Posiblemente, pocas cosas incentiven tanto a un adolescente como la
posibilidad de comenzar a manejar el auto de la familia.
Poco importa para ellos los problemas que acarrea el manejo, como sortear
el tráfico diario, esquivar o eludir automovilistas irracionales, acordarse de
llevar las credenciales del auto, o conseguir un lugar para estacionar, puesto
que la posibilidad de ser ellos mismos quienes conduzcan el vehículo, les
provoca una gran dosis de expectativa y ansiedad, que seguramente olvidaran los
contratiempos asociados a esta práctica.
Sin embargo, es responsabilidad de los padres calmar esta ansiedad, pues la
responsabilidad de manejar un auto es un proceso que debe ser llevado con calma
y maduración, y en el que se debe dejar en claro al chico que el auto de la
familia no es un juguete más, puesto que muy por el contrario podría convertirse
en un arma mortal.
Debajo, le ofrecemos algunas sugerencias para enseñarle a su hijo adolescente
cómo conducir su auto, sin hacer de este aprendizaje un bollo en la chapa de un
auto ni un proceso frustrante.
Poniendo primera…
La primera lección, será eliminar cualquier posible peligro potencial que pueda
atravesar su hijo. Advierta claramente a su hijos sobre los peligros de conducir
sin cinturón de seguridad, luego de haber bebido, violando semáforos o
sobrepasando los límites de velocidad.
Explíqueles que nunca debe hacer caso de lo que dicen sus amigos si piensa que
eso podría crearles peligros, y que más vale la vida y la integridad física que
cualquier fanfarroneo. Luego, será el momento de poner primera…
Tiempo atrás, no era difícil encontrar
calles sin tráfico ni embotellamientos, pero hoy en día, nunca se puede estar
demasiado seguro de que no habrá otro coche en el mismo área que se eligió para
impartir las lecciones de manejo.
Advierta a sus hijos sobre esta posibilidad, antes de comenzar cualquier
lección, y esté usted también atento de cualquier otro peligro. Tenga en cuenta
que a nadie le agrada pasar cerca de los novatos y nerviosos conductores
principiantes, y es posible que otro automovilistas se impacienten y tensen más
a su hijo, por lo que la clave estará en dirigirse a lugares poco concurridos,
los pocos que queden, y anticiparse a cualquier problema.
Intente mantenerse en calma cuando no esté detrás del volante. Los
adolescentes pueden ser irracionales u ocasionalmente inmaduros, pero ellos
están completamente enterados de lo que puede suceder si un auto choca a más de
80 Km/h.
El nivel de ansiedad por conducir el auto, puede hacerles perder sus límites,
por lo que usted, lejos de tensionarlos, debe intentar recrear una atmósfera de
apoyo. Comience dando sus lecciones tan precisas como le sea posible, diciendo
por ejemplo, que se dirijan a una parada y regresen al estacionamiento, en vez
de que "salgan a dar unas vueltas alrededor de los bulevares".
En el instante en que sienta que, por los errores de su hijo, usted a perdido su
control, debe pedirle al chico que pare el coche y lo estacione. Tómese ese
tiempo para calmarse y evaluar su conducta a seguir, y pida disculpas si
reaccionó violentamente.
Evite buscar un culpable o cargar todas las responsabilidades a su hijo.
Recuerde que el no domina el auto como quisiera. Tenga en cuenta que los gritos
de “¡Alto, viene un auto!” sólo deben ser utilizados en situaciones extremas, ya
que los mismos atemorizan mucho al adolescente, y pueden dificultarle aún más el
dominio del auto. Por consiguiente, lo mejor será informar todas estas
situaciones, aparentando calma y aplomo.
Intente exponer a su hijo estudiante todas las lecciones de conducción que le
sean posibles. No limite sus tiempos de práctica a los días claros en las calles
vacías. Lleve a su hijo también a las avenidas, para demostrarle como manejarse
en esos lugares. Encuentre una rotonda y explíquele cómo entrar y salir.
Conducir en carreteras ayudará a su hijo a aprender a entrar y salir del
tráfico, en medio de la velocidad. Siempre será mejor que aprendan todo esto
junto a usted que solos. Sin embargo, esté atento al nivel y seguridad
individual de su hijo, antes de agregar otros desafíos.
