Síndrome metabólico o síndrome X
“¡He aumentado tres kilos en el año!” “No importa cuánto ejercicio haga, no consigo perder peso.” “El doctor debe pensar que me encierro en el armario a comer pizza”.
Posiblemente hayas escuchado frases como esta cientos de veces. Posiblemente las hayas dicho tú. Lo cierto es que con tanto sobrepeso dando vueltas, estos lamentos pueden escucharse en cualquier parte. Y la frustración para quienes, hagan lo que hagan, no consiguen llevar la aguja de la balanza para la izquierda es cada vez mayor.
Una de las causas por la que las personas se ven obligadas a comprar pantalones más grandes es una enfermedad que se llama Síndrome X, también conocida bajo el nombre de Síndrome Metabólico o Síndrome Metabólico X.
Ésta es una enfermedad cada vez más común, y los especialistas ya la señalan como la gran epidemia del nuevo siglo. De hecho, se ha convertido en el tema central de todos los congresos de cardiología del mundo. ¿Por qué? Por que una de cada tres personas la padece y porque las predicciones a futuro son alarmantes.
Síndrome metabólico y diabetes
Este síndrome es un precursor para el desarrollo de la diabetes tipo II. Quienes la padecen tienen altos niveles de insulina. Sus cuerpos son incapaces de procesar toda la insulina que se está produciendo y, como resultado, se vuelven insulinoresistentes.
Piénsalo así: llamas a la puerta de alguien porque deseas entrar. Si no te contestan, ¿qué ocurre normalmente? Golpeas otra vez, ¿cierto? A veces, podrías llegar a golpear hasta tres veces, intentando entrar. La insulina trabaja de la misma manera. En páncreas produce la insulina (knock).
Algunos alimentos hacen que el cuerpo produzca niveles más altos de insulina (otra vez knock). Una vez que te conviertes en insulinoresistente, desarrollas el Síndrome Metabólico, y el cuerpo es incapaz de procesar adecuadamente la glucosa. Además, el páncreas intrata compensar la situación produciendo aún más insulina.
El objetivo principal de la glucosa es ser usada como combustible por las células del cuerpo para producir energía. La glucosa sin procesar se convierte en grasa. Si el cuerpo continúa haciéndola y no es capaz de procesarla, ¿a dónde irá? A las caderas, muslos, estómago y nalgas.
Además de hipertensión y enfermedad cardiovascular, los niveles elevados de insulina están asociados con la suba de peso y con la dificultad para perder peso. Otros problemas de la sangre, como hipoglucemia y algunos desequilibrios en el ciclo menstrual, también son factibles.
La genética, en parte, es responsable de causar esta enfermedad. Y la otra gran cuota de culpa está en el estilo de vida. Grandes cantidades de almidón, comidas procesadas, azúcar, falta de ejercicio, tabaquismo y estrés son los principales cómplices del Síndrome Metabólico.
¿Y entonces? Entonces comienza a ejercitar hoy mismo. Incrementa el consumo de agua y descarta el almidón, el azúcar y las comidas procesadas de tu dieta. Suprime o limita el consumo de cafeína. Al menos, un tercio de tu alimentación diaria deben ser vegetales.
Pide a tu doctor que revise tus niveles de azúcar en sangre. Cambia la alimentación y comienza a caminar. Te sorprenderás con los kilos que dejarás en el camino. La fatiga y la pasividad comenzarán a desaparecer y, en cambio, tú te sentirás mucho mejor.
Diabesidad
Aunque son dos entidades diferentes, la diabetes y la obesidad tienen un punto en común. Ambas pueden formar algo llamado Diabesidad. Éste es un neologismo cada vez más frecuente, inventado por un médico israelí llamado Eleazar Shafrir.
Pronto fue adoptado por epidemiólogos de todo el mundo y hoy, en todos los congresos de cardiología, suele hablarse de diabesidad. La epidemia de obesidad se ha transformado en una epidemia de diabesidad, dado que la obesidad conduce a la diabetes de tipo II.
Los países del primer mundo están luchando para frenar esta situación, por que sus estadísticas a las siguientes décadas determinan que no van a poder generar los recursos necesarios para cubrir los gastos que generará esta entidad. Y en los países del tercer mundo, no se está haciendo nada.
Así, surge un interrogante, ¿qué pasará en los países sin recursos económicos para soportar la incapacidad laboral, la necesidad de insumos hospitalarios, etcétera? ¿Cómo se paliarán las consecuencias terribles de esta entidad llamada Diabesidad que parte, simplemente, de una obesidad?
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