Si
bien la influencia
social y de las propagandas de televisión de comida chatarra puede hacer que
alimentar bien a los niños parezca imposible, hay ciertas medidas que los padres
pueden tomar para inculcarles hábitos de alimentación saludables, sin convertir
las comidas en un campo de batalla.
Al fomentar hábitos alimenticios saludables
en los niños cuando son pequeños, podrá causar un gran impacto en la relación de
sus hijos con los alimentos para toda su vida, ayudándolos a que puedan
convertirse en adultos saludables y sanos.
DESARROLLAR HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN SALUDABLES
Los niños desarrollan una preferencia natural por los alimentos que más
disfrutan, por lo que el desafío consiste en hacer que las opciones saludables
les resulten atractivas.
Por supuesto, sin importar lo buenas que sean sus
intenciones, siempre va a ser difícil convencer a su hijo de ocho años de que
una manzana es mejor que una galletita.
Sin embargo, usted puede asegurarse de
que la dieta de sus hijos sea tan nutritiva y saludable como sea posible,
incluso permitiéndoles comer algunas de sus golosinas favoritas.
La tendencia de los niños a imitar es muy fuerte, por lo que es importante
actuar como un modelo a seguir para sus hijos. No es bueno decirle a sus hijos
que deben comer frutas y verduras, mientras usted come papas fritas y gaseosas.
Los mejores consejos para promover una alimentación saludable en la niñez
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Sirva las comidas familiares en horarios regulares. Saber que la cena se sirve
aproximadamente a la misma hora todas las noches y que toda la familia va a
estar sentada a la mesa es reconfortante y mejora el apetito.
El desayuno es
otro buen momento para realizar una comida familiar, sobre todo porque los niños
que desayunan tienden a obtener mejores resultados en la escuela.
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Cocine más comidas caseras. Comer comida casera es más saludable para toda la
familia y le da un gran ejemplo a los niños sobre la importancia de los
alimentos.
Las comidas de restaurante tienden a tener más grasa, azúcar y sal.
Reserve la alternativa de comer afuera para ocasiones especiales.
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Involucre a los niños. Los niños disfrutan ayudando a los adultos a hacer las
compras en el supermercado, seleccionar sus almuerzos y preparar la cena.
También es una buena oportunidad para enseñarles sobre los valores nutricionales
de los diferentes alimentos y (para niños mayores) cómo leer las etiquetas de
los alimentos.
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Reemplace la comida chatarra y calórica por alimentos saludables. Ofrézcale a
sus hijos muchas frutas, verduras, cereales y bebidas saludables (agua, leche,
jugo de fruta).
Deje estos alimentos en lugares de fácil acceso, para que los
niños se acostumbren a comer estos bocadillos saludables, en lugar de comidas
calóricas no nutritivas, como gaseosas, papas fritas o galletitas.
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Limite el tamaño de las porciones. No le insista a su hijo para que termine todo
el plato, y nunca utilice los alimentos como premios o sobornos.
¿Cómo puedo hacer que mi hijo coma una mayor variedad de alimentos?
Los niños que son muy selectivos con la comida, están pasando por una etapa
normal del desarrollo, ejerciendo un control sobre su entorno y expresando su
preocupación y desconfianza por lo desconocido.
Muchos niños también prefieren
un "plato separado para cada comida", para que cada tipo de alimento no se toque
con los otros.
Así como se necesitan numerosas repeticiones de una publicidad
para convencer a un consumidor adulto de que adquiera un producto, se necesitan
entre 8 y 10 repeticiones de un alimento nuevo para que el niño lo acepte
abiertamente.
En lugar de simplemente insistir para que su hijo coma un alimento nuevo,
intente lo siguiente:
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No le ofrezca probar nuevos alimentos a su hijo a menos que tenga hambre y esté
descansado.
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Ofrézcale de a un sólo alimento nuevo por vez.
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Haga que sea una experiencia divertida: presente la comida como un juego. O
corte los alimentos en formas inusuales.
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Sirva los alimentos nuevos junto con las comidas favoritas de su hijo, para
aumentar la aceptación.
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Coma usted también el nuevo alimento; a los niños les encanta imitar.
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Haga que su hijo le ayude a preparar la comida. Los niños suelen mostrarse más
dispuestos a probar algo cuando ayudaron a prepararlo.
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Limite las bebidas. Los niños suelen llenarse con líquido cuando no les atrae
demasiado la comida.
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Limite los aperitivos.
