Tratamiento inicial de la enfermedad de Parkinson

Los primeros pasos luego del diagnóstico

Debido
a la deficiencia motora que produce, sus condiciones patológicas, los múltiples
factores de muerte celular presentes y su lento pero progresivo desarrollo, la
enfermedad de Parkinson requiere de un acercamiento terapéutico desde múltiples
ángulos.

Ello incluye una estrategia inicial, desde el comienzo de la enfermedad, un
tratamiento para la deficiencia cognitiva, la administración de dopamina,
medidas de sostén y –como último recurso- una intervención quirúrgica. Los
estudios disponibles han mostrado que ciertas terapias específicas logran tanto
mejorar los síntomas de la enfermedad como disminuir su progresión.
 

Plan
de Tratamiento Integral
 


Asesoramiento
– Apoyo nutricional
– Evaluación cognitiva
– Tratamientos convencionales
– Tratamientos alternativos y
complementarios

Estrategia
Inicial
 

El
primer paso para confrontar la aparición de la enfermedad radica en sostener el
aspecto emocional del paciente, si es necesario con la ayuda de un profesional
especializado. Un sistema de apoyo que involucre a la familia y a sus pares
ayudará al paciente a hacerle frente a los síntomas motores. El asesoramiento
legal, financiero y ocupacional puede también proporcionarle al paciente una
sensación de control a medida que los síntomas van progresando.
 

Los
médicos usualmente se centran en tratar los desórdenes motores que molestan a
una persona que nunca ha padecido de temblores, movimientos lentos de sus
extremidades o rigidez Aún cuando el foco de atención esté puesto sobre el
tratamiento de estos síntomas, es necesario mencionar las cuestiones cognitivas
que surgen con la enfermedad de Parkinson.

El
aspecto cognitivo 


Para
los pacientes con Parkinson, el deterioro cognitivo es una cuestión grave, con
un profundo impacto sobre su calidad de vida. Una minuciosa evaluación del
nivel cognitivo es de suma importancia siempre que se esté frente a un diagnóstico
de  enfermedad de Parkinson. 
Ello implica la evaluación de la memoria, la capacidad de atención, el
coeficiente intelectual (CI) y tests psicológicos para compararlos con los
normales y tener un punto de partida, lo cual pude ser usado más tarde para
cuantificar la declinación cognitiva e indicar un mejor tratamiento.   
 

Mientras
que la enfermedad de Parkinson en sí misma no proporciona signos de alarma
tempranos sobre su aparición, la demencia sí los tiene.

Las
evaluaciones cognitivas y test funcionales como un electroencefalograma
cuantitativo (EEGC) pueden indicar con precisión un déficit lo suficientemente
temprano como para permitir el uso de terapias que logren preservar las
facultades mentales, o retrasar su deterioro.

La
importancia de la dieta 


Una
adecuada dieta es de capital importancia, sin importar en qué nivel de la
enfermedad de Parkinson se esté. Un nutricionista con experiencia debería ser
uno de los primeros soldados en ser reclutado en el campo de batalla.

Una dieta que incluya frutas orgánicas, vegetales, aves de criadero, salmón,
remolacha roja, arvejas, zanahoria, nabos, espinaca y cebolla roja es de gran
utilidad para evitar la ingesta de toxinas.

El
aceite de oliva extra virgen sin calentar y las hierbas para condimentar deberían
usarse también. El café ha sido asociado a una menor probabilidad de padecer
la enfermedad de Parkinson, probablemente como resultado de las propiedades
dopaminérgicas de la cafeína.

El azúcar y las grasas, por otro lado, deben ser evitados, ya que las dietas
con un alto contenido de azúcar han sido relacionadas con una probabilidad tres
veces mayor de desarrollar la enfermedad, mientras que el exceso en el consumo
de grasas quintuplica las posibilidades.
Otros alimentos a ser evitado son: lácteos, trigo y los productos con gluten,
la margarina, los fritos, los aceites polisaturados, los alimentos azucarados,
edulcorantes artificiales, comidas procesadas, glutamato monosódico, alcohol,
(exceptuando el vino tinto), agua con cloro y las comidas hechas en microondas.

¿Y
el ejercicio? 


Finalmente,
el ejercicio de levantamiento de pesas ha sido asociado con un incremento de la
testosterona, que mejora los niveles de la dopamina.
Asimismo, junto con éste ejercicio -que resulta también en beneficios
inherentes al mejoramiento del tono corporal y la coordinación-, es
indispensable un programa de ejercicios específicos para el tratamiento de la
enfermedad de Parkinson.

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