Nunca piense que un conductor adolescente está listo para salir a cualquier
lugar sin primero tener una o dos prácticas previas. Puede pensar que le está
haciendo un favor al incitarlos a salir solos “al ruedo”, pero podría,
realmente, causarles más ansiedad.
Compruebe la seguridad y avance de su hijo en las prácticas de manejo, y
ofrézcale todas las prácticas que necesite hasta que el mismo se sienta
realmente seguro. No salte del capítulo 3 al capítulo 15 en solo una semana.
Una alternativa: las escuelas de manejo
Hoy en día, existen muchas escuelas de manejo donde se imparten clases de
conducción, lo cual podría ayudar a facilitar el proceso tanto de conocimiento
práctico (mediante simuladores de manejo, lo que hace muy seguro el aprendizaje)
como teórico del manejo, por parte del adolescente.
En estos centros, se hace especial hincapié en la seguridad al manejar, lo cual
puede facilitar la tarea del padre en concienciar a su hijo sobre las
responsabilidades que implica estar al volante de un auto.
Pero incluso el mejor entrenamiento exterior deber ser complementado en la
propia casa, ya que los futuros conductores adolescentes necesitar recibir
consejos prácticos de parte de alguien con experiencia y sinceridad, como el
propio padre.
Si bien algún padre puede temer que, llamando a su hijo para hacer prácticas de
manejo, puede estar incentivando aún más sus ganas de conducir el vehículo, la
realidad es que nada es tan determinante como el consejo de un padre, y que los
chicos no confiarán más en nadie que en sus propios padres para pedir consejos y
ayudas, por lo que se les estarán impartiendo importantes lecciones que puedan
ser decisivas para su futura seguridad.
Recuerde siempre que usted estará complementando la educación recibida por su
hijo en las clases de manejo, por lo que no debe intentar modificar sus
aprendizajes. Los conductores principiantes necesitan efectuar una constante
rutina de manejo, por lo que si usted no está de acuerdo con la manera en que su
hijo ha aprendido algunas prácticas de conducción, en la escuela, debería saber
como complementar las mismas, pero no reemplazarlas.
En vez de desestimar la forma en que su hijo saca el auto en primera, podría
ofrecer un pequeño consejo, de forma diplomática, diciéndole, por ejemplo, que
aunque su profesor le haya recomendado ir bajando el acelerador y subiendo el
embrague de forma simultanea, usted prefiere apretar el acelerador y luego
soltar lentamente el embrague, pero qué en definitiva debe ser el quien elija
que es lo que le queda más cómodo.
Muchas de las diferencias que pueda llegar a tener con la escuela de instrucción
probablemente sean de menor importancia, por lo que debe permitir a su hijo
descubrir que es lo más útil y cómodo para sí mismo. Posiblemente, elijan seguir
los consejos de su instructor, ya que es allí donde han practicado más, pero
luego modifiquen su forma de manejar.
En la instancia de evaluación
Esté preparado para guiar a su hijo completamente en el proceso de obtención de
la licencia. Elógielo primero por aprobar el examen escrito, y asegúrese de que
la prueba práctica sea tan justa como sea posible. Llévelos a dar una vuelta de
prueba alrededor del área donde la misma se tomará.
Conteste a cualquier pregunta de último minuto u ofrezca cualquier consejo final
que crea necesario. Incentíveles la actitud de conducir a partir del minuto que
entran en el coche con el oficial de prueba, hasta el momento en el que salen
del curso. Este cerca de su hijo durante la prueba completa, y vigile el test
tanto como pueda.
Si su hijo falla en la prueba de conducción, deseará saber las razones
específicas de ese traspié. Por lo tanto, compare las notas del oficial con sus
propias observaciones, e inmediatamente prepare a su hijo para la nueva prueba,
antes de que él mismo comience a frustrarse.
Si su hijo pasa de hecho la prueba de conducción, felicítelo con todas sus
ganas, pero adviértale que todavía no es un conductor preparado, y que su
práctica aún debe continuar.
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