Convencer a los niños para que coman más frutas y verduras
Hacer de la hora de comer un momento divertido puede contribuir a generar una
alimentación más sana para sus hijos. He aquí algunas maneras creativas y
divertidas para incorporar más frutas y verduras a la dieta de su hijo:
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Arme una cara sonriente con trozos de frutas: rodajas de banana para los ojos,
pasas de uva para la nariz, y una rodaja de manzana o durazno para la boca.
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Cree un collage de alimentos. Utilice brócoli para los árboles, zanahorias y
apio para las flores, coliflor para las nubes y una calabaza como sol.
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Haga brochetas de frutas congeladas para sus hijos usando pedazos de ananá,
bananas, uvas y frutillas.
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Vaya a comprar alimentos con sus hijos. Muéstreles todas las diferentes frutas y
verduras que hay, y permítales que escojan otras nuevas para probar.
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Ofrézcales batidos y licuados frutales como una opción para un desayuno (o
merienda) rápido y saludable.
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Agréguele verduras y frutas a las comidas horneadas – prepare panqueques de
arándanos, pan de calabaza o muffins de zanahoria.
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Agréguele más verduras a las sopas, guisos y salsas; incorpore verduras ralladas
o trozadas para estas mezclas.
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Deje muchas frutas y verduras lavadas al alcance de sus hijos, para que las
coman como aperitivos.
Corte trocitos de manzanas, peras, bananas, uvas, higos,
zanahorias y apio, que son fáciles de comer. Agregue yogur o pasta de sésamo
para obtener proteínas extra.
LÍMITE EL AZÚCAR Y LA SAL
Uno de los principales desafíos de los padres es limitar la cantidad de azúcar y
de sal en la dieta de sus hijos.
La Asociación Cardíaca de Estados Unidos recomienda limitar el consumo de azúcar
para los niños a 3 cucharaditas (12 gramos) por día.
Reducir el consumo de
golosinas y galletitas es sólo parte de la solución. Otros alimentos, como el
pan, las sopas y verduras enlatadas, las comidas congeladas, la salsa de tomate,
y las comidas rápidas también pueden contener grandes cantidades de azúcar.
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No prohíba los dulces por completo. Excluir los dulces por completo es una
invitación para que los niños coman en exceso cuando tengan la oportunidad.
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Modifique sus recetas. Muchas recetas pueden saber igual de bien con menos
azúcar.
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Evite las bebidas azucaradas. Una lata de 1/2 litro de gaseosa contiene cerca de
10 cucharadas de azúcar, más del triple del límite diario recomendado para los
niños. Trate de reemplazarlas con un poco de jugo de fruta, agua o soda.
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Reduzca el consumo de alimentos procesados, como el pan blanco y las tortas, que
aumentan el nivel de azúcar en sangre, y pueden dejar a los niños cansados y con
menos energía.
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Prepare sus propios helados y alimentos congelados. Congele jugo de fruta en una
cubetera con cucharitas de plástico, para usar como manijas.
O pruebe congelando
uvas, frutillas, trozos de banana o rodajas de durazno; después, puede cubrirlo
con un poco de salsa de chocolate o crema batida.
Una cucharada de sal contiene alrededor de 2.300 mg. de sodio. Estas son algunas
pautas para la ingesta máxima de sal para niños:
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Evite las comidas procesadas, envasadas, la comida rápida y la comida de los
restaurantes. Los alimentos procesados, como las sopas enlatadas o los alimentos
congelados, contienen sodio oculto que supera ampliamente el límite recomendado.
Muchos platos de comida rápida también están cargados de sodio.
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Compre verduras frescas o congeladas, en lugar de vegetales en conserva.
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Reduzca el consumo de alimentos salados como papas fritas, frutas secas y
galletitas saladas.
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Elija productos con poca sal o bajos en sodio.
Evite los alimentos que alteran el estado de ánimo
Ciertos alimentos y bebidas pueden hacer que los niños y adolescentes se vuelvan
más propensos a sufrir alteraciones en su estado de ánimo, como depresión y
ansiedad.
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Un estudio reciente demostró que las personas que bebían cuatro o más vasos de
gaseosa o de jugos de fruta artificiales por día (incluyendo sus versiones
dietéticas) presentan un riesgo mucho mayor de sufrir depresiones.
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Las cantidades excesivas de cafeína de las gaseosas, las bebidas energéticas o
las bebidas con café pueden provocar ansiedad en los niños y adolescentes, y
también pueden agravar los sentimientos de depresión una vez que la cafeína
desaparece.
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Una dieta rica en alimentos procesados, como comidas fritas, postres, golosinas,
harinas o cereales refinados y carnes procesadas, puede aumentar el riesgo de
que un niño o adolescente sufra ansiedad y depresión.