Según
los científicos, esto es a causa de que el calcio almacenado en las células
adiposas cumple una función casi ignorada, pero importante, para la disolución
y utilización de los lípidos.
Los
estudios disponibles prueban que el calcio cambia la efectividad de las dietas,
que vuelve el coeficiente de pérdida de peso mucho más alto, y que la misma
dieta pero con una ingesta de calcio menor o prácticamente nula, se vuelve
mucho menos efectiva. Esto es otra demostración de la importancia de esta
sustancia en nuestro organismo.
Aquellas
personas que tienen una ingesta de calcio baja tienen también (en general,
tampoco en todos los casos, ya que también hay que tener en cuenta otros
factores y situaciones especificas de cada individuo) una tendencia a pesar más
que aquellas personas con una ingesta de calcio muy alta. Más allá de esto, las
personas con la ingesta más baja de calcio también eran aquellas personas que
tenían un mayor porcentaje de grasa corporal, en relación con su tamaño y sus
características físicas.
A
diferentes edades…
A
diferentes edades y en diferentes momentos de la vida, esta tendencia de la que
hablábamos se mantiene.
Hace
mucho tiempo que se sabía que, en los niños de edad pre-escolar y los adultos,
el consumo muy alto de calcio tiene la facultad de bloquear la producción de
grasa, pero solo ahora se demostró que esto va más allá de una edad determinada
y también afecta a las personas que se encuentran en aquellas edades en las que
el cuerpo trabaja de forma peculiar, como son la adolescencia y la
pre-adolescencia.
Tanto las mujeres de edad madura como las jóvenes y adolescentes, todas se ven
afectadas por la relación entre el calcio -y cuánto se consume del mismo- y los
porcentajes de grasa corporal que se producen y se almacenan.
Si
bien la mayor parte de los estudios pusieron toda su atención en el sexo
femenino, lo más probable es que lo mismo suceda en los hombres.
Calcio
y Calorías
Por
supuesto, con toda esta explicación no hay que caer en el error de suponer que
el consumir calcio en cantidades industriales es la puerta abierta a dejar de
preocuparnos totalmente por lo que comemos y tomamos; de que, con simplemente
asegurarnos que estamos consumiendo calcio en niveles muy altos podemos dejar
de lado todo cuidado en nuestra alimentación y dedicarnos a comer
exclusivamente grasas y más grasas, miles y miles de calorías por día, con la idea de que no hay problema, total, el
calcio se va a ocupar de todo por
nosotros. Este es el camino a terminar tomando litros de leche por día,
alimentándonos de queso y terminar pesando muchos kilos más que cuando
empezamos la “dieta”.
Lo
que queremos decir es que, como en toda dieta, más allá de cuán grande pueda
ser nuestra ingesta de calcio, debemos tener cuidado con las calorías, llevar
un control estricto de cuántas consumimos y que sus aporte diario no superen al
que necesitamos para vivir.
Cuando
se tiene esto en cuenta y se consume diariamente una cantidad de calorías
controlada y que no sobrepasa a la cantidad que se gasta en las actividades
físicas, el calcio no sólo ayuda a controlar el peso, sino que se asocia en
forma activa con los mecanismos de consumo de lípidos, produciendo una
reducción en la grasa corporal más acelerada que si sólo controlásemos la
cantidad de calorías, sin consumir todo el calcio que necesitamos.
Y,
por supuesto, en el proceso directamente inverso, un bajo consumo de calcio se
asocia con una mayor tendencia a ganar peso y a un mayor porcentaje de grasa en
el cuerpo. Los estudios demuestran que las adolescentes que consumen calcio
tendían a pesar menos y a tener una menor cantidad de grasa corporal que
aquellas adolescentes que consumían la misma cantidad de calorías, pero
provenientes de otras fuentes no ricas en calcio.
Fuentes
de Calcio
Una
pequeña lista de alimentos ricos en calcio y que deberían ser consumidos en
forma habitual y con cierta asiduidad y constancia, para ayudar a mejorar
nuestra alimentación y a reducir nuestra grasa corporal.
– Quesos (de todo tipo, preferiblemente descremados)
– Leche (preferiblemente descremada)
– Helados (también dietéticos)
– Frijoles Cocidos
– Legumbres secas
– Higos secos
– Brócoli
– Vegetales de hoja verde y oscura (casi todos)
– Huesos blandos de peces, como los del salmón enlatado
– Cáscara de huevo
– Yogures
Importante:
Como en toda circunstancia que se relacione con nuestra salud, es importante
que consultemos a nuestro médico antes de empezar cualquier dieta o de tomar
cualquier decisión que afecte a nuestra alimentación, ya que debemos evitar
todo riesgo de afectar nuestra salud negativamente. Y nadie nos conoce tan bien
como nuestro médico de cabecera o nuestro nutricionista; ni nadie nos va a aconsejar
tan bien como ellos.
Lo que dijimos anteriormente es cierto en toda
circunstancia, pero se vuelve especialmente importante y a tener en cuenta si
estamos pasando por un embarazo, tenemos menos de dieciocho años, estamos dando
de mamar o tenemos algún problema de salud particular. En estos casos, es aún
más importante que consultemos con nuestro médico de cabecera antes de iniciar
cualquier plan para perder peso.
Ningún artículo puede suplantar a una visita
al medico, y nosotros no podemos aconsejar como él si lo puede hacer. Siempre
debemos consultar a nuestro médico durante cualquiera de estas circunstancias
que hemos nombrado, donde la salud es especialmente delicada.
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