La adopción de niños mayores

La mayoría de quienes desean adoptar un niño, piensan en un bebé. Otros, por su parte, se animan a pensar en otra situación, que tiene sus complicaciones pero también sus ventajas: la adopción de niños mayores.

Por
empezar conviene aclarar que hablar de niños mayores nos sitúa en niños a
partir de los 3 años de edad, niños que ya pasaron la primer infancia.

Encarar
una
adopción de por sí no es fácil, ya sabemos que implica superar la
frustración del hijo biológico, elaborar el duelo de la esterilidad, y
conectarse con el deseo más profundo de trascender a través del deseo de hijo.

La mayoría de las
parejas/personas que acuden a la consulta traen consigo el deseo de adoptar un
bebé… quizás para darle su propio sello a esta nueva familia, para reproducir
así el modelo de hijo biológico.

Otras
parejas/personas se animan a pensar en adoptar
niños mayores…. y aquí nos
encontramos nuevamente con peculiaridades que distinguen, una vez más, a las
familias adoptantes.

En
primer lugar aceptar estas diferencias no es discriminatorio sino que apunta a
conocer esas diferencias para poder afirmarse
en lo posible
y desde ahí valorarlo.

A
partir de esta decisión conviene conocer algunos aspectos que le son propios:

el niño viene con un bagaje de experiencias, la mayoría de ellas traumáticas,
que lo ubicarán en este nuevo entorno con temor y desconfianza.

Temor a volver
a perder sus vínculos y desconfianza por lo que recibe. ¿Por qué ha de sentir
otra cosa si es eso lo que vivió hasta el momento?

Son frecuentes los
trastornos de conducta: agresividad ó pasividad y la necesidad de poner a
prueba los vínculos para comprobar lo que tanto teme que aparezca.
Desconoce a sus padres adoptivos pero sabe cómo actúan los adultos
.

Desde los padres aparece el desconcierto ante las respuestas del niño/a
ya que suponen que al darle amor y un hogar estable todo se soluciona; se
generan tensiones y ambivalencias que llevan a pensar en renunciar a la adopción.

En ocasiones en el afán de integrarlo no toman en cuenta sus peculiaridades,
sus gustos, su historia, lo que lleva al niño/a a sentirse nuevamente no
valorado ni aceptado; sin buscarlo, así
confirman sus fantasías.

Llegado
a este punto uno se preguntará para qué este tipo de adopciones si presentan
tantas complicaciones. Sin embargo, tiene sus ventajas:

hay parejas ó personas que por sus ocupaciones laborales/profesionales
no pueden dedicarle el tiempo que requiere a la crianza de un bebé

la edad de los padres hace que quieran armar una familia en menor tiempo
y para ello adoptan hermanos

el recibir un niño/a mayor tienen cierta certeza sobre la salud física
de la criatura

Todas
las parejas/personas que deciden este tipo de adopción necesitan una preparación
previa para poder encararla de manera realista .

Tienen
que tener algún conocimiento sobre la salud física de la criatura como así
también sobre su vida social hasta el momento (si tiene hermanos, qué tipo de
relación tiene con ellos, si conoce a sus padres biológicos, si ha cambiado de
instituciones que lo han amparado, etc.)

Desde
la perspectiva del niño/a tiene que conocer algo en relación a sus padres
adoptantes.

Los
encuentros entre ambos participantes (padres/niño/a) serán graduales para
propiciar un mutuo conocimiento y deberán contar con asesoramiento profesional
para ayudarlos a transitar esta experiencia que implica un desafío a la
tolerancia, el amor y la comprensión de cada uno de los involucrados.

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