En los actuales tiempos de crisis económicas, son
muchas las personas de mediana edad pertenecientes a la generación “sándwich”,
es decir aquellas que deben hacerse cargo de sus hijos veinteañeros desocupados
y de sus padres adultos mayores, que cobran una magra o nula jubilación.
Por supuesto, para poder sostener a semejante
cantidad de gente, estas personas deben también hacer frente a la
responsabilidad de sus empleos, aunque por mucho empeño y habilidad que allí
apliquen, muchas veces el nivel de exigencia necesario para hacerse cargo de
tantas cuestiones a la vez, los lleva a mermar su productividad.
Por consiguiente, esto no es solo una preocupación
para ellos mismos, sino también para sus empleadores, que no desean
desprenderse de trabajadores responsables, hábiles, y que conocen todos los
secretos de su oficio, pero tampoco pueden afrontar la disminución del
rendimiento que esta situación acarrea en este personal.
Una respuesta original
Por eso, muchas empresas de Europa y Estados Unidos
pusieron manos a la obra y diseñaron una alternativa que parece ser muy
efectiva: los “centros de día”, una especie de guardería destinada a personas
mayores, y que permite a los trabajadores desprenderse de la preocupación por
el cuidado de sus seres queridos.
Estos centros funcionan de 9 a 18 hs., es decir el
horario en que los empleados acuden a trabajar, y cuentan con personal
especializado que, junto con un grupo de voluntarios, se encargan de cuidar a
los padres mayores de los trabajadores, suministrándole una atención que en
muchos casos sería imposible de lograr por si solo por el trabajador.
Los profesionales que atienden estos centros
brindan cuidados médicos y diversas clase de esparcimiento, asegurándose que
los mayores puedan siempre tener a mano alguien que los asista tanto frente a
cuestiones sustanciales como secundarias, lo cual sería imposible de hacer por
el empleado, que además de tener que abandonar su puesto de trabajo, podría
llegar tarde para el requerimiento.
Según los responsables de las áreas de Recursos Humanos de estas empresas, luego
de la implementación de estos centros se pudo observar una baja en el ausentismo
relacionada con enfermedades propias de los trabajadores o de sus padres, y una
mayor productividad general, gracias a la disminución del estrés generado por la
necesaria división de responsabilidades entre el cuidado de sus padres, sus
hijos, y el trabajo.
Además, se logró reclutar a trabajadores muy capacitados que vieron en este
beneficio una importante solución para sus problemas.
Si bien la mayor parte de estos centros no brindan
una asistencia gratuita, el costo implicado es muy bajo, pues está subsidiado
por las empresas. El costo depende del tiempo y nivel de cuidado, pero en
ningún caso representa una erogación mayor para el trabajador.
No todas son rosas
De todas formas, no todos los aspectos de este
nuevo beneficio para trabajadores son positivos. Según muchos especialistas,
siempre existe el peligro latente de que estos lugares se conviertan en
“depósitos de ancianos”, en los cuales, además, si se masifica el servicio,
podría darse una mala atención médica y social.
E incluso algunos especialistas, está vez
provenientes del ámbito empresarial, han advertido que el beneficio que
representan hoy en día estos centros para la empresas, podrían disminuir
seriamente en el futuro.
Sucede que existe más de una similitud entre estos
centros y las guarderías infantiles, ya que como se puede ver en estos últimos
casos, es necesario destinar una alta y constante suma de dinero para mantener
las instalaciones, los insumos necesarios, los seguros, y pagar al personal.
Pero además, en el caso de los ámbitos destinados a
adultos, es más difícil hacer previsiones, pues los mayores pueden tener que
estar varios años estos lugares, en los cuales posiblemente vayan necesitando
una atención mayor.
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