La
obesidad es una enfermedad crónica que se define como un exceso de tejido
adiposo a nivel corporal producido por un desequilibrio entre las energías
adquiridas y las utilizadas. Este
sobrante energético es acumulado en el cuerpo en forma de grasa.
Hay
diversas causas que dan origen a la obesidad, pero es importante tener presente
que para todas ellas existe un tratamiento adecuado.
En el 50% de los casos, la
enfermedad es explicable en términos genéticos y orgánicos, mientras que en
la otra mitad de los casos el sobrepeso es atribuido a malos hábitos de vida,
(léase mala alimentación y falta de ejercicios físicos). Estos aspectos pueden ser sanados con un buen tratamiento que, en
definitiva, mejorará su salud y su calidad de vida.
Los
hábitos
El
éxito de un tratamiento eficaz contra la obesidad se basa en el cumplimiento de
dos aspectos fundamentales; un buen plan de alimentación, y un plan de
actividades físicas.
Las personas
obesas no deben esperar, con esto, una cura milagrosa y un rápido descenso de
peso. Lo que busca el profesional a
cargo del tratamiento, es un cambio de hábitos en el paciente, y esto no se
consigue de un día para el otro.
La
recuperación del obeso se conseguirá cuando éste cambie sus costumbres, así
va a lograr bajar de peso y luego mantenerse sin sentir que está haciendo un
esfuerzo para ello.
Cuando,
por recomendación de un amigo, se realizan la "dietas de moda”, tal vez
se visualicen resultados veloces, pero a expensas de una alimentación
inadecuada en cantidad y calidad de nutrientes, lo que hace imposible seguir a
largo plazo.
Ya que no hay una
educación alimenticia la persona consigue un importante descenso de peso,
vuelve a comer de manera desordenada, y recupera los kilos perdidos, creando un
círculo vicioso descenso-aumento; con consecuencias que pueden ser peores que
la misma obesidad.
Una
dieta adecuada
Cada
persona es única y diferente al resto de la población, y su cuerpo tiene
necesidades específicas. Las
dietas estandarizadas no siempre contemplan estas particularidades, Y por ello
es importante contar con la supervisión de un profesional (médico o
nutricionista) para diagnosticar el tratamiento adecuado y luego monitorear su
evolución.
No
hay que caer en la
desnutrición: en las dietas deben estar todos los grupos de
alimentos todos los días, o los reemplazos o suplementos correspondientes, para
no caer en carencias, por que cada grupo aporta nutrientes específicos que
nuestro cuerpo necesita todos los días.
Un Paciente, una realidad.
Adecuar
el tratamiento a la realidad económica, cultural, a los horarios y al estado de
salud de cada persona es fundamental.
No
se le puede dar a una dieta que requiera comer una fruta cada dos horas entre
comidas a una persona que trabaja en una línea de montaje y no puede abandonar
el puesto ni durante cinco minutos. Tampoco podemos pedirle que respete
estrictamente los horarios de las comidas a un chofer de colectivos que
posiblemente a las 9 de la noche estará en medio del recorrido.
Estas
recomendaciones son muy importantes que se tengan en cuenta, debido a que en
salud, prevenir es más fácil y conveniente que curar. De esta manera usted mismo puede prevenir complicaciones no deseadas (consecuencias de la obesidad) en el futuro.
¿Sobrepeso?
Una
fórmula para que usted mismo lo calcule.
Realizando
un simple calculo matemático usted puede calcular si está en su peso óptimo,
por encima o por debajo.
§ Debe medir su altura calculada en metros y elevarla al cuadrado. Por
ejemplo, si usted mide 1.70m. debe multiplicar 1.70 x 1.70 y anotar este
resultado.
§ Ahora debe calcular su peso en kilogramos y dividirlo por el resultado
que anotó en el paso N 1.
§ Si el resultado del paso 2 es un número menos a 20 usted está por
debajo de su peso normal, si es entre 20 y 25 significa que está en el peso óptimo.
De 25 a 30 ya se considera sobrepeso y si supera el valor 30 es un caso de
obesidad.
Cabe
aclarar que esta tabla es útil para la generalidad de los casos, pero no
considera a personas con gran masa muscular como por ejemplo fisicoculturistas,
sujetos con edemas, embarazadas u otras excepciones. Por lo tanto se recomienda
a las personas cuyos valores sean mayores a 25 consultar a un profesional.