¿Es cierto que los pensamientos “positivos"
y “la buena onda" atraen bienestar y buena salud? ¿Se comunican nuestros
pensamientos con los distintos órganos del cuerpo? ¿Qué sucede cuando nos
emocionamos, nos asustamos, nos deprimimos, nos reímos o nos entusiasmamos ante
algún acontecimiento o noticia que nos impacta?
Indudablemente, al igual que nuestro cerebro es capaz de registrar los estímulos físicos, el cuerpo también registra
los estímulos
emocionales y responde ante ellos.
¿Cómo responde? Mediante la liberación de
verdaderos “Mensajeros de los pensamientos" llamados neurotransmisores o neuropéptidos o
neurohormonas. Podríamos decir que éstas son sustancias liberadas por el
cerebro o las terminaciones nerviosas que actúan a distancia sobre los
distintos órganos del cuerpo.
Ante cualquier situación de estrés se prende una
especie de "alarma roja" a nivel del hipotálamo, que
mediante la liberación de determinados neurotransmisores le avisa a la glándula
pituitaria (más conocida como hipófisis) que debe activarse para liberar, por
ejempIo : Beta-endorfina, hormona rnelanoestimulante y la hormona ACTH (hormona
adrenocorticotropa) que actúa sobre las glándulas adrenales produciendo
finalmente la liberación de los famosos glucocorticoides.
Pero estos mensajeros de los pensamientos no sólo
se liberan a nivel del cerebro sino que también son liberados por células
de otros órganos como por ejemplo la protagonista del verano: la piel.
Las células que constituyen nuestra piel responden
a los rayos ultravioleta del sol liberando la hormona melano-estimulante (por
eso nos bronceamos) pero además liberan Beta-endorfinas que ejercen un efecto
analgésico (calman el dolor), antiinflamatorio y regulador del sistema inmune
de la piel.
¡Atención!, hemos nombrado el
sistema inmune.
¿Por qué introducirnos el sistema inmune si
estamos hablando del cerebro? Porque en la actualidad al sistema inmune se le
considera una especie de "cerebro móvil” -que al igual que los órganos
de los sentidos detectan lo que ocurre en el exterior- cuyas células detectan lo
que está pasando dentro del organismo.
Frente a un
estrés inmunológico como puede ser una
infección u otro proceso, el sistema inmune también es capaz de liberar estos
“mensajeros de los pensamientos” y es capaz de recibir la
acción de cualquiera de ellos liberado por el sistema nervioso. Se establece
una verdadera “conversación” entre ambos sistemas.
Es decir que la piel, el
sistema nervioso y la inmunidad no son sistemas independientes sino que están estrechamente
asociados y usan el mismo lenguaje.
Células del sistema inmune liberan
neurotransmisores, entre ellos Beta-endorfinas. Estos mediadores químicos han
sido llamados también “las hormonas de la felicidad” porque producen un
estado de bienestar general y se liberan en situaciones placenteras (risa, sexo,
ejercicio físico).
A nadie le pasa inadvertido el hecho de que los días de sol
radiante nos sentimos eufóricos, con más energías y con una alegría a veces
inexplicable teniendo en cuenta los acontecimientos que nos toca vivir
actualmente.
Llegamos a la conclusión entonces de que los
estados placenteros (cada uno sabrá cuál es el suyo) estimulan la liberación
de estos potentes antiinflamatorios que se ha visto actuarían en determinadas
patologías (artritis reumatoidea, esclerosis múltiple, psoriasis, eczemas alérgicos,
vitiligo, enfermedades gastrointestinales) mejorando el estado general del
paciente.
Entonces, si volvemos a leer las preguntas que
inician este artículo concluiremos que existe una verdadera conexión entre el
cerebro-cuerpo, lo que explicaría la influencia de nuestros estados de ánimo
sobre nuestra salud y que existiría una explicación científica para aquello
de que la “buena onda atrae buena salud”.
Por lo tanto aunque ahora nos cueste: Tratemos de
reírnos lo más posible, a lo mejor nos ahorramos futuros medicamentos.
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