En cierta forma disfruto el viajar sola, aunque no se logra estar a solas todo
el tiempo, porque vas conociendo gente en el camino.
Toda mi vida soñé con
ir a París (hasta parece un cliché), pero es la verdad y cuando lo logré me
alegró estar sola para disfrutarla y conocerla a mi antojo, a mi estilo, a mi
propio ritmo y a mi manera.
Llegué en un vuelo
matutino desde Madrid. En la madrugada había llegado de Roma (esto es otra
historia) por lo que no había descansado mucho que digamos. Soy de Panamá y en
mi mal inglés y casi nulo francés, pude encontrar la salida y llegar al
mostrador de información, donde logré entender la forma de llegar a la Estación
de Chatelet-Les Halle de una manera misteriosa y casi divina.
Con anterioridad
había conseguido varias direcciones de hostales en París y el que me pareció
acorde con lo que planeaba hacer fue el The Centre International BVJ Paris-Louvre
en el número 20 de la rue Jean Jacques Rousseau, ubicado convenientemente a dos
cuadras detrás del museo de Louvre.
Una vez me registré y
me deshice de mi pesada mochila, lo primero que hice fue ir a Notre Dame. Me
costó tomar esta decisión ya que la primera opción en París por lo general es la
Torre Eiffel que se observa desde casi todos los ángulos.
Primero hice un breve
reconocimiento del museo y sus patios (paso obligado) para dirigirme a la rivera
del río Sena y dirigirme a la iglesia. Pude contemplarla casi en su esplendor
desde el Pont Nuef.
Como era sábado
estaba todo muy animado en los alrededores, había competencia de patines en
línea y demostraciones asombrosas. Me detuve allí por un rato. Luego hice la
fila y entré.
Es algo maravilloso
el interior de Notre Dame. Las cámaras, pasillos y altares son impresionantes.
Creo que a esta altura del relato ya he utilizado todos los sinónimos.
El pórtico tiene
representaciones bíblicas y santos. Los ventanales de vidrios de colores son
alucinantes y tiene una impresionante roseta de colores que al pasar el sol a
través de ella deja un reflejo de arco iris por todas partes.
Me llamó mucho la
atención el altar a Santa Juana de Arco, ya que siempre pensé en ella como una
historia y nada mas.
Al salir de Notre
Dame sentí mucha paz, porque a pesar de ser un lugar turístico puede sentirse su
mística y religiosidad por todas partes. Una vez fuera me dispuse a ver todo el
entorno, en esos momentos pasaba una comparsa con música brasileña por las
calles aledañas, eso me dio a entender que París es una ciudad muy alegre y
abierta a las culturas.
Camine por la Ile de
la Cité hasta la Conciergerie, pero algo me llamaba a varios kilómetros de
distancia, era la Torre Eifeel que se asomaba por los recodos de las calles y
puede distinguirse a la distancia.
Me dispuse ir hacia
allá caminando hasta donde aguantara, ya que quería sentir el encanto de París,
sus olores, sus colores, su gente. Pasé brevemente por el barrio latino pero no
me detuve lo suficiente.
Caminé nuevamente por
la rivera del Sena hasta el Pont de la Concorde y atravesé este quedando en el
otra rivera.
Me gustaron mucho los
puestos de buhonería a todo lo largo del Sena, vendiendo variedad de productos:
antigüedades, pinturas, libros, dulces, recuerdos, flores, entre las cosas que
recuerdo. Iba mirando y tocando y disfrutando de esto que no me enteré hasta que
llegué a la Place de la Concorde.
Es un lugar en el que
hay que detenerse y observar principalmente su fuente con fuerte estilo
africano. Me dispuse entonces a caminar por los Campos Elíseos.
Ha sido una de las
experiencias mas lindas de mi vida. Era ya el atardecer y ver a principios de
octubre este lugar es algo inolvidable. Los colores de los árboles no los
olvidaré jamás.
Podía ver al fondo el
Arco del Triunfo. Estaba tan embelesada que lo camine todo (en total caminé como
4 veces los Campos Elíseos en esta visita a París). Como era sábado había mucho
movimiento, los restaurantes y las tiendas de ropa estaban llenos y había mucha
gente disfrutando del lugar.
Hice una breve parada
en el Arco del Triunfo y salvé las pocas cuadras hasta llegar a la Torre. Llegue
por Trocadero y es la mejor vista de la Torre en todo París según mi punto de
vista.
Me enteré que los
sábados en la tarde es gratis la subida a la torre así que aproveché. La vista
de París es magnifica al no existir competencia en altitud.
Después de allí y muy
cansada me dirigí al hostal. Allí conocí a unas mexicanas y nos fuimos en la
noche al clásico recorrido por el Sena. Había investigado los precios y en el
Pont Neuf se puede tomar el recorrido más económico desde allí.
