El poder de la fe: un informe sobre la espiritualidad y la crisis

En un país donde pocas cosas nos movilizan, donde las instituciones se han quebrado, donde la esperanza fue robada y nadie nos contiene... nos preguntamos: ¿en qué creemos?


Con la crisis viene asociada una mayor apertura a la fe.

Si
bien no hay cifras oficiales, se calcula que sólo el 4% se declara ateo.


Actualmente hay 2800 entidades no católicas inscriptas en la secretaría de
cultos.

 Cuando estamos descreídos nos sentimos sin salida, en un pozo oscuro, es la fe
la que nos da una mano para salir y nos ayuda a confiar en nuestra verdadera
fuerza.

 Podemos sentir la protección de Dios, Jehová, Alá… la del legendario San
Cayetano, considerado el que más refleja la necesidad de los argentinos, la de
la Virgen Desatanudos, devoción que creció al compás de la crisis de estos
últimos tiempos o de la de Virgen de Medjugorgi… hasta saltar a los nuevos
mitos argentinos de Gilda y Rodrigo.

 En
todos los casos de trata de seres en los que se confía algún tipo de protección,
a quienes se les pide favores y se les expresan necesidades pero en los que
obviamente hay diferencias abismales.

 ¿Por qué habiendo tantos santos en el devocionario cristiano, se instituyen
estos nuevos pseudosantos populares?

 Rodrigo representa una serie de valores dominantes en nuestra sociedad:
juventud, belleza, éxito y carisma…


Gilda poseía los elementos atractivos de cualquier icono religioso: una imagen
angelical, una dulce voz y el recuerdo de una mujer luchadora y dada a su gente.

En ambos casos, la muerte los sorprendió de forma trágica
y accidental. A sus seguidores no les basta con admirar las condiciones
artísticas que poseía en vida, ya que necesitan transformarlo, una vez
fallecido, en una deidad que les provea de lo que les falta: salud, amor y
trabajo. Por eso tan velozmente transforman el proyecto de un monolito
recordatorio en un santuario popular.

 Cada persona tiene su manera de hablar con Dios, de pedirle, de agradecerle.


Algunos lo sentimos dentro del corazón o sentado a nuestro lado. Algunos le
pedimos como a un papá y otros con la oración.


Cualquier actitud es válida cuando se reconoce la protección.

Reflexión final


Dios nos quiere ver a todos felices.


Podemos creer en Dios, Jehová, Alá o en cualquier fuerza superior… y en
nosotros mismos.


Tratemos de convertir la tierra en el cielo y así ver el poder de nuestra propia
luz interior.


Pero lo importante será, más allá de toda creencia, el creer en nosotros mismos
como generadores de nuestra felicidad.


Sólo el amor nos unifica….

Y
hasta que no encontremos el amor y la fe en nosotros no los podremos compartir.

 Antes de ir a dormir, agradece lo que tenés y pedí luz… mucha luz… para tu
vida en plenitud.