Los adolescentes necesitan creer en algo.

Es importante tener en cuenta todas las frustraciones que los jóvenes llevan en la mochila para comprender cual puede ser la solución. Los padres deben ser los que generen alternativas.

La desilusión por el futuro mediato e inmediato son los principales factores por lo que los jóvenes de esta época expresan su descontento individualista.

Y esto no es mas que la lucha constante que ellos emprenden en contra de la exclusión sistemática e indiscriminada. 

En estos casos, los padres ocupan un rol relevante, los jóvenes encuentran en el grupo familiar interlocutores de confianza, para transmitir las frustraciones que en muchos casos arreglan solos (en especial los varones).

Muchas veces esto se da por la falta de ejemplos a seguir y en otros casos, la mayoría, por la falta de la figura paterna, mas que la materna. 

Otros de los principales motivos por los cuales, los
adolescentes expresan sus desconfianzas y desilusiones, es por la dificultad en canalizar la mejor vocación profesional, duda que interactúa con la realidad del mercado en donde el enfoque se desvía a la conveniencia mas que a la inspiración natural de cada individuo. 

Esto hace que muchas veces se generen
frustraciones respecto de las verdaderas prioridades y la creencia en ciertos valores antes denominados importantes y ahora generadores de limites cortos para las pretensiones de cada joven en proceso de la formación de esos valores. 

El sistema entra en crisis, y el sistema que encierra literalmente a esos individuos también. Hoy se requiere mayor cocimiento para acceder a los puestos de trabajo, y muchas veces llegar a obtener esa capacitación requiere del tiempo que se usa para crear una fuente de ingresos indispensable.

El descreimiento en el funcionamiento de las instituciones genera un “…y para que”. La corrupción generalizada, la violencia indiscriminada, la inseguridad, la injusticia y la desigualdad de oportunidades, también son factores que generan desilusión en los jóvenes.

Se genera además, una falta de atención por la moralidad y la ética, sienten que esta es una comunidad repleta de fisuras donde va a prevalecer siempre el egoísmo, la desconfianza, la falta de respeto y el individualismo y se rompe así con una de las alternativas de solución: la fuerza en la unión de los que quedan afuera.

Todo es parte de una gran problemática moderna y desesperanzadora: los adolescentes necesitan creer en algo.

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