Organización, la clave para una vida más simple

La vida en las grandes ciudades muchas veces puede llevarnos a ritmos innecesariamente febriles. Hay una sola cosa que nos salvará: la planificación. A continuación, una pequeña guía para organizar nuestras actividades diarias.

El apuro en ocasiones puede llevarnos a complicar situaciones de otra manera simples. Nuestro ritmo laboral o de estudios (o ambos, un cóctel a menudo explosivo y estresante) puede hacer que siempre estemos apurados por llegar a algún lado o revolviendo cajones para encontrar algo que, en nuestra mente sin respiros, es de vida o muerte. Para saber cuándo y cómo sacar el pie del acelerador, lo mejor es seguir estos consejos. 

1. Vaciar nuestra cartera cada semana. Para que nuestra compañera de cada día no sea una colección azarosa de objetos perdidos, lo mejor es mantenerla en orden a períodos regulares.  

2. Nunca ir de compras al supermercado sin una lista. Ni siquiera en los casos de urgencia se justifica la ausencia de un mínimo planeamiento en las compras de comida. Siempre podemos garabatear la lista camino al supermercado, o incluso hacerla oralmente en un grabador personal y luego reproducirla (con auriculares, eso sí, para no despertar miradas indiscretas) durante nuestro paseo por las distintas secciones del local. Otra buena manera de planificar es hacer una lista de menús para cada día de la semana e ir al domingo a comprar lo que necesitemos para la semana. 

3. Comprar en cantidad las cosas que necesitaremos siempre. Ya que estamos con el tema del supermercado, este consejo nueva está de más. Para ahorrarnos ese viaje inoportuno para comprar detergente o pasta de dientes, nada mejor que hacer una sola excursión semanal al supermercado y aprovisionarnos para todo el mes. Así ahorraremos tiempo y hasta dinero, si encontramos alguna promoción que nos convenga. 

4. En cuestiones informáticas, prevenir también es mejor que curar. Además de tener siempre una copia de seguridad (backup) de la información más sensible contenida en nuestra computadora, debemos actualizar religiosamente nuestro antivirus cada 2 ó 3 días. Algunos antivirus incluso se pueden programar para que bajen las nuevas definiciones (archivos que actualizan el soft con la información sobre los virus más nuevos) automáticamente. Tampoco está de más complementar los antivirus con programas que combatan el spyware (programas que se instalan en nuestra PC sin nuestro consentimiento y revelan información personal). 

5. Organizar las direcciones de e-mail en grupos. Consejo especialmente valioso para personas con familia numerosa o muchos grupos de amigos distintos, una agenda de e-mails organizada nos hará ahorrar mucho tiempo. Algunos grupos posibles para las direcciones de correo electrónico son: amigos, familiares, colegas, compañeros de trabajo, etc. 

6. Reservar un área de la casa como archivo. Como norma, debemos destinar un sector específico de la casa para todos los papeles que debamos conservar: correo, facturas, impresiones, etc. Esto hará por lo menos que las búsquedas (muchas veces caóticas y dominadas por la desesperación, lo que las vuelve aún menos fructíferas) se reduzcan en espacio, en consecuencia ocupando menos de nuestro precioso tiempo. Luego de depositar todo el papel en un solo sector, si tenemos tiempo podemos idear sistemas de clasificación personales (por sectores, o utilizando diferentes colores por ejemplo) para hacer todo el proceso más ordenado. 

7. Mantener el camino despejado. Si observamos que cotidianamente nos topamos con muchas cosas que ya no usamos, hagamos algo al respecto. Si no las necesitamos, para eso está el tacho de la basura. SI no queremos ser tan drásticos, podemos guardarla o archivarla para un uso futuro o puntual. 

8. Ordenar la cocina. Algunos pasos a implementar para lograr una disciplina prusiana a la hora de cocinar pueden ser: invertir en un set de cajones y armarios de cocina modernos que economicen espacio, en un cronómetro de cocina y en un horno microondas (para cuando no hay tiempo para exquisiteces); preparar todos los ingredientes antes de empezar a cocinar, sobre todo si vamos a encarar un plato poco tradicional o que nunca hemos hecho antes; y agrupar los ingredientes similares para encontrarlos más fácil (un ejemplo: fideos y arroz por un lado, harina y pan rallado por otro). 

9. Nunca salir de casa sin cambio chico. Las monedas y los billetes de baja denominación nos sacarán de más de un apuro. Se puede destinar un platito o una cajita (¡por fin les encontraremos una utilidad a esos adornos que compramos un fin de semana en la feria de artesanos!) para guardar monedas y billetes chicos. Luego, deberá ser nuestra referencia obligada antes de salir de casa por cualquier cosa. 

10. Evitar los bancos los viernes o en fechas críticas. Los peores días para hacer trámites bancarios son los días 1°, el 15 y el 30. Si realmente queremos dejar de lidiar con todo lo referente a estos trámites, lo mejor será adherirse al débito automático o incluso al e-banking. También podemos averiguar qué trámites pueden hacerse por teléfono 

11. Al que madruga, Dios lo ayuda. Probemos despertarnos una hora antes de lo que lo hacemos habitualmente. Encararemos nuestro día con otra perspectiva, con más tiempo para prepararnos (y no salir a las corridas como siempre) y para planificar las actividades del día. Relacionado con esto, pensar por adelantado opciones novedosas para el desayuno. Una alternativa que además de ser sabrosa brinda mucha energía son los licuados. Podemos mezclar yogur, banana, miel y hasta nueces en un mismo vaso, con resultados sorprendentes. Si contamos con el tiempo suficiente, también podemos improvisar, experimentando con los ingredientes que encontremos en la heladera cada mañana. 

12. Tener preparados kits de emergencia. Una buena idea es tener siempre a mano papel de regalo y cinta adhesiva en la casa, para cuando los necesitemos. También podemos armar un kit con hilos y agujas y guardarlo en un lugar determinado, por si tenemos que remendar una prenda que, por esas cosas de la higiene de la ropa, se convirtió en nuestra única opción. Y otro “combo” portátil que nos salvará el pellejo en muchas oportunidades será el de peine, spray para el pelo, pasta y cepillo de dientes, lápiz de labios y perfume. Mantenerlo siempre cerca de la cartera o en algún lugar visible. 

13. Anotar todo. Si la memoria no es nuestra mejor amiga, es conveniente tener todo anotados toda la información que necesitemos para desenvolvernos en nuestra vida cotidiana. Esto no incluye solamente números de teléfono sino distintas claves y contraseñas, como por ejemplo el número de PIN de nuestra tarjeta bancaria. Para no ayudar a los amigos de lo ajeno en caso de perder la cartera, podemos idear sistemas o códigos que sólo nosotros podamos interpretar. Por ejemplo, nuestro número de PIN puede estar agendado junto a los números de teléfono de nuestros amigos, para camuflarlo un poco. 

14. Shopping planificado. Anotemos en una lista los horarios y días de atención de todos nuestros negocios preferidos. Esto incluye el videoclub, la peluquería, el supermercado y todo lo que se nos ocurra. No escatimemos nombres para esta lista: así evitaremos crisis de nervios varias, por ejemplo porque naufragaron los planes de cortarse el pelo los lunes y a la noche tenemos una reunión social impostergable. 

15. Pensar en la ropa con anticipación. Si tenemos un rato el domingo, planeemos qué nos vamos a poner durante la semana. Lo mejor es asegurarnos de que la ropa está plancha con anticipación, para que el “programa de vestuario” no sufra modificaciones de último momento que luego alteren su desarrollo.

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