Uno de los problemas familiares más comunes
hoy en día es el de
los hijos mayores que se separan o no pueden afrontar un alquiler. Y vuelven a
vivir a la casa de sus padres, otra vez en la vieja habitación.
Ya sea por problemas económicos o sentimentales muchos adultos de entre 25
y 34 años todavía vive con sus padres. A estos se los llama los chicos
“boomerang”, que alguna vez se fueron a vivir solos y volvieron a la casa de
sus padres.
Esta
situación también se puede ir incrementando por la elevada desocupación, los altos costos
del estudio y la suba de los alquileres. Y las
tendencias sociales indican que esto continuará.
Un estudio indica que
el chico “boomerang” promedio tiene alrededor de 25 años, pero también los
hay de 30, o hasta 40, años. Los hijos varones
son dos veces más proclives a volver a la casa de sus padres que las mujeres.
Los chicos “boomerang” son casi siempre solteros, y
tratan de ahorrar dinero. La duración de su estadía es de entre seis meses y dos
años.
Pero
estas cifras puede que no lo dejen tranquilo. En
el mejor de los casos, su hijo le pide primero a usted permiso para poder
mudarse por sólo tres meses mientras ahorra dinero para poder alquilar algo. En
el peor de los casos, su timbre puede sonar en el medio de la noche y encontrar a su hijo sumergido en algún problema.
Su situación
vital es un factor importante para predecir cómo lo afectará. Si viene su hijo a casa cuando usted está por
jubilarse, tendrá que pasar por su propia transición mientras su hijo pasa la
suya.
Si usted ya se retiró pensará: ¿Ahora no es cuando ellos me tienen que
sostener a mí? Si su hijo busca ayuda financiera, usted verá si puede dársela,
pero tendrá que medir los celos y resentimientos de sus otros hijos adultos si
usted se la brinda.
Afortunadamente la mayoría de estas situaciones son positivas. Hay mucho de
reciprocidad. Los padres gozan de ayudar a su hijo a salir adelante,
mientras esto sea temporal. De hecho, los padres consiguen mucho más de lo que
dan. Muchos padres necesitan a su vez de la ayuda de sus hijos, y qué mejor que
tenerlos cerca por un tiempo.
Pero también hay muchas cosas que pueden ir mal. Y
aunque la mayoría de estas situaciones no terminan en desastre, la vuelta a
casa no es siempre ideal. La actitud correcta y ciertas acciones a tomar pueden
prevenir las fricciones.
Reglas para enfrentar la situación
1.
Tómeselo
con calma: Háblele de las reglas de su casa: nada de alcohol, fiestas, y
reuniones. Pregunte si su hijo desea ser parte de la familia otra vez (como
sentarse a cenar todas las noches con ustedes, etc.) o si planea una vida
completamente independiente. Decida con qué usted puede convivir… y lo que
sea inaceptable (por ejemplo, que su hijo coma de su comida y nunca aporte para
ésta). Usted tendrá que tomar la iniciativa de comenzar este diálogo.
2.
Recuerde
que no es más un niño: Si usted quiere de verdad que su hijo sea un adulto
trátelo como tal. No como un niño incompetente. Si él lava el auto, corta el
césped o hace tareas en el hogar, ¿usted lo puede criticar si lo hace mal como
si tuviera 12 años?
Si ella sale de noche ¿usted le preguntará a qué hora
piensa volver?
Si usted quiere que sus hijos tengan la suficiente
independencia, entonces pregúntese por qué lo hace. Muchos padres quieren
seguir teniendo el control de todo. Por eso, déjelos que hagan su vida.
3.
Haga
que pague el alquiler: Si no puede afrontarlo, pídale que colabore con el
mantenimiento de la casa, la comida, o haciendo alguna tarea importante. Si no
asume ningún deber de importancia, todavía estará en el papel de niño dependiente.
4.
Manténgalo
controlado: El hijo “boomerang” debe demostrarle progreso hacia la meta de la independencia. Usted puede ayudarlos
a que tenga un plan para poder salir de esa situación.
Si malgasta el dinero
en vez de ahorrarlo usted puede guardárselo para que se mantenga seguro y
consiga ahorrar para poder pagar un alquiler y mudarse.
5.
Pónganse
de acuerdo: La mayoría de los chicos “boomerang” tienen relaciones más cercanas
con la madre. La relación con el padre es un factor, pero la madre tiene que
estar de acuerdo con esas decisiones, sino la cosa no funcionará.
6.
No
ignore lo obvio: Si su hijo tiene problemas, ocúpese de él enseguida.
Cualquier ayuda que usted brinde -incluso darle una cama para que se quede en
su casa- debe estar condicionada a que comience a resolver esos problemas. Si usted
se siente incapacitado para ayudarlo consiga ayuda profesional.
7. Marque el calendario: Cerciórese de que su hijo
entienda que su vuelta es temporal. Convenga una fecha para ayudarlo a mudarse nuevamente.
Y sea cuidadoso al decir “la puerta está siempre abierta”.
Es muy difícil que
los hijos que volvieron vuelvan a caer en lo mismo después de mudarse
nuevamente. Pero puede que, si saben que siempre son bien recibidos, lo hagan nuevamente. Y
ambos lados se decepcionarán.
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