Hacía mucho frío,
pero fue fantástico ver Paris de noche y todos los edificios iluminados haciendo
gala del título de la ciudad de las luces. La Torre Eiffel se lleva el puesto
número uno en iluminación por supuesto.
Tomamos el último
viaje de la noche y luego nos fuimos a los Campos Elíseos a tomarnos unas copas.
Al día siguiente era domingo, no cualquier domingo, sino el primero del mes. En
el hostal me comentaron que el primer domingo del mes es gratis la entrada a
todos los museos de Paris.
No tenia elección.
Era el día del Museo de Louvre. Pase todo el día recorriendo sus salas hasta
donde pude. Es la visita mas larga que he realizado a un museo, 8 horas
continuas de 9 de la mañana a 5 de la tarde.
Al salir estaba
saturada de arte y muy embelesada. Me encantó sobre todo la sala egipcia ya que
es una cultura que admiro mucho. Pude ver momias, sarcófagos, esfinges, estatuas
de diosas como Sekmet y bueno, de todo.
Quede hechizada con
la victoria alada o Victoria de Samotracia, el código de Hammurabi y todas esas
pinturas y esculturas que estudié en el colegio estaban allí.
Al salir me dirigí a
la Place de la Bastille, todavía pensando en encontrar la antigua prisión, pero
en su lugar hay un monumento con un ángel en la cima. En los alrededores está la
Opera de la Bastilla y la casa museo de Víctor Hugo. Hay varios cafés muy
animados y pequeños bares.
Conocí luego a otro
grupo de jóvenes y nos fuimos a ver la Torre de noche, subimos el Arco del
Triunfo y pasamos el resto de la noche en los puentes sobre el río Sena, tomando
vino.
Al tercer día visité
la Oficina de Turismo en el número 26 de los Campos Elíseos y obtuve información
en mi idioma. De la Torre Eiffel caminé por el campo de Marte hasta la Escuela
Militar.
Pasé a la tumba de
Napoleón en el Hotel des Invalides y luego a los jardines de Luxemburgo que es
un deleite a la vista por los colores de las flores. Cerca del Louvre esta el
antiguo Hotel De Ville.
El que visita Paris
no puede pasar por alto el Centro Pompidou, que mezcla lo moderno y lo
vanguardista de forma impresionante; la calle Sebastopol donde hay ferias con
venta de comidas, artesanías internacionales y espectáculos.
Chatelet-Les Halle
donde cerca de la iglesia hay una escultura de una enorme cabeza de mujer
tallada en piedra, además, debajo esta el centro comercial bajo tierra mas
grande del mundo (me costó como media hora hallar la salida).
Al día siguiente
fuimos a Montmartre, sitio obligado, recorrer sus calles es una experiencia
extraordinaria. Tomamos el autobús número 95 desde el museo.
Visitamos el Moulin
Rouge, por fuera por supuesto, ya que ver el show cuesta 150 euros con media
botella de champaña. Pero en la entrada tienen videos del espectáculo.
Subimos por las
empinadas escalinatas que hay por todo el barrio y llegamos a la Iglesia del
Sacre Coeur. La vista de París desde aquí es alucinante y uno no puede uno dejar
de verla.
Esta iglesia también
es muy espiritual. Al salir la rodeamos y quedamos en una calle con cafés y
pequeñas tiendas de recuerdos. Pasamos por el cementerio y en total estuvimos
allí varias horas recorriendo este barrio.
Luego hicimos una
parada en la Opera de Paris un edificio clásico y de decoración elegantísima. Me
hizo pensar en la época de los carruajes y vestidos largos con crinolina.
Visité la Madeleine,
un antiguo templo romano convertido en iglesia católica y hay que ver las
columnas y como fue aprovechado todo el espacio. Cerca esta un antiguo y
reconocido restaurante, Le Máxim.
Hay tanto que ver en
París que debes aprovechar los días al máximo. No puedes dejar de tomar café o
vino en los incontables cafés al aire libre y sucumbir a la elegante y deliciosa
comida francesa (por lo general no entendía los menús pero era todo muy rico).
Comer un crepe por
las calles y en fin dejar que París entre en tus sentidos. Me queda mucho por
ver y disfrutar en París y en sus alrededores, como Versalles por ejemplo.
Pero la verdad que
para mí fueron 4 días alucinantes en París.
Enviado por Luzynna.
¡Muchas gracias!
Por
último, recuerde aprender algunas palabras y frases básicas en el idioma de
los países que va a visitar. Puede hacerlo ya mismo inscribiéndose ahora en
nuestros cursos gratis de idiomas (haga clic
en el nombre del curso):
Inglés
Francés
Italiano
Portugués