La
competencia entre hermanos siempre existió. Los psicólogos dicen que es común
que existan celos entre ellos. Es más, hasta lo consideran saludable, ya que los
ayuda a aprender a compartir y a convivir.
El problema está en el error que muchas veces cometen los padres en fomentar
estos celos de una manera perjudicial para sus hijos.
Según los especialistas, la rivalidad entre hermanos es una condición inherente
del ser humano. ¿Por qué se origina esta rivalidad? Por la lucha por el amor de
los padres. Pero esta lucha por lo general se da sanamente, salvo que los padres
compliquen el terreno.
Los padres -muchas veces sin darse cuenta- fomentan estos celos que pueden traer
consecuencias negativas en sus hijos. Por ejemplo: el chico puede terminar
siendo retraído, agresivo, con baja autoestima, egoísta y hasta falto de
ambición.
El primer
error y más significativo de todos es tener un hijo preferido y demostrarlo.
Otros errores pueden ser por ejemplo decirle a un chico que está en lugar de
otro hijo que murió antes de nacer, o permitirle a dos hermanos que peleen por
la posesión de un juguete en vez de enseñarles a compartir y ser generosos.
Un error muy común que cometen los padres es darle siempre la razón a un mismo
hijo. Cuando un chico se da cuenta de que poniéndose en el papel de víctima sale
favorecido, lo más probable es que repita siempre ese papel.
También es
perjudicial decirle a uno de sus hijos que está celoso de su hermano, porque al
repetírselo continuamente lo más probable es que lo termine asimilando.
Otros errores
comunes
· Tratar como
un bebé al hijo menor aunque ya haya crecido. Esto provocará que los hermanos
mayores sientan que su hermanito ocupa un lugar de privilegio dentro de la casa.
· Remarcar lo
positivo de un hijo y lo negativo del otro. Esto puede hacer que uno de los dos
se sienta más valorizado que el otro.
· Otro error
lo cometen los abuelos al elegir a un nieto preferido. Esto puede hacer que le
hagan mejores regalos a uno que a otro.
· Intentar
incentivar a sus hijos mostrándole lo que hizo su hermano. Esto hace que el
chico deje de hacer algo al no sentirse tan competente como su hermano.
· Cuando los
padres le asignan a sus hijos una característica propia. Por ejemplo decirle a
uno de sus hijos “a vos te gusta lo mismo que a mí”, por lo que su hermano se
sentirá desvalorizado al no entrar en ese círculo que forman su padre y su
hermano.
¿Cómo atenuar
el síndrome del destronado?
Así lo llaman
los psicólogos a lo que sienten los niños al saber que van a tener un hermano.
No importa la edad que tengan, pueden tener 2 u 11 años, igual van a sentir lo
mismo.
A continuación le brindamos algunos consejos para atenuar este síndrome:
· Preparar al
chico diciéndole que se lo va a querer igual y que no perderá ningún privilegio.
· Leerle
historias que traten sobre la llegada de un hermanito y resaltarle lo bueno de
esto.
· Trabajar
sobre el control de las emociones. Jugar a poner cara de enojado, cara de bronca
y cara de contento. Y pedirle que cuando nazca su hermano exprese su sensación
con una cara. Esto ayudará a decir qué le está pasando. Es preferible que se
exprese de esa manera y no pataleando o con otras actitudes agresivas.
· Mostrarle
fotos de cuando él era bebé, mostrarle cuándo la madre estaba embarazada de él.
Esto ayuda a mostrarle que él tuvo la misma atención antes de nacer que la que
ahora ocupa su hermano.
· No hacer
grandes cambios, como por ejemplo cambiarlo de cuarto.
Para cuando
haya nacido su hermano se recomienda:
· Respetar
las mismas rutinas que tenían y seguir llevándolo adonde siempre se lo llevaba.
Que no sienta que su hermano le está quitando tiempo y lugar.
· Aumentar la
demostración de afecto. Valorar todo lo que haga.
· Buscarse
espacios para quedar a solas con él.
· Fomentar la
buena relación con su hermano. Darle un lugar importante, por ejemplo decirle
que él es el encargado de cuidar a su hermano menor o de enseñarle algo.