Tiamina: una sustancia útil
A
través de un estudio publicado en los Estados Unidos en los Anales de Neurología,
se ha podido determinar que altas dosis de tiamina han sido beneficiosas en el
tratamiento de enfermos de Alzheimer.
La
tiamina es una sustancia esencial en la producción de ácido hidroclorhídrico
en el cuerpo, además de ayudar a
la absorción de minerales y vitaminas. Esto es muy importante, a medida que se
crece, ya que cerca de los 40 años se produce una disminución de la función
del ácido hidroclorhídrico. Necesitamos un buen funcionamiento de este ácido
sobre todo cuando somos adultos.
Se
han publicado cerca de cuarenta estudios sobre la tiamina y el mal de Alzheimer
indicando su rol positivo contra la demencia. Para aumentar las dosis de tiamina
en el organismo es necesario consumir levadura de cerveza, germen de trigo,
granos enteros, arroz integral, yogur y nueces.
Magnesio, el rey de los
minerales
El
magnesio es uno de los minerales más beneficiosos para el organismo. Dilata y
relaja los vasos sanguíneos, lo cual estimula y mejora la circulación, a la
vez que inhibe la formación de plaquetas. Así, no sólo eleva los niveles de
energía del cuerpo sino que fortalece el corazón.
Además,
el magnesio es necesario para el funcionamiento cerebral, ya que, según
aseguran muchos estudios, es el cuarto elemento más abundante en el cerebro. Un
bajo nivel de magnesio sobreexcita las neuronas cerebrales provocando menor
coherencia.
Buenas
fuentes de magnesio son la harina de soja desgrasada, los granos enteros, el
salvado de trigo y las nueces. Es recomendable al menos ingerir un tercio de
taza de harina de soja desgrasada al día. No sólo ayuda al funcionamiento
mental sino que es bueno para prevenir el cáncer, las enfermedades cardíacas y
la osteoporosis.
Asociado
con otros componentes como la vitamina E resulta aún más beneficioso. De todos
modos siempre debe consultarse al médico antes de decidir tomar una cantidad de
minerales o vitaminas cualquiera.
Homocisteína, ácido fólico
y vitamina B12
Investigadores de la
Universidad de Oxford descubrieron que los pacientes con Alzheimer tenían
niveles más altos que los normales de homocisteína y más bajos de ácido fólico
y vitamina B12. Otros estudios han confirmado la importancia de estas últimas
dos sustancias.
Si bien las
experimentaciones sobre la relación entre la dieta y el mal de Alzheimer son aún
tentativas, los expertos aseguran que es mucho menor el perjuicio que el
beneficio de incorporar a la alimentación ácido fólico, vitamina B12, tiamina
y otros componentes.
Lo
peor que podría pasar, dicen, es que este tipo de dieta sea preventivo para
otro tipo de afecciones como las enfermedades del corazón, el cáncer y la
osteoporosis. Lo mejor, que además sean favorables para la prevención del mal
de Alzheimer.
Otros complementos
Recientes
estudios revelaron que pacientes mayores de 65 años con mal de Alzheimer
presentaban bajos niveles de vitamina B12 y deficiencias en B1, B2, B6 y
vitamina C. Sólo este dato aporta una buena razón para mantener una dieta rica
en dichas vitaminas.
Consumir
harina de soja desgrasada, levadura de cerveza y variadas frutas y vegetales
constituye una excelente opción para la dieta diaria. Puede resultar difícil
al principio, pero si permite crecer en años sin que se note en el cuerpo, lo
vale. Además, el sentirse mejor es una buena motivación para cuidarse más.