Presión externa
Existe
una gran presión desde el medio en que nos movemos, que fuerza de alguna manera
a que nuestras actividades no tengan fin, y lo mismo ocurre con nuestros hijos.
Básicamente, lo que queremos decir es que cada vez es más común que ciertas
actividades que históricamente gozaban de vacaciones durante todo el verano
ahora no lo tengan.
La
escuelita deportiva ahora se esta convirtiendo más y más en una actividad anual
y perder clases significa retrasarse. No sólo eso, sino que el propio niño no
deja pasar la oportunidad de seguir con este tipo de actividades. Más allá de
que luego se canse o deje de sentir interés, su primera reacción siempre es
seguir con las actividades, especialmente si sus amigos también van a seguir
realizándolas.
Entonces, la presión para que siga se hace casi insostenible y generalmente el
chico termina yendo durante el verano también a los mismos lugares a los que ha
estado yendo durante todo el resto del año. Esto hace que no tenga un verdadero
momento de descanso de la catarata habitual de actividades y movimiento.
Soportar
esta presión y ser capaces de ver cuántas actividades debe y puede nuestro hijo
hacer por semana no es fácil. Como tampoco es fácil decir que no a las que
desee realizar. Pero es algo que hay que hacer.
Cuando
todo se vuelve una actividad anual, no hay lugar para descargar todas las molestias
que nos ha ocasionado durante el año el estar pendientes de un horario.
Piense
en lo que pasaría con usted si no tuviera vacaciones, y si tuviera que estar los
12 meses, en forma ininterrumpida, haciendo frente a las mismas obligaciones.
Pues bien: aunque no nos demos cuenta, lo mismo ocurrirá con su hijo.
Decir que no
Digamos
la verdad, ¿no odiamos todos estar atados a un reloj y no lo odiamos todavía
más durante las vacaciones? Entonces, poder decir que no al menos a una actividad
de verano es un buen comienzo.
No nos asustemos. No es probable que los chicos
se pierdan de desarrollarse demasiado en ese área por no concurrir a las clases
que se dicten durante el verano.
Es
más, lo más probable es que llegue a ser algo beneficioso. Cuando hablamos de
que el chico debe desarrollarse, no nos olvidemos que no debe sólo hacerlo en
el área en que está tomando clases. Su vida no debe pasar exclusivamente por las
clases de danza o piano.
Hay
mucho más desarrollo que puede conseguirse en otras áreas y que se ve aplastado
por el constante desarrollo en una dirección y por el exceso de presión que se
encuentra en esas actividades.
El
tiempo libre agrega una nueva dimensión a las posibilidades de empezar a
realizarse como persona y a lo que se pueda conseguir en el camino, nada fácil,
de convertirse en un adulto.
Para
poder convertirse en un individuo completo, con todas sus dimensiones
correctamente equilibradas y totalmente activas, el niño necesita de bastante
más que de clases organizadas o actividades “obligatorias”.