La dieta del hambre

¿Es posible bajar de peso sin comer? ? ¿Es bueno para la salud? ¿Intentarlo, o mejor abstenerse?



Sería lógico pensar que mientras menos comes más peso pierdes, ¿cierto? Bueno,
lamento desilusionarte, pero las cosas no funcionan así.

Si tu plan alimentario
para perder peso se compone de galletas y diuréticos, te encaminas hacia el
desastre. Además de convertirte en una persona miserable e infeliz, la dieta del
hambre puede atentar contra tus esfuerzos por adelgazar y, al mismo tiempo,
producir serios daños en tu salud.

El hambre detiene el proceso de quema de grasas



Tu cuerpo usa los nutrientes en los alimentos como combustible. Cuando pasas
hambre, el organismo siente la disminución en el consumo calórico y se prepara
para funcionar en “modo hambriento”.

Cuando esto sucede, tu
metabolismo se
vuelve más lento y tu cuerpo retendrá la grasa acumulada con el objetivo de
conservar las energías.


La masa muscular magra necesita más energía para funcionar que la grasa.
Básicamente, mientras más músculo tengas, mayor la cantidad de calorías que
quemarás.

Si continúas pasando hambre, tu cuerpo va a alimentarse de tu tejido
muscular, haciendo incluso más difícil la tarea de perder peso.


Obviamente, si continúas pasando hambre durante mucho tiempo, no tendrás otra
alternativa más que perder peso. Pero esta pérdida de peso no será saludable, y
podrá percibirse en tu apariencia.

De hecho, vas a adquirir un aspecto
consumido, y tu cuerpo entero comenzará a verse como una estropeada bolsa de
huesos (no es broma).

Las dietas de hambre tienen vida corta



El peso perdido con las dietas de hambre siempre regresa. El hambre frena el
ritmo de tu metabolismo. Y es posible que se requieran meses para volver a la
normalidad.

Ni bien comiences a comer otra vez, es factible que recuperes todo
el peso perdido, más algunos kilos extras. Al final de cuentas, terminarás
pesando más que antes de iniciar tu tortuosa dieta del hambre.

No comer puede ser malo para la salud


Cuando no ingieres alimentos, no adquieres ninguno de los nutrientes esenciales
necesarios para una buena salud.

Esto puede generar fatiga, fallas renales,
problemas cardíacos, cálculos biliares, úlceras, caída de cabello, debilidad
muscular, y osteoporosis. Y ésta no es más que una breve lista de los problemas
físicos que las dietas del hambre pueden ocasionar. No hemos hablado de la parte
mental todavía.


No es extraño que los practicantes de dietas extremadamente restrictivas deban
lidiar con cuadros de depresión, angustia, ira, indiferencia, pérdida de
memoria, falta de concentración, alucinaciones, y cambios de humor.

Asimismo, el
hambre puede incrementar las posibilidades de padecer desórdenes de la
alimentación, como son la bulimia y la anorexia.


En esencia, tu salud se convertirá en un verdadero desastre si quieres perder
peso cerrando la boca. La peor parte de esto es que algunos de los problemas de
salud que pueden surgir de estos períodos de hambre pueden resultar
irreversibles para tu organismo o requerir de largos procesos de hospitalización
o de cuidados médicos de por vida.


No intentamos asustarte, pero si planeas hacer del hambre tu estilo de vida, vas
a terminar con tu vida antes de tiempo. Y seguro que unos kilos menos no valen
tu vida.


No permitas que la desesperación por perder peso te empujen hacia una dieta de
hambre. Esta clase de dietas pueden destruir tu salud y hacer que la pérdida de
peso sea un objetivo más difícil de alcanzar.

La forma más saludable de
deshacerte de esos kilos de más es ingiriendo comida saludable en porciones
controladas y haciendo ejercicio, todo bajo la supervisión de los médicos y
entrenadores correspondientes.

Por Isabel Ríos –
Autora del programa "Comer para perder",
que apunta a perder 4,5 kg. en 14 días apelando a los alimentos "quema-grasas"