Reconocer errores y rectificarlos, hace grande y noble a quien lo practica

Todos podemos cometer un error, pero lo que marca la diferencia es lo que hacemos después de equivocarnos...

Trabajar
constantemente en tener un progreso individual tanto en lo material como en lo
espiritual, implica poner en marcha acciones que incidan en el habito de
rectificar constantemente la dirección de nuestros actos que sabemos que son
equivocados, esto debido a la corrupción que ha penetrado el sistema de vida de
una sociedad contaminada con este grave lastre que es la corrupción.

 

Lo más
importante que se necesita para lograr el objetivo de tener un avance material y
espiritual considerable y que nos va hacer sentirnos inmensamente bien, es la
voluntad, ese gran poder que todos tenemos y que es con lo único que se podrá
impedir caer en las redes de la corrupción, que es la causa de que en el mundo
de la globalización muchos países necesiten de ese gran
poder que es la voluntad para poder

luchar contra la pobreza
extrema.

 

Desde la perspectiva del
equilibrio entre materia y espíritu, tiene que quedar claro que si el avance
individual se da únicamente a nivel económico, no a nivel espiritual, entonces
es una voluntad a medias ya que determina que la realización sea sólo económica
y no espiritual lo que hace que un estado de desarrollo integral no sea posible
por que la esfera corruptiva esté invadiendo las actitudes personales, minando
la capacidad de acciones completas, que no responden a la voluntad de acción,
que en el proceso actual frenan los fines de crecimiento espiritual y sitúan al
hombre como una variable más del desarrollo económico, y como un inestable del
desarrollo espiritual que es otra variable más del desarrollo humano.

 

La corrupción sin embargo
no deja de ser, fundamentalmente, un proceso de naturaleza política para una
gran parte de la colectividad, aparece como un fenómeno espontáneo como una
evolución natural de la política puesta al servicio del hombre pero tiene que
entenderse que la corrupción es como es, y no de otra manera y en ningún caso
por motivos de desarrollo.

 

La idea de un avance
significativo orientado hacia el desarrollo equilibrado de lo material y lo
espiritual pasa por entender la economía como complementaria, esto es, que
detrás de un determinado sistema económico siempre hay una determinada voluntad
de desarrollo espiritual: la voluntad de adquirir la riqueza y la espiritualidad
de una manera integra y no de otra.

 

En este sentido, desde un
principio se señala que es sólo con una estructura de trabajo a nivel
constante, es cuando la individualidad ofrece grandes oportunidades para el
adelanto humano, haciendo que los beneficios de ésta se distribuyan más
ampliamente al desarrollo material y espiritual.

 

Con respecto al camino
seguido por la corrupción, se necesita, en primer lugar, establecer la
prohibición de las actitudes justificantes de; la mentira, la hipocresía, el
fanatismo y la violación a los derechos humanos.

 

Asimismo, la introducción del
“principio de sometimiento” en materia de trabajo, espiritualidad e ideología
incluyendo la exigencia del “consentimiento previo” ante intervenciones
exteriores que estén supeditados a la voluntad ajena.

 

En definitiva, las
propuestas de un entorno que permita el desarrollo material y espiritual
implican poner en marcha acciones que equilibren el peso de los valores que
sustentan una calidad humana, que no debe corromperse dentro del proceso de
globalización actual, ni cambiar las prioridades del desarrollo integral que
permite hacer uso de la tecnología y la investigación.

 

No se habla sino de situar a
la voluntad humana, ese poder maravilloso, en el centro de acciones dirigidas a
situar a la economía y la espiritualidad individual, como la variable más
importante del desarrollo humano.


Si hay que crear un entorno de acción, hay que entender por avance material y
espiritual, algo más que la adquisición de dinero y satisfacción espiritual,
hablo, entonces, de un proceso que integra no sólo la economía y la
espiritualidad, sino también la cultura, la EDUCACIÓN con mayúsculas porque es
con lo que se logra mejorar, la estructura de la familia, del gobierno, de la
justicia y de la representación social participativa.


En este sentido, nos encontramos en el umbral de la corrección.

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