Cómo hacer que los niños coman de todo

¿Es correcto obligar a los más pequeños a que coman de todo? ¿Cómo ir introduciendo las comidas que menos les gustan para que no se disparen el rechazo y el mal comportamiento en la mesa?

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Darle de
comer a un niño
no es una tarea sencilla sobre todo si no se ha tenido una
cultura alimenticia apropiada desde el día del nacimiento.

“Ante la negativa de un
bebé a comer un puré de verduras o un poco de pescado, los padres, cansados y
con los nervios destrozados prefieren ofrecer un plato que saben que no fallará.

El descanso momentáneo y
la tranquilidad será pasajera ya que cuanta más displicencia se tenga con el
hijo, peores serán las rabietas cuando los padres manifiesten un poco de
resistencia
”,
comenta la nutricionista española María Presentación Gómez.

No es bueno obligarlos a
comer. “Si un niño se niega a probar o a seguir comiendo un alimento no hay
que insistir, pero lo que no se puede hacer es ofrecer a cambio una comida más
sabrosa porque es la peor de las soluciones.

Los niños son muy astutos
y saben cómo manipular a sus padres. Hay que mantener la fortaleza y no dejarse
vencer por estos caprichos tan habituales de los más pequeños.

Un niño puede negarse a
comer y no pasa nada con que no se termine la verdura, el pescado o la sopa. Lo
que hay que decirle es que esa es la comida que hay y no hay nada distinto a
eso, así que cuando tenga hambre, lo tendrá que comer
”,
aconseja la especialista.

Otro de los problemas que
surgen es que los padres detectan cuáles son los alimentos problemáticos y los
evitan. “Es otro de los errores que se suelen cometer.

La madre, al ir al
supermercado tiende a evitar las espinacas, el pescado, el agua y se inclina por
las gaseosas, la pizza, los embutidos y las pastas.

El rechazo hacia ciertos
alimentos es una técnica inducida. Si un adulto incorpora los alimentos con
total naturalidad a su nevera o despensa, no debería existir el conflicto. Es un
alimento más para consumir
”,
destaca la experta.

Debería existir una
motivación para que el niño pruebe los alimentos, pero por su propia iniciativa.
“Cuanto más obligue un padre a su hijo a comer determinado producto, más
resistencia existirá.

¿En qué termina todo?, el
niño llorando, vomitando, los padres nerviosos y el momento de la comida que
debería ser de tranquilidad y de reunión se convierte en un verdadero espanto.

La manera de estimular al
hijo, ya cuando tiene cinco o seis años es integrándolo al ámbito de la cocina.
Hay que pedirle ayuda para cocinar, para elaborar platos creativos con alimentos
que para él resultan desagradables.

De a poco hay que ir
amigándolo con esos productos que el niño considera malos o feos. Mientras se
cocina, se puede poner música y cuando el pequeño ya esté involucrado y de buen
humor se le puede ofrecer un trocito de zanahoria, un bocadito de espinaca, un
trozo de pescado para que pruebe.

Todo de modo natural, como
si fuera un juego. Luego, a la hora de comer, nada mejor que degustar una comida
que ha hecho el propio niño”,

recomienda la nutricionista.

Otra alternativa que da
muy buenos resultados es incorporar los alimentos complicados en raciones muy
pequeñas.

“No tiene sentido
presentarle a un niño de cinco años un abundante plato de acelgas, pero si se le
da una hamburguesa con una medida de una cucharada de esa verdura que acompaña
la carne, seguramente el pequeño se queje un poco, pero termine por comerla. De
a poco se podrá ir aumentando la medida, pero siempre sin abusar
”,
aconseja la profesional.

Es importante que los
niños estén con hambre a la hora de comer. “No sirve de nada llenarse el
estómago con dulces una hora antes de la comida porque no solamente no comerá
verduras sino tampoco su plato preferido.

Hay que mantener una
consciencia alimenticia y respetar una rutina
”,
finaliza diciendo la nutricionista.