitan para evitar el envejecimiento de la piel. Sus cualidades permiten
multiplicar los efectos de los demás productos.